El fallecimiento del hincha de 22 años como consecuencia del ataque de una horda de violentos en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba, que se produjo el 17 de abril de este año, aumentó la cifra de muertos a 316 en el fútbol argentino. Esta cifra, que reveló la organización argentina 'Salvemos el fútbol', pone de manifiesto que este país es donde más episodios de violencia se presentan en América Latina por la deformada rivalidad entre hinchas y por la descomposición social.
Apenas 15 días antes de lo ocurrido a Balbo, el 31 de marzo y también en Argentina, murió el entrenador de fútbol sala Fernando Pereiras, de 37 años, producto de la paliza que le dio el familiar de un jugador del equipo rival tras una pelea en la cancha que empezó entre dos de los deportistas y que luego involucró a los técnicos, familiares y amigos de ambos bandos.
Pero ocurre en toda América Latina, no es un problema exclusivo del fútbol y sociedad argentina. Al otro lado del Río de La Plata, en la pequeña ciudad uruguaya de Santa Lucía, en septiembre de 2016, un grupo de simpatizantes se reunió en la plaza central con camisetas y banderas para festejar el aniversario de Peñarol, uno de los dos equipos de fútbol más importantes del país.
Alertados de esto, varios seguidores de Nacional, el otro grande de Uruguay, viajaron hasta allí para convertir el festejo en tragedia apuñalando a tres fanáticos del equipo Mirasol y uno de ellos, Hernán Fioritto, de 21 años, falleció un mes después en un hospital. Las autoridades del fútbol uruguayo suspendieron la jornada de la liga y 12 fanáticos de Nacional fueron arrestados.
También Chile ha sufrido estos episodios, el más recordado el 3 de octubre de 2009, día en el que dos personas murieron y más de 200 fueron detenidas después de jugarse el clásico entre Colo Colo y Universidad de Chile. En Ecuador, el pasado mes de febrero, el encuentro en Guayaquil entre Barcelona y Macará fue suspendido por una gresca entre fanáticos de ambos clubes. Hubo 50 heridos.
Colombia es otro país con altos índices de violencia entre barras bravas del fútbol. En 2013, el diario 'El Tiempo' reveló que por la violencia en este deporte moría una persona cada 22 días. El último hecho de violencia en Colombia fue el 2 de abril en la ciudad de Barrancabermeja, en un partido entre Alianza Petrolera y Millonarios. Por mediar en una pelea entre hinchas de ambos equipos, Carlos Virviescas recibió una puñalada y falleció.
El 2 de julio de 1994 el defensor Andrés Escobar murió a tiros diez días después del partido en el que marcó un autogol en el Mundial de aquel año en Estados Unidos frente a la selección anfitriona. Colombia quedó eliminada al perder 2-1. Escobar fue tiroteado por hombres vinculados con el narcotráfico en el estacionamiento de una discoteca en Medellín. "Gracias por el autogol", le dijeron los homicidas antes de dispararle.
De poco han servido en América las campañas de socialización y las medidas de seguridad importadas de Gran Bretaña a raíz de su éxito en la erradicación de los 'hooligans'. La violencia campea en una sociedad en la que aún se imponen la ley del más fuerte y una cultura mafiosa.
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