Un pedido y una decisión. Mientras el presidente de Portugal solicitó "no banalizar" el ataque de los barras de Sporting de Lisboa, los jugadores del club se armaron de coraje y resolvieron jugar la final de la Copa de Portugal, el domingo contra Desportivo das Aves.
El martes, un grupo de "ultras" (barras) logró irrumpir en el predio de entrenamiento del Sporting de Lisboa y agredió al cuerpo técnico y a los jugadores, entre los que se encuentran los argentinos Marcos Acuña y Rodrigo Battaglia, dos de los 35 preseleccionados por Jorge Sampaoli para integrar la lista mundialista para Rusia 2018.
"Son comportamientos graves que no podemos banalizar o normalizar, bajo pena de permitirnos escaladas negativas para los portugueses y la sociedad en su conjunto", dijo ante la prensa Marcelo Rebelo de Sousa, el presidente portugués, en la ciudad de Leiria.
Rebelo de Sousa, quien afirmó haberse sentido "vejado" por "la imagen de Portugal en el mundo" que deja este suceso y por su gravedad, instó a reflexionar sobre un hecho violento que "no es una realidad aislada".
"Tiene un contexto, el aumento de la violencia en el deporte portugués, sobre todo en el fútbol profesional, que ya ha sido objeto de atención por parte del Gobierno y ha sido tratado incluso en el Parlamento", recordó el presidente.
Mientras el presidente de Portugal daba su visión sobre los hechos ocurridos en uno de los clubes más importantes del país, los jugadores de Sporting de Lisboa se reunieron en el Sindicato de Jugadores para tomar una decisión clave: jugar la final de la Copa de Portugal, este domingo, pese a que la prensa aseguraba que no iban a presentarse.
A través de un comunicado, publicado en la web del club, informaron que "honrarán su condición de profesionales" pese a considerar que "no tienen las condiciones psíquicas y psicológicas necesarias para reanudar su actividad de forma normal".
Argumentaron su decisión en que "la final de la Copa de Portugal es una fiesta del fútbol portugués, el espejo del deporte nacional en el cual se refiere a todos los profesionales del fútbol, el buen nombre de Portugal y la dignidad de las instituciones de fútbol", y también en "el respeto a sus colegas del Desportivo das Aves".
Igualmente, el plantel profesional y el cuerpo técnico del club remarcó que "los acontecimientos recientes son de enorme gravedad e imponen una reflexión seria, calma y racional en cuanto a sus consecuencias y eventuales medidas a tomar por cada uno de acuerdo con los términos y plazos legales".
Alrededor de medio centenar de seguidores del equipo invadieron este martes la ciudad deportiva del Sporting, situada en Alcochete (en el margen sur del río Tajo) y entraron en el vestuario con antorchas, causando numerosos destrozos y agrediendo a varios jugadores, entre ellos los argentinos Acuña y Battaglia.
La peor parte se la llevó el holandés Bas Dost, quien sufrió varios cortes en la frente y en las piernas, tal y como se aprecia en imágenes divulgadas en varios medios y redes sociales.
El suceso, que también fue repudiado en las calles, arrojó veintiún detenidos y tensó la situación del plantel, que no volvió a entrenarse por decisión del club.
El presidente que fue ultra
Bruno de Carvalho llegó a la presidencia del Sporting de Lisboa en 2013 tras un pasado como líder de los ultras del club. "Fue un acto delictivo, pero el delito forma parte del día a día", fue su inquietante declaración tras los hechos ocurridos el martes.
Hace un año, Bruno de Carvalho fue reelegido en el cargo con el 86% de los votos pese a sus decisiones atípicas. Una nota de abril en El País de España cuenta que despidió al técnico Marcos Silva, con el argumento (falso) de que no vestía el traje del club; se implicó en una pelea a escupitajos con el presidente del Arouca; anunció el embarazo de su mujer por la pantalla gigante del estadio; y prohibió a sus socios leer, oír y ver medios de comunicación que no fueran Sporting TV.
Mientras tanto, además de investigar los graves sucesos, la Fiscalía del Estado también está detrás de casos de corrupción. El martes buscó en las oficinas del club material de un posible soborno para comprar partidos ante el Vitória Guimaraes y el Feirense y encontró material suficiente para detener al Director de Fútbol del club, André Geraldes, y a su brazo derecho, Gonçalo Gonçalves, así como a dos empresarios que -al parecer- actuaron como intermediarios.
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