Por más advertido que está el club, el Granada sigue sin poner coto a un grave problema en la grada. La presencia de aficionados 'ultras' que aprovechan cualquier signo de rivalidad con el equipo contrario para desahogar sus iras violentas. El conflicto existente, de unos años a esta parte, entre los radicales rojiblancos y los del Linares vivió ayer un nuevo episodio, sin que el Granada como institución reaccione. Son siempre los mismos vándalos, están perfectamente localizados y debió preverse, o solicitarse, una mayor presencia policial, que frenara cualquier altercado.
A pesar de que el Linares había advertido de que unos 80 seguidores de su club se desplazarían al estadio Los Cármenes, lo cierto es que apenas superaron la decena los asistentes. Fueron apostados en la parte alta del sector B, y durante el primer tiempo se mantuvieron animando a los suyos, mientras desde la zona de fondo donde se colocan los hinchas del Granada más alocados, les lanzaban insultos, que eran respondidos.
En el descanso del partido, exactamente igual a como ocurrió la temporada pasada, este sector de energúmenos granadinos se acercaron al extremo de la zona donde estaban, el punto más cercano al graderío donde estaban los linarenses. Arreciaron los improperios y se empezaron a lanzar objetos. La policía presente llegó tarde al lugar, y con visible parsimonia. En la parte alta, los 'ultras' visitantes prendieron fuego a una gran pancarta que habían traído y que generó fuego reprimido a tiempo. Tras el incidente, este grupo fue desalojado del campo, momento que aprovecharon el grupo de seguidores rojiblancos que participaron en la disputa para volver a arrojar cosas contra el destacamento.
Granada y Linares jamás tuvieron una rivalidad histórica en el fútbol, pero las antipatías entre facciones radicales de ambos equipos ha generado una serie de convulsiones. En la última jornada de la Liga pasada, los autobuses de aficionados granadinos 'normales' fueron apedreados y alguno salió herido. Un problema mal combatido por los clubes.
A pesar de que el Linares había advertido de que unos 80 seguidores de su club se desplazarían al estadio Los Cármenes, lo cierto es que apenas superaron la decena los asistentes. Fueron apostados en la parte alta del sector B, y durante el primer tiempo se mantuvieron animando a los suyos, mientras desde la zona de fondo donde se colocan los hinchas del Granada más alocados, les lanzaban insultos, que eran respondidos.
En el descanso del partido, exactamente igual a como ocurrió la temporada pasada, este sector de energúmenos granadinos se acercaron al extremo de la zona donde estaban, el punto más cercano al graderío donde estaban los linarenses. Arreciaron los improperios y se empezaron a lanzar objetos. La policía presente llegó tarde al lugar, y con visible parsimonia. En la parte alta, los 'ultras' visitantes prendieron fuego a una gran pancarta que habían traído y que generó fuego reprimido a tiempo. Tras el incidente, este grupo fue desalojado del campo, momento que aprovecharon el grupo de seguidores rojiblancos que participaron en la disputa para volver a arrojar cosas contra el destacamento.
Granada y Linares jamás tuvieron una rivalidad histórica en el fútbol, pero las antipatías entre facciones radicales de ambos equipos ha generado una serie de convulsiones. En la última jornada de la Liga pasada, los autobuses de aficionados granadinos 'normales' fueron apedreados y alguno salió herido. Un problema mal combatido por los clubes.
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