El presidente del Marsella, Pape Diouf, acusa a la Policía Nacional de haber recurrido a una "violencia inaceptable" con la excusa de apaciguar a los ultras alojados anteanoche en la tribuna del Calderón. Especialmente cuando las fuerzas del orden emprendieron "una carga gratuita" para requisar la bandera en que aparecía dibujada una calavera pirata y el eslogan habitual de la hinchada visitante: Ultras 84.
La carga se inició cuando faltaba un cuarto de hora para comenzar el partido, y en la refriega volaron botellas, zapatillas, piedras... y sillas. Según fuentes del Atlético de Madrid, los ultras franceses rompieron más de un centenar de asientos de plástico, que el jueves los operarios se afanaban en reparar. "Los agentes reaccionaron con una actitud salvaje e inconcebible. No se justifica semejante comportamiento y nos llama la atención que estas cosas puedan ocurrir en una ciudad donde el fútbol es tan importante", explicaba el presidente del OM, cuyos aficionados se enfrentaron con un grupo de aproximadamente 20 antidisturbios, que se las vieron y desearon para aplacar los ánimos exaltados de los hinchas.
Le ha sorprendido a Diuof la desmesura represiva de la Policía Nacional, pero también le ha contrariado que los hinchas del Atlético "vejaran con actitudes e insultos racistas" al defensa nigeriano Taye Taiwu, que se llevó por delante a Agüero en el lance previo al 2-1. El club marsellés sostiene además que cuatro aficionados del OM resultaron heridos. No demasiados, considerando la cifra de la hinchada -1.200-, pero "en todo caso inocentes, porque no hubo provocaciones ni razones para las cargas", según explica Diouf, aunque testigos presenciales afirman que la violencia de los seguidores fue incrementándose hasta hacer recular a todo el dispositivo policial.
El caso es que, 'off the record', los directivos más soliviantados del Olympique prometen una acogida similar a los aficionados del Atlético que pretendan acudir al Velodrome con ocasión del partido de vuelta (9 de diciembre), según publica el diario 'La Provence', cuya edición digital airea la indignación de la delegación marsellesa a propósito de la hostilidad policial y reconstruye, según la versión francesa, los pormenores de la carga. Se produjo, presuntamente, sin mediaciones verbales.
Se trataba de "conquistar" la banderola de la calavera, aunque el delegado de seguridad del club, monsieur Cazadamont, justifica la resistencia inicial de los hinchas porque "es un símbolo tolerado que ha dado la vuelta a los estadios de Francia y de toda Europa". "Pero la UEFA prohíbe los símbolos en la grada", dicen desde el Atlético. "Desde que llegamos al Calderón", testimonia un ultra del OM, "nos dimos cuenta de que había en las fuerzas del orden excesivo nerviosismo. Cualquier chispa hubiera provocado una carga. Y la encontraron cuando decidieron ir a por nuestra bandera". La orden, insisten en el otro lado, partió directamente del delegado de la UEFA.
La carga se inició cuando faltaba un cuarto de hora para comenzar el partido, y en la refriega volaron botellas, zapatillas, piedras... y sillas. Según fuentes del Atlético de Madrid, los ultras franceses rompieron más de un centenar de asientos de plástico, que el jueves los operarios se afanaban en reparar. "Los agentes reaccionaron con una actitud salvaje e inconcebible. No se justifica semejante comportamiento y nos llama la atención que estas cosas puedan ocurrir en una ciudad donde el fútbol es tan importante", explicaba el presidente del OM, cuyos aficionados se enfrentaron con un grupo de aproximadamente 20 antidisturbios, que se las vieron y desearon para aplacar los ánimos exaltados de los hinchas.
Le ha sorprendido a Diuof la desmesura represiva de la Policía Nacional, pero también le ha contrariado que los hinchas del Atlético "vejaran con actitudes e insultos racistas" al defensa nigeriano Taye Taiwu, que se llevó por delante a Agüero en el lance previo al 2-1. El club marsellés sostiene además que cuatro aficionados del OM resultaron heridos. No demasiados, considerando la cifra de la hinchada -1.200-, pero "en todo caso inocentes, porque no hubo provocaciones ni razones para las cargas", según explica Diouf, aunque testigos presenciales afirman que la violencia de los seguidores fue incrementándose hasta hacer recular a todo el dispositivo policial.
El caso es que, 'off the record', los directivos más soliviantados del Olympique prometen una acogida similar a los aficionados del Atlético que pretendan acudir al Velodrome con ocasión del partido de vuelta (9 de diciembre), según publica el diario 'La Provence', cuya edición digital airea la indignación de la delegación marsellesa a propósito de la hostilidad policial y reconstruye, según la versión francesa, los pormenores de la carga. Se produjo, presuntamente, sin mediaciones verbales.
Se trataba de "conquistar" la banderola de la calavera, aunque el delegado de seguridad del club, monsieur Cazadamont, justifica la resistencia inicial de los hinchas porque "es un símbolo tolerado que ha dado la vuelta a los estadios de Francia y de toda Europa". "Pero la UEFA prohíbe los símbolos en la grada", dicen desde el Atlético. "Desde que llegamos al Calderón", testimonia un ultra del OM, "nos dimos cuenta de que había en las fuerzas del orden excesivo nerviosismo. Cualquier chispa hubiera provocado una carga. Y la encontraron cuando decidieron ir a por nuestra bandera". La orden, insisten en el otro lado, partió directamente del delegado de la UEFA.
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