Argentina y Brasil estaban entre los grandes favoritos al título del Mundial de fútbol de Sudáfrica y terminaron eliminados en cuartos de final. Un mismo fracaso que ha generado dos resacas distintas.
Mientras más de 10.000 hinchas -al grito de "Diego no se va, Diego no se va" y armados de banderas y pancartas- se dieron cita en el aeropuerto para recibir como héroes a los atónitos jugadores argentinos, sólo unos pocos cientos esperaron a Brasil.
En Río de Janeiro, incluso, hubo cierta tensión durante el desembarco del grupo y cierta hostilidad hacia Felipe Melo, convertido en el villano de la derrota ante Holanda al anotar en propia puerta el tanto de empate y, luego, ser expulsado. Así, el los internacionales eludieron a la prensa y a los hinchas.
Mientras más de 10.000 hinchas -al grito de "Diego no se va, Diego no se va" y armados de banderas y pancartas- se dieron cita en el aeropuerto para recibir como héroes a los atónitos jugadores argentinos, sólo unos pocos cientos esperaron a Brasil.
En Río de Janeiro, incluso, hubo cierta tensión durante el desembarco del grupo y cierta hostilidad hacia Felipe Melo, convertido en el villano de la derrota ante Holanda al anotar en propia puerta el tanto de empate y, luego, ser expulsado. Así, el los internacionales eludieron a la prensa y a los hinchas.
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