Si de algo puede estar satisfecho el Deportivo es de tener a su lado a una afición como la que tiene. Una hinchada que ayer volvió a dar una lección de como sentir unos colores en esto del fútbol. Donde en otros lugares solo habría cabida para la crítica, el abucheo y la desidia, los más jóvenes tiraron de redes sociales para reunirse en la plaza de Pontevedra a partir de las 13.30 horas. El objetivo, marchar todos juntos hasta Riazor para recibir al autobús del equipo y empezar a ganar el partido antes de que los jugadores se calzasen las botas. Finalmente, centenares de personas se agolparon en la céntrica plaza coruñesa, donde se escucharon los típicos cánticos de la zona de los Blues, se encendieron bengalas, se ondearon banderas, estallaron petardos... Un ambiente festivo para ir calentando motores. Ya a las 15.30 horas -hora y media antes del comienzo del encuentro- la presencia de seguidores en el estadio frente a la entrada de los jugadores era muy numerosa. Primero el Mallorca recibió la bronca de los allí presentes. Después, la llegada del Dépor desató la locura. Lo más destacable es que en esta ocasión no se produjo ningún tipo de incidente y los aficionados únicamente se preocuparon por dar ese aliento a los suyos que tanta falta les hacía para afrontar el encuentro de ayer. Un partido que empezó con una afición entregada, que había olvidado por completo el desastre del choque frente al Levante y que no le reprochó nada a los suyos. Las entradas a cinco euros ayudaron a que ayer se registrase una de las mejores entradas de la temporada, con unos 22.000 asistentes, que resistieron la horrible primera parte del Deportivo sin abuchear a los suyos y que disfrutó y mucho de la remontada en la segunda mitad. Al final, los jugadores del Deportivo agradecieron el apoyo de sus aficionados y Laure, Guardado, Lopo, Xisco y Riki regalaron sus camisetas a la grada de maratón. Lotina, que también destacó a la afición en rueda de prensa, saludó cariñosamente a la hinchada. La nota negativa en un día tan positivo fue que un joven tuvo que ser atendido y, posteriormente, evacuado por la Cruz Roja tras el primer gol del Dépor.
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