La afición del Lechia Gdansk esperaba con ganas el partido amistoso que debía enfrentarlos con el Barcelona en pretemporada. Tras el aplazamiento del partido a causa de la repentina renuncia de Tito Vilanova al banquillo azulgrana por cuestiones de salud, el Barcelona llegó a Polonia con la novedad de Neymar, aunque la sorpresa la iban a dar los aficionados polacos.
En el fondo sur del moderno PGE Arena Gdansk, una de las sedes de la pasada Eurocopa 2012, se desplegó un enorme mosaico que dio la bienvenida a los jugadores dirigidos por Jordi Roura nada más saltar al terreno de juego. En él se encontraban cuatro jugadores históricos del club bajo el lema 'Tots units fem força'.
De la plantilla actual, la afición polaca optó por Carles Puyol y Leo Messi, primer y tercer capitán de la plantilla, respectivamente. Echando la vista más atrás en el tiempo aparecían las figuras de Pep Guardiola y Johan Cruyff, considerados los impulsores del estilo de juego que ha desarrollado el club en las últimas décadas y que ha conquistado a miles de aficionados en todo el mundo.
Enfrentados con Rosell
Estos dos mitos del barcelonismo han protagonizado en los últimos meses varias declaraciones cruzadas con el actual presidente azulgrana, Sandro Rosell. Cruyff, jugador en los años setenta y entrenador a finales de los ochenta y principios de los noventa, impulsor del 'Dream Team', vio cómo se le apartaba de la presidencia de honor del club nada más llegar Rosell a la presidencia.
Guardiola entrenó al Barcelona en la época más fecunda en títulos de su historia, pero tras su marcha la relación con el club y con Sandro Rosell se ha enfriado hasta extremos inimaginables. El actual entrenador del Bayern protagonizó en las últimas semanas una agria polémica, acusando a la directiva de Rosell de haber utilizado la enfermedad de Tito Vilanova en su contra.
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