El tiempo se agota para el Real Murcia, que el jueves conocerá oficialmente si se consuma su descenso a Segunda división B por motivos económicos. Una medida que, previsiblemente, condenaría a la desaparición a este centenario club, que pensaba comenzar la temporada en la Liga Adelante. Las peñas y aficionados se han movilizado para presionar e intentar evitar la muerte de su equipo. Para este miércoles han convocado una manifestación que recorrerá las calles de la capital murciana y el jueves se espera la presencia de seguidores a las puertas de la sede de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), donde se tiene que decidir el futuro de la entidad.
Desde que el pasado viernes la LFP comunicara oficialmente que el Real Murcia no cumplía con los requisitos económico-financieros exigidos para su inscripción en la Liga Adelante, sus aficionados viven una pesadilla. La tensión va en aumento a medida que se acerca el 7 de agosto, día fijado por la LFP para anunciar si el conjunto grana es definitivamente descendido a Segunda B por sus deudas o si es salvado.
El pasado sábado ya se vivieron momentos tensos en el encuentro amistoso contra el Hércules disputado en el campo municipal Miguel Indurain, en la localidad de Ceutí. Solo cuatro componentes de la plantilla decidieron jugar un partido en el que varios aficionados irrumpieron en el césped con bengalas y portando una pancarta en defensa de su equipo. El resto de los futbolistas alegaron que su estado de ánimo no era el idóneo para disputar el amistoso, lo que provocó el enfado de un sector de la hinchada grana.
La Federación de Peñas se moviliza
Pero los aficionados van a luchar hasta el final por intentar evitar la defunción del club, fundado en 1908. La Federación de Peñas Murcianistas (Fepemur), que ha acusado aJesús Samper, presidente y dueño del club, de ser «el principal responsable» de la situación, ha llamado a la movilización a los seguidores. Los peñistas han anunciado que viajarán este martes a Madrid para entrevistarse con Samper y exigirle «responsabilidad». No es la única acción prevista. Para el miércoles, a las ocho y media de la tarde, hay convocada una manifestación de aficionados, que partirá desde el Palacio de San Esteban, sede del Gobierno regional, y llegará al Ayuntamiento.
Un día después, el jueves, una delegación de la Fepemur se desplazará nuevamente a Madrid para tratar de presionar a la comisión delegada de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que decidirá si ratifica la decisión de la propia Liga de descender al Murcia o si, por el contrario, deja sin efecto tal medida, que es lo que pretende el club con el recurso presentado. Para llevar a cabo esa presión social, las peñas fletarán autobuses para los seguidores que se desplacen a la capital de España.
El Real Murcia no es el único equipo de la Liga Adelante inmerso en graves problemas económicos. El Racing de Santander, que la pasada temporada lograba el ascenso a la categoría de plata, también conocerá este jueves si finalmente es inscrito por la LFP en esta competición.
Peor suerte corrió hace unas semanas el Orense, conjunto de Segunda B que se vio abocado a la desaparición después de ser descendido a Tercera también por problemas económicos. Un drama que se ha vivido con la misma tristeza a cientos, en Puertollano. El conjunto ciudadrealeño conseguía el pasado curso el retormo a Segunda B, categoría a la que ha tenido que renunciar por motivos económicos.
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