Los hooligans del fútbol no sólo se pelean a navajazos entre ellos: los cabecillas del grupo Ultras Sur, la hinchada filonazi del Real Madrid (agrupada bajo la marca Outlaw Madrid), se hallan enfrascados en una espiral de robos con violencia que ha terminado, de momento, con dos de ellos en la cárcel de Soto del Real y con el grupo en la mira de la Policía, que ha investigado la implicación de miembros de la banda en decenas de atracos cometidos en Madrid, aproximadamente en los últimos dos años.
El propio líder de los ultras blancos (antiguo hincha del Atlético), el llamado Niño Skin, Antonio Menéndez Mories, era identificado en marzo pasado tras el robo en la vivienda de un narcotraficante en Alcorcón, con un buen botín (al menos el declarado): 20.000 euros en metálico y 200.000 en joyas, según los atestados policiales. Junto al Niño Skin, su hermano, Enrique Menéndez Mories, y Javier Oviedo, alias Javi El Bombero (es bombero de verdad), según consta el informe policial.
El último palo de la banda tuvo lugar hace dos meses en la casa de una abogada madrileña que fue asfixiada hasta el desmayo por otros dos lugartenientes de los ultrasur, según su identificación: Óscar del Pino y Francisco Javier Antuñano, alias El Fichaje. Se llevaron 12.000 euros.
El 'Niño skin' pillando joyas robadas. E. M.
Hasta se roban entre ellos: un miembro del grupo denunció que otros le habían atracado, pistola en mano, durante la venta de un mercedes de alta gama por supuesto robado, al grito de «O me das el dinero o te quito la vida», según los atestados policiales.
No sólo se calcula su botín en decenas de miles de euros. Son extremadamente violentos y, como comenta una muy bien informada fuente de la noche madrileña, «al principio selecionaban sus objetivos, pero ahora ya están fuera de control, no discriminan». Esta misma persona no se explica cómo quedaron libres en marzo pasado, después de ser detenidos, el Niño Skin y su hermano Quique. Su peligrosidad ha amedrentado a varias de sus víctimas, que primero denuncian pero luego se amedrentan en las ruedas de reconocimiento.
Policías 'ful'
El último gran robo conocido del grupo data del 6 de octubre. Después de vigilar durante tres semanas cómo una abogada entraba y salía de su despacho -varias personas del inmueble notaron su presencia y al portero llegaron a decirle que eran «policías investigando un caso»-, dos de ellos irrumpieron en la vivienda, en el mismo edificio, utilizando placas policiales falsas.
El atraco tuvo lugar un sábado hacia las 20.30 horas, cuando Óscar del Pino y Francisco Javier Antuñano, según testigos que les reconocieron, se presentaron en la puerta del apartamento, en el centro de Madrid. Al entreabrir la puerta, lo primero que vio fue una placa de Policía, y un hombre que se presenta como tal. Al advertir algo raro, la mujer intenta cerrar la puerta... sin éxito: vuela unos metros hacia atrás y aterriza en el suelo. Al escuchar ruido, su pareja se asoma. El otro hombre entra rápido en el apartamento y se abalanza sobre él, al grito de «somos policías corruptos, si te mueves la vamos a matar».
La sensación de impunidad es tal que van a cara descubierta, aunque se ponen guantes cuando comienzan a buscar la «caja fuerte». La abogada, a la que llaman por su nombre, no tiene ninguna, pero sí unos 12.000 euros para pagar nóminas y gastos en varios sobres. Uno de los asaltantes la golpea contra los muebles de la casa en pleno forcejeo, y le aprieta el cuello de tal manera que la mujer casi pierde el conocimiento en el suelo de la cocina
Los asaltantes buscan por la casa y llegan a descubrir varias joyas de gran valor en la mesilla de noche: no las cogen. Quizás quieren evitar lo que le sucedió al Niño Skin tras su palo de diciembre de 2013: se llevó un dineral en joyas del presunto narcotraficante de Alcorcón y la Policía le pescó intentando vender parte del material, él mismo, en un vulgar compro oro.
La mujer consigue tranquilizar a los dos ultras y darles los 12.000 euros que guarda. De regalo, le quitan el reloj que lleva en la muñeca, un gucci valorado en 1.000 euros, y tiran al inodoro el móvil de su novio y el teléfono inalámbrico de la vivienda. Por si acaso, maniatan burdamente a ambos antes de irse. El asalto, preparado durante varias semanas, se ha ejecutado en apenas 15 minutos. La abogada se libera rápidamente y se va derecha a denunciar en comisaría. Días después, pese a recibir todo tipo de presiones, identifica sin dudar a Del Pino y Antuñano como los autores del atraco. Ha superado el punto en que habitualmente se rajan las víctimas de los ultras, que no reconocen por miedo.
Ramillete de antecedentes
Ambos descansan en Soto del Real estos días. Del Pino cuenta con 13 detenciones en su historial, robo con violencia, homicidio doloso, amenazas y hurto entre otras. Antuñano no le va a la zaga: siete detenciones, con homicidio doloso, tráfico de drogas y agresión sexual en el ramillete.
En diciembre del año pasado, el Niño, su hermano, el Bombero (por cierto, portero de Kontrol 34, la empresa de Madrid Arena) y otras dos personas se presentan también vestidos de policías en el hogar de un presunto narco de Alcorcón. Le dicen: «Esto es un registro, estate tranquilo y colabora». Le muestran una pistola y le golpean a él y a la limpiadora de la vivienda. Buscan y encuentran la caja fuerte, pero quieren más: «Tú eres muy listo, si no nos dices dónde están los huecos las cosas se van a poner feas».
Hallan habitáculos en las paredes. Se llevan 20.000 euros y joyas. Al principio, el hombre no le reconoce, pero al día siguiente descubre fotos de ellos en el móvil de su cuñado. Ata cabos. Su mujer había muerto tres años antes, en la propia vivienda. Los ultras se han dirigido directos a su caja fuerte. Consigue reconocer al Niño Skin, a su hermano y al Bombero. En su declaración se lee: «Y no estoy seguro de que alguno de los otros no fueran policías».
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