Dos docenas. Esa es la nómina de aficionados radicales que perviven en la órbita del Celta y que con sus últimos actos intentan volver a la palestra. Los incidentes de Vila do Conde de principios de agosto, en los que una decena de ultras fueron identificados tras lanzar bengalas y enfrentarse a aficionados lusos, y la identificación de otros tantos seguidores en Ferrol, además de la detención de cuatro más por falta de documentación el miércoles, son las últimas actuaciones de un grupo de aficionados que ha encontrado en los amistosos lejos de Vigo una vía para intentar reactivar el movimiento radical. Un camino que, sin embargo, dan por agotado desde el club vigués, que considera que con la identificación de los seguidores -se trata del mismo grupo semiorganizado en los dos incidentes- y la aplicación de la legislación se pondrá fin a cualquier intento de repunte violento.
Desde hace cinco años el Celta se ha guiado por una política de permisividad cero con los aficionados radicales que ha permitido al club alejar de Balaídos a los hinchas problemáticos. De los identificados en Ferrol únicamente tres o cuatro eran abonados, y estos serán expulsados de forma inmediata y de por vida, con la prohibición de acudir a cualquier estadio en el que jueguen los celestes.
Desde hacía días el Celta manejaba la información de un posible desplazamiento de los seguidores radicales -identificados por la policía portuguesa en el triangular de Vila do Conde- a la ciudad departamental, por lo que actuaron en consecuencia y eso facilitó que se evitase la reyerta contra los aficionados del Racing de Ferrol. En el momento de la identificación los seguidores del Celta, muy jóvenes, no portaban ningún emblema del club.
Fuentes del Celta sostienen que estos son los últimos estertores de los violentos, que intentaron ocupar el vacío radical existente en Balaídos desde hace tiempo, y tienen plena confianza en que no puedan reactivarse. Para ello pondrán en acción todas las medidas que estén a su disposición. La recogida masiva de información, la colaboración de los aficionados y la aplicación estricta de la legislación han sido hasta ahora las fórmulas de las que ha echado mano el club para alejar de Balaídos a los ultras, y las que seguirán aplicando para evitar cualquier repunte.
Más allá de la política de mano dura con la violencia que persigue el Celta, ayer el técnico del club, Eduardo Berizzo, lamentó lo sucedido en los prolegómenos del amistoso contra el Racing. «El fútbol es la excusa para otro interés. Por suerte no sucedió nada, la policía actuó con determinación. Yo me enteré hoy -por ayer- en la mañana leyendo la crónica. Desafortunadamente, hay gente que utiliza el fútbol para sus propios intereses». El entrenador se felicitó por que «las fuerzas de seguridad protejan al entorno del partido y de que la gente vaya a ver un partido como el del miércoles, que reunía a la familia gallega, y a disfrutarlo».
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