El fútbol europeo ha vuelto a Riazor, estadio del Deportivo de La Coruña, aunque no de la mano del primer equipo. El club gallego, tras una cascada de descensos en las últimas temporadas, habita este año en la Primera RFEF, la antigua Segunda B. Pese a que recibe un apoyo masivo de la afición cada fin de semana (el club tiene más abonados que ocho equipos de Primera división y es primero en la clasificación), es el conjunto juvenil la gran atracción futbolística de la ciudad estos días.
Los mirlos de Manuel Pablo, leyenda del club, disputan estas semanas las fases previas de la Youth League, la Champions de la categoría, y la ciudad se ha volcado con ellos. Ayer, 12.189 aficionados vieron en directo su goleada al Maccabi Haifa (5-1).
Todo empezó el pasado 20 de octubre. El Dépor juvenil disputaba la vuelta de la primera eliminatoria contra el Pogon Szczecin polaco. En la ida, los eslavos habían ganado con un contundente 3 a 0 y para intentar la remontada, el club gallego cedió el estadio de Riazor para la gran cita. Como un relámpago, la gente comenzó a amontonarse en las taquillas de Riazor para ver el trascendental duelo de los canteranos. El resultado fue inmejorable: 8.000 aficionados en las gradas y un 4-0 en el marcador para los coruñeses. Incluso la primera plantilla y varios expresidentes de la entidad vieron el encuentro en directo. Una fiesta que tuvo recorrido anoche, cuando los límites de aforo ascendieron hasta niveles dignos de Primera división. «Tanto el anterior partido como este, son momentos que no se van a olvidar en la vida. Lo de esta afición no tiene nombre», declaró ayer Manuel Pablo tras el choque.
Al contrario que en otros equipos, donde los descensos suelen generar dejadez y menos seguimiento, la afición del Deportivo se ha involucrado todavía más si cabe desde que los suyos bajaron a Segunda B hace dos temporadas. El caso denominado como 'Fuenlagate', donde el partido decisivo por la salvación contra el Fuenlabrada no llegó a disputarse debido a que el equipo madrileño viajó a Galicia con varios contagiados por coronavirus, desató una gran frustración en los blanquiazules. Manifestaciones y marchas fueron una constante en la ciudad pero el destino del equipo estaba en la tercera categoría del fútbol español. Ahora, el Deportivo se ha repuesto y aspira al ascenso, acompañado por una media de 15.000 aficionados cada fin de semana en Riazor. En tiempos de oscuridad, unión.
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