Para 8.500 espectadores que había en el anticuado estadio de Vallecas, las medidas de seguridad fueron excepcionales. Todavía recientes los sucesos acaecidos en Madrid con la muerte de un seguidor del Deportivo, este Rayo-Valencia fue declarado de alto riesgo. Casi 150 efectivos policiales mantuvieron en todo momento activa su presencia.
Hasta tal punto se extremaron las precauciones que los miembros de la Curva Nord que se desplazaron a Madrid llegaron tarde el partido. La policía interceptó el autobús a casi 40 kilómetros de la capital para revisar que no portaran ningún tipo de objeto capaz de enturbiar el desarrollo normal de lo que debe ser un acontecimiento deportivo. Por eso, aparecieron por la grada en el minuto 16 del encuentro y rápidamente se hicieron notar con sus cánticos.
La respuesta también fue instantánea. Los ultras rayistas, los Bukaneros, comenzaron a animar a su equipo. Precisamente, miembros de este grupo dijeron ayer por la mañana que no tenían nada que ver con los hechos que acabaron con la vida del seguidor deportivista. No hubo insultos. Lo único fueron los gritos de «¡Asesinos!», que se hicieron dirigidos a los del Frente Atlético.
A esa hora ya se habían hecho públicas las estrictas medidas que desde el CSD, la LFP y la Federación se han decidido adoptar. El Valencia, al respecto, de inmediato se hizo eco y mostró su total predisposición a que con este nuevo manual del buen comportamiento se consiga eliminar cualquier tipo de violencia.
En ese sentido, el Valencia también ha dado pasos recientemente para tratar que desde el fondo más animoso de Mestalla el comportamiento sea exquisito, lo que también ha provocado algún que otro momento de tensión hacia los dirigentes. Precisamente, se sigue buscando el autor del monedazo -el árbitro reflejó una botella sin tapón- que provocó un pequeño corte en la cabeza de Messi el domingo pasado.
Ayer, por cierto, se conocieron las consecuencias de los desmanes verbales por parte de aficionados en el último derbi disputado en el Ciutat de València. A cuatro aficionados les va a salir bastante caro el pasarse de la raya en el Levante-Valencia.
La Comisión Antiviolencia impuso una multa de 3.500 euros y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de doce meses a un aficionado que, en el exterior del estadio y en la zona de la afición contraria, participó activamente en los enfrentamientos lanzando una botella de vidrio.
Otro, seguidor levantinista, tendrá que pagar 3001 euros más la prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de seis meses porque cuando marcó el Levante se dirigió a la zona donde estaban los blanquinegros insultándoles al tiempo que les mostraba una bufanda con una leyenda insultante, lo que provocó diversos altercados así como también lanzamiento de diversos objetos.
A un aficionado valencianista le han caído 3.001 euros de sanción y prohibición de acceso a los recintos deportivos por seis meses porque dentro de Orriols insultó gravemente a los aficionados locales. La misma cantidad ha sido impuesta a un espectador que insultó a los policías cuando estos intervenían a dos aficionados con el fin de que estos ocuparan sus asientos.
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