Volcaron contenedores en el cruce entre Florida y Manuel de Castro. Un aficionado céltico fue atendido tras sufrir una agresión.
Los efectivos de la Unidad de Intervención Policial tuvieron que enfrentarse ayer por la mañana a un grupo de aficionados radicales del Sporting de Gijón en los aledaños del Estadio Municipal de Balaídos. La batalla campal se saldó con el deterioro del mobiliario urbano. Fue el problema más llamativo de la jornada.El suceso se inició una hora y media antes del encuentro y tuvo como principal escenario el cruce entre la Avenida de La Florida con las calles Manuel de Castro y Martín Echegaray. Cerca de una treintena de seguidores del Sporting de Gijón, tras un conflicto cuyo origen exacto no ha podido saberse, empezaron a cruzar contenedores en la calle, interrumpiendo el tráfico y bloqueando con ello a algunos coches particulares.Los hinchas se cubrieron la cara con bufandas o las capuchas de las prendas deportivas que vestían. Media docena de agentes se dirigieron entonces a ellos para identificarlos y fueron recibidos con una lluvia de piedras, trozos de mármol e incluso petardos, según refieren testigos presenciales. Aunque la mayoría de los aficionados todavía no habían comenzado a llegar al estadio, el conflicto se desarrolló cerca de personas que en ese momento paseaban por la calle.Los efectivos de la Unidad de Intervención Policial pidieron refuerzos y se comportaron con serenidad. El grupo de ultras se disolvió. Sus integrantes se dispersaron por las calles adyacentes para evitar ser detenidos, sin que ninguna fuente oficial haya aclarado si alguno de ellos resultó identificado.En esos minutos previos al encuentro, y según otros testigos, un hincha celeste tuvo que ser atendido en una ambulancia de la Cruz Roja tras ser agredido por un sportinguista. El hecho también se produjo en el barrio de La Florida.
Los efectivos de la Unidad de Intervención Policial tuvieron que enfrentarse ayer por la mañana a un grupo de aficionados radicales del Sporting de Gijón en los aledaños del Estadio Municipal de Balaídos. La batalla campal se saldó con el deterioro del mobiliario urbano. Fue el problema más llamativo de la jornada.El suceso se inició una hora y media antes del encuentro y tuvo como principal escenario el cruce entre la Avenida de La Florida con las calles Manuel de Castro y Martín Echegaray. Cerca de una treintena de seguidores del Sporting de Gijón, tras un conflicto cuyo origen exacto no ha podido saberse, empezaron a cruzar contenedores en la calle, interrumpiendo el tráfico y bloqueando con ello a algunos coches particulares.Los hinchas se cubrieron la cara con bufandas o las capuchas de las prendas deportivas que vestían. Media docena de agentes se dirigieron entonces a ellos para identificarlos y fueron recibidos con una lluvia de piedras, trozos de mármol e incluso petardos, según refieren testigos presenciales. Aunque la mayoría de los aficionados todavía no habían comenzado a llegar al estadio, el conflicto se desarrolló cerca de personas que en ese momento paseaban por la calle.Los efectivos de la Unidad de Intervención Policial pidieron refuerzos y se comportaron con serenidad. El grupo de ultras se disolvió. Sus integrantes se dispersaron por las calles adyacentes para evitar ser detenidos, sin que ninguna fuente oficial haya aclarado si alguno de ellos resultó identificado.En esos minutos previos al encuentro, y según otros testigos, un hincha celeste tuvo que ser atendido en una ambulancia de la Cruz Roja tras ser agredido por un sportinguista. El hecho también se produjo en el barrio de La Florida.
Dispositivo de alto riesgo
El dispositivo de seguridad montado para el encuentro, declarado de alto riesgo por la Comisión Nacional Antiviolencia como siempre que hay un contingente numeroso de viajeros, no tuvo que controlar ninguna situación de mayor peligro. La UIP dispuso en todo momento del apoyo logístico de un helicóptero que sobrevoló la zona una y otra vez en busca de posibles altercados.En tierra, los agentes prestaron especial atención a los puntos potencialmente más delicados, como el bar donde suelen congregarse los Celtarras. Esta peña tiene mala relación con los sectores radicales de la afición del Sporting, especialmente los Ultra Boys. En la visita al Molinón de hace tres temporadas ya se habían producido enfrentamientos con heridos de escasa consideración.
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