El gobierno italiano prometió "tolerancia cero" y "mano dura" tras los violentos incidentes provocados por fanáticos del Napoli, cuyo estadio San Paolo sería clausurado por tiempo indefinido.
El ministro de Interior, Roberto Maroni, sugirió además que se evalúa prohibir el viaje de hinchas a partidos visitantes, al tiempo que apuntó a "delincuentes protegidos a veces por los mismos presidentes de los clubes".
Maroni aludió al presidente del Nápoli, Aurelio De Laurentis, quien primero fue solidario con sus hinchas, aunque se retractó cuando se enteró los destrozos que habían cometido los tifosi en el tren que los llevaba de vuelta, tras el empate 1-1 con Roma.
Las medidas, que se anuncian drásticas, serán tomadas por el Observatorio Nacional sobre las Manifestaciones Deportivas, dependiente del Ministerio del Interior y creado un año atrás para controlar y reprimir la violencia, especialmente en el fútbol.
El problema tomó enseguida connotaciones políticas, sobre todo por la excarcelación decidida en la víspera por la justicia de cinco "ultras" arrestados, quienes serán juzgados en el próximo mes de octubre.
"Es un hecho gravísimo, el gobierno se muestra duro con los inmigrantes que no votan y en cambio débil con aquellos que le pueden dar su sufragio, hay una inadmisible certeza de la impunidad", declaró Walter Veltroni, principal dirigente opositor al gobierno de Silvio Berlusconi.
El presidente de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), Giancarlo Abete, advirtió que sería "injusto" que la violencia de los fanáticos castigue también a los clubes y "provoque la fuga de dirigentes que invierten en el mundo del fútbol".
Un sondeo difundido por Sky Tg24 reveló sin embargo que un 87 por ciento de los consultados apoya la eventual prohición de asistencia a partidos de visitante, como el calcio ya implementó un tiempo atrás.
Los fanáticos provocaron escenas de pánico en las estaciones de trenes de Nápoles y Roma, cuando se lanzaron al abordaje de las formaciones, saltando vallas y golpeando a guardias en su afán de subir al convoy sin pagar el pasaje.
Los hinchas de Nápoli también provocaron destrozos de mobiliario urbano en la capital del país y rotura de vidrieras, lo que sumado a los daños en las estaciones, determinaron destrozos calculados en medio millón de euros.
Cinco fanáticos (tres romanos y dos napolitanos) serán juzgados en octubre.
El ministro de Interior, Roberto Maroni, sugirió además que se evalúa prohibir el viaje de hinchas a partidos visitantes, al tiempo que apuntó a "delincuentes protegidos a veces por los mismos presidentes de los clubes".
Maroni aludió al presidente del Nápoli, Aurelio De Laurentis, quien primero fue solidario con sus hinchas, aunque se retractó cuando se enteró los destrozos que habían cometido los tifosi en el tren que los llevaba de vuelta, tras el empate 1-1 con Roma.
Las medidas, que se anuncian drásticas, serán tomadas por el Observatorio Nacional sobre las Manifestaciones Deportivas, dependiente del Ministerio del Interior y creado un año atrás para controlar y reprimir la violencia, especialmente en el fútbol.
El problema tomó enseguida connotaciones políticas, sobre todo por la excarcelación decidida en la víspera por la justicia de cinco "ultras" arrestados, quienes serán juzgados en el próximo mes de octubre.
"Es un hecho gravísimo, el gobierno se muestra duro con los inmigrantes que no votan y en cambio débil con aquellos que le pueden dar su sufragio, hay una inadmisible certeza de la impunidad", declaró Walter Veltroni, principal dirigente opositor al gobierno de Silvio Berlusconi.
El presidente de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), Giancarlo Abete, advirtió que sería "injusto" que la violencia de los fanáticos castigue también a los clubes y "provoque la fuga de dirigentes que invierten en el mundo del fútbol".
Un sondeo difundido por Sky Tg24 reveló sin embargo que un 87 por ciento de los consultados apoya la eventual prohición de asistencia a partidos de visitante, como el calcio ya implementó un tiempo atrás.
Los fanáticos provocaron escenas de pánico en las estaciones de trenes de Nápoles y Roma, cuando se lanzaron al abordaje de las formaciones, saltando vallas y golpeando a guardias en su afán de subir al convoy sin pagar el pasaje.
Los hinchas de Nápoli también provocaron destrozos de mobiliario urbano en la capital del país y rotura de vidrieras, lo que sumado a los daños en las estaciones, determinaron destrozos calculados en medio millón de euros.
Cinco fanáticos (tres romanos y dos napolitanos) serán juzgados en octubre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario