El aficionado del Olympique de Marsella Santos Mirasierra abandonó alrededor de las 19:00 horas la cárcel de Estremera, en Madrid, en la que acumulaba 70 días detenidos y debería aterrizar en Francia esta noche a bordo de un avión especialmente fletado por el Marsella.
El hincha galo, que se ha beneficiado de una puesta en libertad condicional, ha sido recibido por su familia, su abogado y el cónsul francés Martine Gambard-Trebucien después de que esta mañana se abonara la fianza de 6.000 euros que la juez le impuso el pasado martes, según pública el diario 'L'Equipe'.
Detenido por la policía tras los incidentes del pasado 1 de octubre en el estadio Vicente Calderón, Mirasierra fue condenado a tres años y medio de prisión por un delito de atentado a agentes de la autoridad con uso de instrumento peligroso y autor de una falta de lesiones por el empujón que dio a otro policía.
El hincha galo, que se ha beneficiado de una puesta en libertad condicional, ha sido recibido por su familia, su abogado y el cónsul francés Martine Gambard-Trebucien después de que esta mañana se abonara la fianza de 6.000 euros que la juez le impuso el pasado martes, según pública el diario 'L'Equipe'.
Detenido por la policía tras los incidentes del pasado 1 de octubre en el estadio Vicente Calderón, Mirasierra fue condenado a tres años y medio de prisión por un delito de atentado a agentes de la autoridad con uso de instrumento peligroso y autor de una falta de lesiones por el empujón que dio a otro policía.
Santos Mirasierra, el ultra del Marsella condenado a tres años y medio de prisión por un delito de atentado a agentes de la autoridad y una falta de lesiones por el empujón que dio a otro policía hace dos meses en el Calderón, pisó ayer la calle después de 70 días en prisión. Pasadas las 18.30, el ambiente a las puertas de la cárcel madrileña de Estremera recordaba al de los fondos del Velódromo. Alrededor de 40 violentos encendieron varias bengalas mientras le abrazaban al grito de "¡Santi, libertad!".
Los tres guardias que protegían la puerta apenas pudieron hacer nada cuando, aprovechando la confusión, los hinchas, que hablaban perfectamente español sin acento extranjero, empezaron a golpear a los periodistas. El Marsella aseguró en su página web que eran seguidores del Rayo Vallecano. Los Bukaneros no forman parte de la Federación de Peñas del club madrileño, que "rechaza su comportamiento fuera y dentro del campo".
Mirasierra vestía una camiseta azul donde se leía en francés "Libertad para los ultras". En el momento de su salida también llevaba una bufanda del Marsella alrededor del cuello. Después de dar "las gracias" a los radicales allí presentes, Santos se fue en un vehículo en dirección al aeropuerto de Barajas, mientras charlaba por teléfono con Pape Diouf, el presidente del Marsella. Además de los hinchas del Rayo le esperaban la cónsul francesa, Martine Gambard-Trebucien, su hermana mayor, Lucile Mirasierra, su cuñado Didier, sus sobrinos Adrien y Laura y su novia Sévérine.
Santos regresó a su país en el mismo vuelo fletado por el Olympique que aterrizó con sus familiares a las 12.20 en Madrid. Una hora más tarde, los Mirasierra abonaron los 6.000 euros de fianza decretados por la titular del Juzgado de lo Penal número 20 de Madrid, Caridad Hernández. La cantidad fue recaudada por los ultras del Marsella. "Si fuese condenado, seguramente cumpliría la pena en Francia por un acuerdo de reciprocidad con España", reconocía su abogado Erlantz Ibarrondo, cuando el avión con los Mirasierra ya volaba hacia Marsella.
Aparte de su filiación con los Bukaneros, los ultras del Marsella, de extrema izquierda, también mantienen lazos con los Biris del Sevilla y los Riazor Blues del Deportivo. De hecho, varios de ellos testificaron a favor de Santos en su juicio. Un seguidor del equipo de Vallecas incluso fue detenido por las pintadas que salpicaron el Vicente Calderón a finales de noviembre horas antes de la visita del PSV, y que reclamaban la libertad del cabecilla del Comando Ultras 84.
El Olympique destina cada año 25.000 de sus 35.000 abonos a sus ultras. El de Mirasierra, con 4.500 afiliados, es uno de los más poderosos. "No tenemos barra libre, pero el club confía mucho en nosotros. Diouf nos da muchas facilidades", decía Julien, un compañero de Santos, horas antes del partido con el Atlético. Los dos fondos del Velódromo encendieron bengalas y lanzaron un cohete al final del partido. Ayer le dieron a Santos el mismo recibimiento.
Mirasierra vestía una camiseta azul donde se leía en francés "Libertad para los ultras". En el momento de su salida también llevaba una bufanda del Marsella alrededor del cuello. Después de dar "las gracias" a los radicales allí presentes, Santos se fue en un vehículo en dirección al aeropuerto de Barajas, mientras charlaba por teléfono con Pape Diouf, el presidente del Marsella. Además de los hinchas del Rayo le esperaban la cónsul francesa, Martine Gambard-Trebucien, su hermana mayor, Lucile Mirasierra, su cuñado Didier, sus sobrinos Adrien y Laura y su novia Sévérine.
Santos regresó a su país en el mismo vuelo fletado por el Olympique que aterrizó con sus familiares a las 12.20 en Madrid. Una hora más tarde, los Mirasierra abonaron los 6.000 euros de fianza decretados por la titular del Juzgado de lo Penal número 20 de Madrid, Caridad Hernández. La cantidad fue recaudada por los ultras del Marsella. "Si fuese condenado, seguramente cumpliría la pena en Francia por un acuerdo de reciprocidad con España", reconocía su abogado Erlantz Ibarrondo, cuando el avión con los Mirasierra ya volaba hacia Marsella.
Aparte de su filiación con los Bukaneros, los ultras del Marsella, de extrema izquierda, también mantienen lazos con los Biris del Sevilla y los Riazor Blues del Deportivo. De hecho, varios de ellos testificaron a favor de Santos en su juicio. Un seguidor del equipo de Vallecas incluso fue detenido por las pintadas que salpicaron el Vicente Calderón a finales de noviembre horas antes de la visita del PSV, y que reclamaban la libertad del cabecilla del Comando Ultras 84.
El Olympique destina cada año 25.000 de sus 35.000 abonos a sus ultras. El de Mirasierra, con 4.500 afiliados, es uno de los más poderosos. "No tenemos barra libre, pero el club confía mucho en nosotros. Diouf nos da muchas facilidades", decía Julien, un compañero de Santos, horas antes del partido con el Atlético. Los dos fondos del Velódromo encendieron bengalas y lanzaron un cohete al final del partido. Ayer le dieron a Santos el mismo recibimiento.
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