"¡Mercenarios, más cojones!" Los gritos agrios de los ultras béticos interrumpieron ayer el entrenamiento vespertino del Betis en su ciudad deportiva. Más de veinte seguidores, a cara descubierta, entraron en las instalaciones con intención de reprochar a los jugadores los malos resultados de las últimas jornadas -el equipo está a cinco puntos de los puestos de ascenso con un partido menos-. Los radicales llegaron a lanzar una bengala al campo en el que Antonio Tapia dirigía la sesión.
Hubo reproches para todos, aunque Emaná recibió dosis extra debido a sus continuos episodios de indisciplina dentro del equipo. La situación obligó a los responsables del club a solicitar la presencia policial. Varias unidades se dieron cita en la ciudad deportiva y pidieron la documentación a varios de los aficionados que presenciaron el entrenamiento.
Mientras Juan Merino, segundo de Tapia, intentaba tranquilizar a los exaltados, el entrenador reunió a los jugadores en el centro del campo para calmar los ánimos. "Es una vergüenza para el club. Hay otras maneras de protestar. Es evidente que el equipo no está en su mejor nivel, pero nada justifica esa actitud", decía Jesús, un seguidor verdiblanco que asistió a los hechos. El argentino Mariano Pavone fue el único jugador que entró en diálogo con los ultras para pedir calma y comprometer el esfuerzo de la plantilla para lograr el gran objetivo del ascenso.
La directiva del Betis, lejos de reprochar la actitud de los radicales, mira para otro lado. "Ha sido un incidente más vistoso que grave", fue su única reacción. Al cierre de esta edición no se emitió comunicado alguno de condena ni una llamada de tranquilidad a los seguidores.
El precedente atlético
Hace dos semanas, el 25 de octubre, Quique Sánchez Flores se estrenó como técnico del Atlético en una sesión marcada por la visita de un grupo de ultras rojiblancos. El club rojiblanco dejó entrar al Frente Atlético y miembros de este estuvieron reunidos con varios jugadores. Ningún responsable del club recriminó la actitud de los radicales.
El 7 de noviembre, durante el derbi del Calderón, un objeto alcanzó a Pellegrini, entrenador del Madrid. El Comité de Competición impuso al Atlético una sanción de 150 euros. "No tiene la menor importancia", declaró ayer Enrique Cerezo, presidente rojiblanco. No se ha encontrado ni la moneda, ni la piedra, ni nada. Si la multa es de 150 euros, será por algo".
Hubo reproches para todos, aunque Emaná recibió dosis extra debido a sus continuos episodios de indisciplina dentro del equipo. La situación obligó a los responsables del club a solicitar la presencia policial. Varias unidades se dieron cita en la ciudad deportiva y pidieron la documentación a varios de los aficionados que presenciaron el entrenamiento.
Mientras Juan Merino, segundo de Tapia, intentaba tranquilizar a los exaltados, el entrenador reunió a los jugadores en el centro del campo para calmar los ánimos. "Es una vergüenza para el club. Hay otras maneras de protestar. Es evidente que el equipo no está en su mejor nivel, pero nada justifica esa actitud", decía Jesús, un seguidor verdiblanco que asistió a los hechos. El argentino Mariano Pavone fue el único jugador que entró en diálogo con los ultras para pedir calma y comprometer el esfuerzo de la plantilla para lograr el gran objetivo del ascenso.
La directiva del Betis, lejos de reprochar la actitud de los radicales, mira para otro lado. "Ha sido un incidente más vistoso que grave", fue su única reacción. Al cierre de esta edición no se emitió comunicado alguno de condena ni una llamada de tranquilidad a los seguidores.
El precedente atlético
Hace dos semanas, el 25 de octubre, Quique Sánchez Flores se estrenó como técnico del Atlético en una sesión marcada por la visita de un grupo de ultras rojiblancos. El club rojiblanco dejó entrar al Frente Atlético y miembros de este estuvieron reunidos con varios jugadores. Ningún responsable del club recriminó la actitud de los radicales.
El 7 de noviembre, durante el derbi del Calderón, un objeto alcanzó a Pellegrini, entrenador del Madrid. El Comité de Competición impuso al Atlético una sanción de 150 euros. "No tiene la menor importancia", declaró ayer Enrique Cerezo, presidente rojiblanco. No se ha encontrado ni la moneda, ni la piedra, ni nada. Si la multa es de 150 euros, será por algo".
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