Un grupo de radicales de la Ponferradina se enfrentó ayer a aficionados granates con cuerdas metálicas y, al parecer, con una navaja en las inmediaciones del estadio. Una de las cuerdas metálicas impactó en la cabeza de un aficionado pontevedrés, que tuvo que ser trasladado a un centro sanitario.
Los incidentes surgieron cuando uno de los tres autobuses que trasladaban a aficionados del Pontevedra en los que iban integrantes de las peñas Unión Granate, Força Granate y Furya Granate. Precisamente, socios de estas dos últimas agrupaciones fueron los que se enfrentaron a los radicales de la Ponferradina.
La intervención de la Policía Nacional controló la situación al trasladar el autobús a un área de servicio, donde tuvieron controlados a los aficionados más problemáticos y también a los que viajaron solo con intención de animar a su equipo en uno de los mejores partidos que se puedan disputar esta temporada en Segunda B.
Posteriormente, la policía decidió trasladar el autobús en cuestión a las afueras de la ciudad, desde donde les obligó a regresar a Pontevedra.
Las diferencias de comportamiento de unos y otros aficionados llevó a alguno de ellos a criticar a algunos de los integrantes de las dos últimas peñas. «Venimos todos juntos en un autobús para ahorrar dinero en el desplazamiento, pero desde luego no volveré en estas circunstancias ya que vengo de trabajar toda la noche para poder ver el partido en Ponferrada y me encuentro con que tengo que regresar sin poder verlo», señaló uno de los integrantes de Unión Granate.
Los incidentes surgieron cuando uno de los tres autobuses que trasladaban a aficionados del Pontevedra en los que iban integrantes de las peñas Unión Granate, Força Granate y Furya Granate. Precisamente, socios de estas dos últimas agrupaciones fueron los que se enfrentaron a los radicales de la Ponferradina.
La intervención de la Policía Nacional controló la situación al trasladar el autobús a un área de servicio, donde tuvieron controlados a los aficionados más problemáticos y también a los que viajaron solo con intención de animar a su equipo en uno de los mejores partidos que se puedan disputar esta temporada en Segunda B.
Posteriormente, la policía decidió trasladar el autobús en cuestión a las afueras de la ciudad, desde donde les obligó a regresar a Pontevedra.
Las diferencias de comportamiento de unos y otros aficionados llevó a alguno de ellos a criticar a algunos de los integrantes de las dos últimas peñas. «Venimos todos juntos en un autobús para ahorrar dinero en el desplazamiento, pero desde luego no volveré en estas circunstancias ya que vengo de trabajar toda la noche para poder ver el partido en Ponferrada y me encuentro con que tengo que regresar sin poder verlo», señaló uno de los integrantes de Unión Granate.
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