Por segundo año consecutivo la selección de Euskadi se quedará sin poder reivindicar su oficialidad a ras de césped. La reunión mantenida ayer por el Comité Ejecutivo de la Federación Vasca solamente sirvió para certificar la nueva defunción del otrora tradicional partido navideño debido al inmovilismo de los jugadores de la Real Sociedad, reacios a apostar exclusivamente a jugar bajo la denominación de Euskal Selekzioa e instando al ente federativo a comprometerse con pasos de un calibre notablemente mayor. Semejante panorama coloca a la selección vasca en una tesitura más compleja de lo que, de por sí, es su situación, ya que de cara al futuro se intuye difícil reorientar las posiciones y salir del punto muerto en que se halla.
La cancelación del encuentro se intuía ya el pasado jueves, cuando la delegación del vestuario txuriurdin no validó el encuentro previsto en Durango con el colectivo de futbolistas del Athletic y representantes de la Federación. Estas dos últimas partes ya habían alcanzado un acuerdo para tratar de ir limando aristas en la problemática.
En concreto, los jugadores rojiblancos sí aceptaron la fórmula de Euskal Selekzioa, a la vez que acordaron que la Federación convocase a futbolistas de los siete herrialdes y que se posicionara con vehemencia en favor de los avances hacia la oficialidad.
Pese a este esfuerzo, en los últimos cuatro días los miembros de la Real se han negado a retomar el contacto para intentar un giro en la negociación. De hecho, hasta la fecha se han limitado a una serie de llamadas al secretario general de la Vasca, Jon Ander Gamboa. “[Los jugadores de la Real] Se han cerrado en banda y no ha habido forma de moverles de su postura inicial”, reconocía ayer un futbolista del Athletic, apesadumbrado por la triste resolución final del asunto. Y es que todo esto les resulta insuficiente.
“No merece la pena quedarse únicamente en esto porque es un tema que desde hace tiempo está empantanado. El compromiso debe ser mayor”, señalaron desde este sector, exigiendo una serie de contraprestaciones a los dirigentes federativos que se encuentran completamente fuera de su alcance.Visto el negro horizonte que tomaba el asunto, en el otro vestuario, el del Athletic, se tanteó la opción de continuar adelante por su propia cuenta, pero esta posibilidad se descartó pronto al ser considerada como “una chapuza y contraproducente”.
“Bajo esta solución de actuar de manera unidireccional, lo único que habríamos logrado es empeorar las cosas”, esgrimieron pensando en el porvenir que le espera a la selección de Euskadi. Las federaciones territoriales de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia lo que lamentan es no haberse podido ni sentar con los jugadores de la Real Sociedad, cerrados completamente en banda al aducir que ya el año pasado el entorno se fijó más en el nombre cuando ellos ya reclamaban más aspectos, que son en los que siguen haciendo hincapié. Además de con la inquebrantable postura de los realistas, algunas voces de los citados entes territoriales están molestos con la “cierta inacción” de la Vasca en estos tiempos en los que se habla más de ver a España jugar en Euskadi.
Quien más sale perdiendo es desde luego el aficionado euskaldun, que bastante tiene con padecer el que su selección no pueda competir en eventos internacionales bajo la bandera de la oficialidad. El próximo 22 de diciembre volverá a quedarse en casa sin partido, o presenciando por televisión el que disputen Catalunya y Argentina. La suspensión supone igualmente un golpe muy duro para los clubes de las categorías inferiores, cuyos ingresos dependen en buena parte de lo que recauda la Federación en este envite navideño. Y es que la Vasca podría alcanzar a obtener cerca de 400.000 omedio millón de euros. De esa cantidad, un cuarto de millón de euros correspondía a la venta de las entradas en San Mamés, desde hace años sede oficial del choque, mientras que ETB podría pagar unos 70.000 euros por los derechos de retransmisión. Asimismo, la firma de ropa deportiva Astore financia a la Federación con unos 100.000 euros en el supuesto de que el duelo se celebre, mientras que lo contrario supone que su aportación se reduce a solamente 10.000 euros. Un duro efecto colateral.
En esta coyuntura calibrar que el partido pueda darse cuando concluya la temporada, con muchas de las selecciones preparando el Mundial, se presenta como una utopía. Y es que lo que hace un año arrancó como una diferencia de pareceres que se percibía, en principio, como salvable, se ha convertido en un laberinto cuya puerta de salida parece no tener llave maestra.
EL ANTECEDENTE Ese 13 de noviembre de 2008, en un comunicado de seis folios firmado por casi toda la plantilla del Athletic, diversos jugadores de la Real, Eibar y Alavés (así como la plantilla femenina de los conjuntos bilbainos y donostiarra, de otros equipos con jugadores vascos y profesionales retirados de renombre), se hizo alusión al “paso atrás” que suponía el cambio de nomenclatura (de Euskal Herria a Euskadi). Los firmantes aseguraban que pretendían “representar a una nación que está compuesta por siete territorios y 21.000 kilómetros cuadrados” y que eso, “hoy y ahora tiene el nombre de Euskal Herria”.
Sin embargo, este año los jugadores del Athletic sí que han entendido que Euskal Selekzioa pudiera haber sido una vía conciliadora que acercara a las distintas partes para, en fechas venideras, poder ir tejiendo posturas en común entre todos. La Real Sociedad, por contra, cuyo vestuario simpatiza de forma mayoritaria con las tesis de la izquierda abertzale y de Esait, sigue en sus trece. En verdad, a lo largo de estos doce meses tampoco han trascendido intentos de aproximación, como si se hubiese dejado correr el tiempo, sin más, con relevo de dirigentes incluido en la cúpula de la Federación, presidida ahora por Santiago Arostegi, que relevó en el cargo a Iñaki Dobaran.
Ni Irán, ni selección sudafricana, ni suramericana... Euskadi vuelve a quedarse huérfana de su selección, sin fiesta reivindicativa ni espectáculo deportivo. La pregunta ahora es: ¿hasta cuándo? Atenor de lo visto, la pelota principal se halla en el tejado de los jugadores realistas, que estarán el día 22 de diciembre descansando, soñando con su regreso a la élite. Quizás no hayan pensado en su afición.
La cancelación del encuentro se intuía ya el pasado jueves, cuando la delegación del vestuario txuriurdin no validó el encuentro previsto en Durango con el colectivo de futbolistas del Athletic y representantes de la Federación. Estas dos últimas partes ya habían alcanzado un acuerdo para tratar de ir limando aristas en la problemática.
En concreto, los jugadores rojiblancos sí aceptaron la fórmula de Euskal Selekzioa, a la vez que acordaron que la Federación convocase a futbolistas de los siete herrialdes y que se posicionara con vehemencia en favor de los avances hacia la oficialidad.
Pese a este esfuerzo, en los últimos cuatro días los miembros de la Real se han negado a retomar el contacto para intentar un giro en la negociación. De hecho, hasta la fecha se han limitado a una serie de llamadas al secretario general de la Vasca, Jon Ander Gamboa. “[Los jugadores de la Real] Se han cerrado en banda y no ha habido forma de moverles de su postura inicial”, reconocía ayer un futbolista del Athletic, apesadumbrado por la triste resolución final del asunto. Y es que todo esto les resulta insuficiente.
“No merece la pena quedarse únicamente en esto porque es un tema que desde hace tiempo está empantanado. El compromiso debe ser mayor”, señalaron desde este sector, exigiendo una serie de contraprestaciones a los dirigentes federativos que se encuentran completamente fuera de su alcance.Visto el negro horizonte que tomaba el asunto, en el otro vestuario, el del Athletic, se tanteó la opción de continuar adelante por su propia cuenta, pero esta posibilidad se descartó pronto al ser considerada como “una chapuza y contraproducente”.
“Bajo esta solución de actuar de manera unidireccional, lo único que habríamos logrado es empeorar las cosas”, esgrimieron pensando en el porvenir que le espera a la selección de Euskadi. Las federaciones territoriales de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia lo que lamentan es no haberse podido ni sentar con los jugadores de la Real Sociedad, cerrados completamente en banda al aducir que ya el año pasado el entorno se fijó más en el nombre cuando ellos ya reclamaban más aspectos, que son en los que siguen haciendo hincapié. Además de con la inquebrantable postura de los realistas, algunas voces de los citados entes territoriales están molestos con la “cierta inacción” de la Vasca en estos tiempos en los que se habla más de ver a España jugar en Euskadi.
Quien más sale perdiendo es desde luego el aficionado euskaldun, que bastante tiene con padecer el que su selección no pueda competir en eventos internacionales bajo la bandera de la oficialidad. El próximo 22 de diciembre volverá a quedarse en casa sin partido, o presenciando por televisión el que disputen Catalunya y Argentina. La suspensión supone igualmente un golpe muy duro para los clubes de las categorías inferiores, cuyos ingresos dependen en buena parte de lo que recauda la Federación en este envite navideño. Y es que la Vasca podría alcanzar a obtener cerca de 400.000 omedio millón de euros. De esa cantidad, un cuarto de millón de euros correspondía a la venta de las entradas en San Mamés, desde hace años sede oficial del choque, mientras que ETB podría pagar unos 70.000 euros por los derechos de retransmisión. Asimismo, la firma de ropa deportiva Astore financia a la Federación con unos 100.000 euros en el supuesto de que el duelo se celebre, mientras que lo contrario supone que su aportación se reduce a solamente 10.000 euros. Un duro efecto colateral.
En esta coyuntura calibrar que el partido pueda darse cuando concluya la temporada, con muchas de las selecciones preparando el Mundial, se presenta como una utopía. Y es que lo que hace un año arrancó como una diferencia de pareceres que se percibía, en principio, como salvable, se ha convertido en un laberinto cuya puerta de salida parece no tener llave maestra.
EL ANTECEDENTE Ese 13 de noviembre de 2008, en un comunicado de seis folios firmado por casi toda la plantilla del Athletic, diversos jugadores de la Real, Eibar y Alavés (así como la plantilla femenina de los conjuntos bilbainos y donostiarra, de otros equipos con jugadores vascos y profesionales retirados de renombre), se hizo alusión al “paso atrás” que suponía el cambio de nomenclatura (de Euskal Herria a Euskadi). Los firmantes aseguraban que pretendían “representar a una nación que está compuesta por siete territorios y 21.000 kilómetros cuadrados” y que eso, “hoy y ahora tiene el nombre de Euskal Herria”.
Sin embargo, este año los jugadores del Athletic sí que han entendido que Euskal Selekzioa pudiera haber sido una vía conciliadora que acercara a las distintas partes para, en fechas venideras, poder ir tejiendo posturas en común entre todos. La Real Sociedad, por contra, cuyo vestuario simpatiza de forma mayoritaria con las tesis de la izquierda abertzale y de Esait, sigue en sus trece. En verdad, a lo largo de estos doce meses tampoco han trascendido intentos de aproximación, como si se hubiese dejado correr el tiempo, sin más, con relevo de dirigentes incluido en la cúpula de la Federación, presidida ahora por Santiago Arostegi, que relevó en el cargo a Iñaki Dobaran.
Ni Irán, ni selección sudafricana, ni suramericana... Euskadi vuelve a quedarse huérfana de su selección, sin fiesta reivindicativa ni espectáculo deportivo. La pregunta ahora es: ¿hasta cuándo? Atenor de lo visto, la pelota principal se halla en el tejado de los jugadores realistas, que estarán el día 22 de diciembre descansando, soñando con su regreso a la élite. Quizás no hayan pensado en su afición.
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