Los aficionados realistas siguen dando validez a ese cántico tan clásico en los últimos años: 'Yo te sigo a todas partes, cada día te quiero más'. Los cimientos del campo de Vallecas, tan peculiar como coqueto, temblaron cuando los suplentes realistas saltaron el campo sólo unos minutos antes del inicio de partido. '¡Que sí, joder, que vamos a ascender!'. El mensaje nítido caló hasta los tuétanos de los jugadores locales y visitantes y los espectadores del lugar, alucinados con la energía de la parroquia visitante. 'Aficionados de la Real, aquí sois bienvenidos', bramó la megafonía del campo vallecano. Cerca de 700 realzales acudieron al feudo rayista para hacer notar su aliento a los jugadores txuri urdin durante todo el partido.
Los aledaños del feudo de la calle del Payaso Fofó, que destila fútbol por sus cuatro costados, se anegaron de aficionados realistas, que se guarecían de la intensa lluvia como buenamente podían por las tabernas. Las inclemencias meteorológicas y el anuncio del temporal no fueron óbice para el nuevo desplazamiento masivo de seguidores txuri urdin. La buena sintonía con la parroquia local y la buena clasificación de los de Lasarte animaron a muchos hinchas llegados de muchas partes de la península a acudir a Vallecas.
Había seguidores realistas sueltos en muchos sectores del campo, pero el grueso fue ubicado en el anillo superior de unos de los graderíos. Como siempre, el jugador más jaleado fue Agirretxe, por eso para muchos fue un disgusto verle de nuevo en el banquillo. Las peñas también se acordaron de Aitor Zabaleta, que, once años después, sigue siendo un símbolo.
El encuentro fue tan eléctrico en las gradas como en el campo. El gol de Susaeta fue un mazazo, pero no empañó el ánimo de los seguidores realistas, que se entregaron si cabe con más fuerza. Prieto neutralizó la ventaja y el turno llegó para la parroquia local, con un grito colectivo de ánimo que también debió llegar con contundencia al verde.
Las emociones fluían en las butacas con el vendaval de goles. Los 'Bukaneros' locales trataban de apretar las tuercas a los suyos y también a la presidenta de la comunidad: 'Espe, aunque la mona se vista de seda, mona se queda', rezaba una pancarta gigantesca que mostraron en su fondo. En uno de los laterales, otra expresaba una queja histórica por Vallecas: 'Unico campo con vallas, ¿hasta cuándo?'.
La afición de la Real 'la gozó' y acarició el triunfo hasta el final. El empate también supo rico, tanto que, como recompensa a la hospitalidad demostrada por la parroquia franjirroja, terminó gritando: '¡Rayo, Rayo!'. Así da gusto
Los aledaños del feudo de la calle del Payaso Fofó, que destila fútbol por sus cuatro costados, se anegaron de aficionados realistas, que se guarecían de la intensa lluvia como buenamente podían por las tabernas. Las inclemencias meteorológicas y el anuncio del temporal no fueron óbice para el nuevo desplazamiento masivo de seguidores txuri urdin. La buena sintonía con la parroquia local y la buena clasificación de los de Lasarte animaron a muchos hinchas llegados de muchas partes de la península a acudir a Vallecas.
Había seguidores realistas sueltos en muchos sectores del campo, pero el grueso fue ubicado en el anillo superior de unos de los graderíos. Como siempre, el jugador más jaleado fue Agirretxe, por eso para muchos fue un disgusto verle de nuevo en el banquillo. Las peñas también se acordaron de Aitor Zabaleta, que, once años después, sigue siendo un símbolo.
El encuentro fue tan eléctrico en las gradas como en el campo. El gol de Susaeta fue un mazazo, pero no empañó el ánimo de los seguidores realistas, que se entregaron si cabe con más fuerza. Prieto neutralizó la ventaja y el turno llegó para la parroquia local, con un grito colectivo de ánimo que también debió llegar con contundencia al verde.
Las emociones fluían en las butacas con el vendaval de goles. Los 'Bukaneros' locales trataban de apretar las tuercas a los suyos y también a la presidenta de la comunidad: 'Espe, aunque la mona se vista de seda, mona se queda', rezaba una pancarta gigantesca que mostraron en su fondo. En uno de los laterales, otra expresaba una queja histórica por Vallecas: 'Unico campo con vallas, ¿hasta cuándo?'.
La afición de la Real 'la gozó' y acarició el triunfo hasta el final. El empate también supo rico, tanto que, como recompensa a la hospitalidad demostrada por la parroquia franjirroja, terminó gritando: '¡Rayo, Rayo!'. Así da gusto
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