La Eurocopa 2012, que arranca el próximo viernes en Varsovia, supone el mayor desafío para Ucrania y Polonia en materia de seguridad desde la caída del comunismo. Recientes explosiones no reivindicadas, la presencia de miles de hinchas violentos que cruzarán las fronteras de ambos países y las diversas manifestaciones de signo racista programadas preocupan sobremanera a los organizadores. Prefieren lanzar un mensaje de tranquilidad a las 16 delegaciones de las selecciones participantes y los dos millones de turistas que como mínimo se esperan, a pesar de los desorbitados precios de los hoteles.
En menos de una semana, se descubrieron y desactivaron dos explosivos en Ucrania: el primero, el jueves, 24 de mayo, al oeste del país, y el otro el fin de semana anterior en el centro de Kiev. Además, cuatro misterosas explosiones no reivindicadas causaron a finales de abril una treintena de heridos en Dnipropetrovsk, ciudad al Este que no alberga ningún partido de la Eurocopa.
De forma oficial, la UEFA mantiene su confianza en las autoridades ucranianas. «Hemos recibido todas las garantías de que el sistema de seguridad funcionará durante la competición», aseguró a la agencia France Presse (AFP) un portavoz de la institución, Thomas Giordano. Las fuerzas del orden están «bastante bien preparadas para que la competición se desarrolle sin incidentes», señala el experto Viktor Chumak, director del Instituto de Política Pública en Kiev.
Falta de perros policía
En el interior de los estadios, dotados con centenares de cámaras de vigilancia, la seguridad corre a cargo de empresas privadas y unos 4.000 voluntarios formados para la ocasión, según comenta Markian Lubrivski, director del comité de organización local. En el exterior, se movilizarán 22.000 policías para salvaguardar el orden durante los partidos
Pero a Ucrania le faltan todavía sistemas de vigilancia y perros policía. «Los 'hooligans' podrían provocar serios problemas, con peleas de aficionados venidos de otros países y manifestaciones de xenofobia y racismo», anunció el Consejo Seguridad y Defensa Nacional. Los Gobiernos de los 16 países participantes cooperan para limitar la llegada de estos ultras, muchos de ellos en la lista negra de la UEFA y vetados para la compra de entradas.
Otras fuentes se muestran más pesimistas al tener en cuenta el nivel elevado de xenofobia y racismo en Ucrania, donde varios estudiantes nigerianos resultaron heridos por un desconocido en Járkov, una de las ciudades organizadoras, y homosexuales fueron apaleados a principios de mayo. Además, en Kiev se anuló una manifestación por los derechos de los gays por temor a incidentes.
Polonia asume el reto de la seguridad con optimismo. «No hay señales de ningún tipo de amenaza exterior durante la Eurocopa», declaró, recienteente, el presidente polaco Bronislaw Komorowski, tras una reunión del Consejo Nacional de Seguridad. Por el momento, la seguridad aérea es una de las principales inquietudes. Unos 2.300 vuelos chárters y alrededor de 13.800 aviones (récord) aterrizarán en Varsovia durante el torneo. «Estamos dispuestos a hacernos cargo de 60.000 personas por jornada, entre llegadas y salidas combinadas», señaló Andrzej Ilkow, director de la seguridad del aeropuerto Frédéric Chopin de la capital polaca.
Zonas de exclusión aérea
El ejercito ha determinado zonas de exclusión aérea sobre los hoteles y campos de entrenamiento de las selecciones. El coronel Miroslaw Banasik, a cargo del comité de crisis, ha estudiado «eventuales escenarios de riesgo, ampliamente». Desde estampidas humanas pequeñas hasta gigantes, como la de la Love Parade de Duisburgo en 2010, que costó la vida de 21 personas.
La amenaza más concreta para las autoridades viene también por el lado de los 'hooligans'. Los hinchas polacos violentos generaron problemas durante el Mundial de Alemania y también durante la Eurocopa de Austria y Suiza, aunque no hubo que lamentar víctimas. Esta vez, el miedo se acentúa. Polonia juega de local y unos 5.000 'hinchas violentos' residen allí. Desde el fin del comunismo, hace dos décadas, Europa del Este ha aumentado la cantidad de bandas extremistas, copiando quizá los modelos inglés e italiano.
Acusada durante largo tiempo de llevar una política laxa, Polonia por fin decidió actuar después de la final de la edición 2011 de la Copa Nacional, manchada por graves incidentes. Ahora, la ley autoriza a los jueces 'express' a intervenir en el mismo estadio. «Lo que más nos preocupa es el comportamiento de los hinchas en los lugares públicos, principalmente en las 'fans zones'», estima el oficial del ministerio del Interior, Jacek Zalewski. Estas últimas semanas, decenas de personas fueron detenidas, acusadas de haber participado de «ustawki», citas entre 'hooligans' de clubes rivales que han provocado varias muertes en los últimos años.
Miles de policías polacos se verán verán apoyados por colegas de 21 países extranjeros para manejar situaciones de alto riesgo. Para tener mejores controles, Polonia volverá a hacerse cargo de los controles de sus fronteras, suprimidos con sus vecinos alemanes, checos, eslovacos y lituanos, tras su ingreso en la Unión Europea.
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