Javier Tebas, presidente de La Liga ha recibido la Medalla al Mérito Policial otorgada por el Ministerio del Interior por medio del Cuerpo Nacional de Policía. Una muestra más de que en nuestro país se hace la política más rancia y retrógrada con el deporte.
Tebas es uno de esos personajes siniestros que se han subido al tren del negocio del fútbol porque fueron vagones de cola en la política. Militó en Fuerza Nueva y fue jefe Provincial de Fuerza Joven en Aragón, las juventudes de la formación de extrema derecha, defendiendo actuar con la gallardía y la energía necesarias en defensa de las ideas franquistas. ¿Se imaginan en Alemania a un expolítico nazi dirigiendo la Bundesliga? El actual presidente de la Liga no reniega de su pasado: “No estoy arrepentido de haber militado. Mi pensamiento, sentimiento y valores por España son los mismos”.
La Liga española está dirigida por un radical del nacionalcatolicismo. El futbolista Kanouté fue multado en 2009 por mostrar una camiseta de apoyo a Palestina y los grupos antifascistas (Bukaneros del Rayo, Biris del Sevilla, Riazor Blues del Deportivo, Brigadas Amarillas del Cádiz, Indar Gorri de Osasuna) son criminalizados, multados y expulsados constantemente. Tebas nunca ha parado de hacer política, política reaccionaria y de represión, a partir del fútbol y el control de los medios. Emplea el clásico ‘No hagan política, que ya la hago yo por vosotros’.
El presidente de la Liga está haciendo todo lo posible por cargarse el fútbol popular y teme cualquier tipo de manifestación de los aficionados. No apoya la democracia y excluye a los destinatarios del fútbol dejándolos sin posibilidad de expresarse. Lo próximo que tiene en mente es denegar el acceso a aficionados visitantes con indumentaria de sus equipos.
El ego de este señor es tan grande que no cabe en los estadios. Por eso los ha vaciado. Para seguir saqueando el deporte con la complicidad de los periodistas ante esta putrefacción.
Tebas ha sido defensor de chorizos como Lopera, Del Nido, Ruiz Mateos o Piterman, al que eximió de responsabilidades en el Alavés porque “bastante tenía con entrenar”. Los clubes humildes no se pueden quejar de sus tropelías. Basa su poder en el sometimiento: amenaza con sacar cadáveres del armario, ya que controla los tentáculos y las cañerías del fútbol. Se llevó en torno a 200.000 euros por cada club al que asesoró en Ley Concursal y cobraba a los clubes 45.000 euros mensuales porque supuestamente defendía un reparto justo de los derechos de la televisión.
Esta temporada los dirigentes de los clubes españoles han decidido subirle el sueldo un 25% por su “buena gestión”. El sueldo de Tebas, sin contar dietas, palcos y viajes VIPs pasará de 340.000 euros anuales a 425.000 euros.
En las más de tres temporadas que lleva como presidente en la Liga solo se han llenado 27 estadios. En ese tiempo las ligas inglesas y alemanas han superado los 250 estadios llenos cada una. A día de hoy a un español le sale casi al mismo precio irse a Alemania en avión y ver un partido allí que viajar en autobús y ver a su equipo en la liga española.
Además, la diferencia entre el que más cobra y el que menos por los derechos de televisión (Barcelona 160M€ – Eibar 13,8M€) es abismal. Los datos en Inglaterra (Chelsea 138,6M€ – Queens Park Rangers 90,8M€) y Alemania (Bayern 50,6M€ – Paderborn 19,9M€) se asemejan más a la justicia que necesita un deporte para que todos los equipos compitan en igualdad de condiciones.
Los horarios son esperpénticos y el precio medio de las de las entradas es escandaloso (70€ por hora y media de partido, solo superado por Inglaterra con 74€, y a mucha distancia de los precios medios en Alemania con 31,7€, Portugal con 32,5€ y Francia con 37€).
Tebas, que gana de sueldo 72€ cada hora y media como presidente, cada día 1.165€ y cada mes 35.416€, defiende el fútbol para una élite. Y en cada declaración pública se puede comprobar su apología por el negocio de una clase privilegiada. La última fue su vindicación al consumo de alcohol en los palcos y palcos VIP bajo la estricta prohibición para el resto de las gradas. “En los palcos no se mete el alcohol, en todo caso se lo regalan”, nos brindó entre sonrisas.
Y es que el fútbol vendió su alma al diablo con las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas) para volverse 100% empresarial. Los empresarios se adueñaron del fútbol y se lo robaron a la gente por completo, quitando de en medio al aficionado de la gobernanza de los clubes. A Tebas se le han premiado por perseguir al hincha y caricaturizar a todos los aficionados de clase trabajadora como violentos para tener la excusa perfecta para excluirlos. Así analiza el fútbol Owen Jones en Chavs, la demonización de la clase obrera por la contrarrevolución neoliberal llevada a cabo por Margaret Thatcher: “Un deporte que durante tanto tiempo estuvo en el centro de la identidad de la clase trabajadora se ha transformado en un bien de consumo de la clase media controlado por millonarios arribistas”.
Sin embargo, las aficiones son lo único insustituible del fútbol. Por ello más valía vigilar a todos delincuentes que gozan de privilegios en los palcos y que generan violencia mediante la desigualdad y no a los hinchas en las gradas que sienten como suyos unos colores y un escudo.
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