Un estadio lleno con más de 20 mil hinchas, cosa poco vista en el campeonato nacional, grandes emociones, una tarjeta roja para el jugador del Sparta, Pavel Horváth, y dos goles para la visita, uno al comienzo y otro al final del partido. Así fue el gran clásico de fútbol checo disputado en la novena jornada de la Liga.
El Slavia se recuperó de la vergonzosa derrota que sufrió la semana pasada ante el Sevilla en la Liga de Campeones y empezó el encuentro de manera muy ofensiva. El centrocampista Daniel Pudil logró anotar de cerca, con la rodilla, ya en el minuto tres, tras un córner de Kalivoda. El centrocampista, de 22 años de edad, fue también uno de los protagonistas de otro momento clave del encuentro: A finales de la primera parte cometió falta al jugador local Pavel Horváth quien tomó un desquite dándole una patada brutal. El árbitro Libor Kovarík amonestó con tarjeta amarilla la falta de Pudil y expulsó a Horváth.
Mientras que el técnico del Sparta, Michal Bílek, calificó la actuación del puntal local como "una indisciplina inmensa", el entrenador del Slavia, Karel Jarolím, expresó que la expulsión no le había sorprendido.
"Horváth es un futbolista que no sabe contener sus emociones. Le dijimos a nuestros jugadores que lo marcaran más apretadamente, así quizás eél reaccionaría de esa forma. Y al final lo hizo, ya que no soportó el desarrollo desfavorable del partido", dijo Jarolím. Pavel Horváth vive últimamente momentos muy malos. Hace poco el Comité Disciplinario le obligó a pagar una multa por hacer un saludo nazi ante los hinchas y este lunes, con su expulsión, redujo las posibilidades de su equipo que estaban cerca de empatar, según dijo el centrocampista del Sparta, David Limberský.
"El primer gol nos desconcentró, pero después jugamos bien y desaprovechamos varias ocasiones de marcar en situaciones a balón parado. La expulsión de Horváth, posteriormente, influyó notablemente el curso del partido", indicó Limbreský.
Jugando con diez futbolistas, el Sparta no fue capaz de dar vuelta el choque y en el minuto 86, Zdenek Senkerík sentenció definitivamente la gigantesca batalla entre los grandes rivales.
Cabe añadir que el famoso clásico volvió a demostrar uno de los vicios de la Liga checa: La actuación vulgar de la hinchada. El árbitro casi terminó prematuramente el choque debido a los cánticos racistas proferidos por los hooligans locales que, además, llegaron a arrojar objetos a la cancha. La Televisión Checa incluso transmitió la segunda parte del encuentro desconectando los micrófonos situados en el estadio y el jefe de la redacción deportiva, Ota Cerný, amenazó que si vuelve a repetir, la televisión no transmitirá en el futuro los encuentros locales del Sparta.
El Slavia se recuperó de la vergonzosa derrota que sufrió la semana pasada ante el Sevilla en la Liga de Campeones y empezó el encuentro de manera muy ofensiva. El centrocampista Daniel Pudil logró anotar de cerca, con la rodilla, ya en el minuto tres, tras un córner de Kalivoda. El centrocampista, de 22 años de edad, fue también uno de los protagonistas de otro momento clave del encuentro: A finales de la primera parte cometió falta al jugador local Pavel Horváth quien tomó un desquite dándole una patada brutal. El árbitro Libor Kovarík amonestó con tarjeta amarilla la falta de Pudil y expulsó a Horváth.
Mientras que el técnico del Sparta, Michal Bílek, calificó la actuación del puntal local como "una indisciplina inmensa", el entrenador del Slavia, Karel Jarolím, expresó que la expulsión no le había sorprendido.
"Horváth es un futbolista que no sabe contener sus emociones. Le dijimos a nuestros jugadores que lo marcaran más apretadamente, así quizás eél reaccionaría de esa forma. Y al final lo hizo, ya que no soportó el desarrollo desfavorable del partido", dijo Jarolím. Pavel Horváth vive últimamente momentos muy malos. Hace poco el Comité Disciplinario le obligó a pagar una multa por hacer un saludo nazi ante los hinchas y este lunes, con su expulsión, redujo las posibilidades de su equipo que estaban cerca de empatar, según dijo el centrocampista del Sparta, David Limberský.
"El primer gol nos desconcentró, pero después jugamos bien y desaprovechamos varias ocasiones de marcar en situaciones a balón parado. La expulsión de Horváth, posteriormente, influyó notablemente el curso del partido", indicó Limbreský.
Jugando con diez futbolistas, el Sparta no fue capaz de dar vuelta el choque y en el minuto 86, Zdenek Senkerík sentenció definitivamente la gigantesca batalla entre los grandes rivales.
Cabe añadir que el famoso clásico volvió a demostrar uno de los vicios de la Liga checa: La actuación vulgar de la hinchada. El árbitro casi terminó prematuramente el choque debido a los cánticos racistas proferidos por los hooligans locales que, además, llegaron a arrojar objetos a la cancha. La Televisión Checa incluso transmitió la segunda parte del encuentro desconectando los micrófonos situados en el estadio y el jefe de la redacción deportiva, Ota Cerný, amenazó que si vuelve a repetir, la televisión no transmitirá en el futuro los encuentros locales del Sparta.
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