El periodista alemán Ronny Blaschke realizó una amplia investigación sobre el vandalismo y la violencia en el fútbol. En charla con DW WORLD, habla de este fenómeno presente en Alemania como en América Latina.
Usted ha escrito el libro Im Schatten des Spiels. Rassismus und Randale im Fußball (El lado oscuro del juego. Racismo y vandalismo en el fútbol). La conclusión parece ser que detrás de estos fenómenos hay factores sociales y no tanto deportivos. ¿Cuáles son estos factores?
Usted ha escrito el libro Im Schatten des Spiels. Rassismus und Randale im Fußball (El lado oscuro del juego. Racismo y vandalismo en el fútbol). La conclusión parece ser que detrás de estos fenómenos hay factores sociales y no tanto deportivos. ¿Cuáles son estos factores?
Analicemos primero el caso de Alemania. Yo diría que la violencia en el fútbol es un problema sobre todo del Este del país. Si usted observa el entorno de Dresden o de Leipzig se encuentra con seres humanos que apenas tienen una perspectiva, muchos jóvenes de 17, 18 ó 19 años, desempleados, que salen de la escuela a buscar una nueva comunidad que les dé confianza y fortaleza. En la órbita del fútbol se encuentran con otras personas que tienen sus mismos problemas. Así que a través de lo que sucede en el deporte compensan esta falta de perspectiva.
¿Cuál es la relación entre los hooligans alemanes y el extremismo de derecha?
No se puede decir automáticamente que todos los hooligans son racistas o extremistas. Hay muchos que simple y sencillamente encuentran diversión en el hecho de darse una paliza. Es el kick. Políticamente esto es mucho más difuso; incluso hay quienes son de izquierda. Por supuesto que hay vasos comunicantes entre los hooligans y grupos neonazis, pero no se puede decir que todos son así. Vea usted lo que pasa en Rostock, Leipzig, Brandenburg: ahí sí hay muchos hooligans que se identifican con la extrema derecha. Pero no se puede generalizar.
Los juegos de la primera división de la Bundesliga registran niveles sin precedente de asistencia a los estadios. Parece ser que los estadios alemanes son más seguros que nunca. ¿Aún hay hooligans en la primera división de la liga alemana?
No. Puede decirse que el hooliganismo ha desaparecido de la primera división. Esto tiene que ver con los preparativos para la Copa del Mundo Alemania 2006, en los cuales se invirtió mil millones de euros en el acondicionamiento y modernización de los estadios, incluyendo los sistemas de seguridad. Hay más de 50 cámaras en los estadios así que prácticamente no hay lugar al vandalismo. Éste, en cambio, se extiende en las ligas menores, Bildunterschrift: donde no hay tantos controles ni se cuenta con la presencia de la policía. Así que, al igual que lo que ha sucedido en Inglaterra, la violencia ha sido erradicada de los estadios en las ligas principales.
¿Qué tan grave es el problema en las ligas inferiores?
Debe analizarse caso por caso, y región por región. Desgraciadamente es en el Este donde se presentan más casos de violencia. Casos como el de Leipzig en febrero, donde se juntaron más de 800 seudoaficionados con tendencias violentas, hacen pensar que ésta es una zona problemática, por decirlo de alguna manera. En el Oeste de Alemania se dan casos aislados.
¿Qué sucede con la homosexualidad en el fútbol, y con las "Barrabravas" en Argentina?Usted aborda el que quizá es el último tabú dentro del fútbol: la homosexualidad. Habla de casos de discriminación contra gays y lesbianas que practican este deporte. ¿Realmente es tan grande este tabú?
¿Qué sucede con la homosexualidad en el fútbol, y con las "Barrabravas" en Argentina?Usted aborda el que quizá es el último tabú dentro del fútbol: la homosexualidad. Habla de casos de discriminación contra gays y lesbianas que practican este deporte. ¿Realmente es tan grande este tabú?
Creo que sí. Hace unas semanas tuvimos el caso de Roman Weidenfeller, el portero del Borussia Dortmund, que presuntamente agredió con insultos racistas a Gerald Asamoah. En el veredicto del tribunal deportivo se menciona que Weidenfeller “tan sólo” le dijo “maricón” a Asamoah. Así le fue reducida la pena de seis a tres partidos de suspensión. Con ello, la federación etiquetó a la homofobia como una forma « menor » de discriminación que el racismo. Eso, a pesar de que insultos homofóbicos como éste son los que más se escuchan en los estadios. Esto podría cambiar en el momento en que un jugador « saliera del clóset », cosa que según yo no sucederá hasta dentro de algunas décadas. Si uno de ellos lo hiciese hoy, acabaría de inmediato con su carrera.
Usted escribe además acerca de las « Barrasbravas » en Argentina. Luego de haber observado este fenómeno, ¿qué paralelismos podría haber entre lo que sucede en tierras argentinas y el holiganismo en Alemania?
Casi no existe ninguno. Estuve el invierno pasado en Buenos Aires, y uno puede comparar lo que ahí sucede con la situación de los estadios polacos y parte de los italianos. Ahí se combina la criminalidad con una corrupción rampante. No quiero menospreciar los problemas que tenemos en Alemania, pero aquí la situación es prácticamente inocua si la comparamos con Argentina. En ese país, los capos, quienes dirigen a las barras, se coluden con fuerzas de seguridad a fin de ingresar droga y permitir la venta de estupefacientes en los estadios. Así se ha podido producir un enorme negocio en torno de los ultras y los más violentos. Algo parecido, aunque no tan extremo, ocurre en Italia.
¿Estas barras se adscriben a alguna ideología?
Eso sería decir demasiado. Para los hooligans europeos, la violencia es una forma de diversión o una compensación de la rutina. En Argentina y otros países, la ideología de estos grupos es básicamente la de la guerra; defienden sus territorios, sus mercados para la cocaína. Por ello, las batallas en los estadios son muy similares a las que se ven en los barrios problemáticos en Argentina.
Es el argentino el caso más grave de hooliganismo en América Latina?
Yo diría que las "Barrabravas" son el caso más grave de hooliganismo en todo el mundo, y no sólo en Sudamérica. Durante mi viaje estuve también en Rio de Janeiro, y ahí existen fenómenos similares. Pero uno mira la estadística y ve que cerca de 250 personas han muerto en o alrededor de los estadios de fútbol en Argentina. Eso no pasó en ningún otro lado, ni siquiera en la Inglaterra de los años setenta.
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