La tienda del viejo Luigi, en la vía Farini del centro de Roma, es un hervidero de ultras que se acercan a por su billete para el partido. Queremos charlar con algunos, pero prefieren no hablar ni ser retratados, y el sentido común nos lleva a no transgredir esas reglas. En la puerta hay un tifoso rapado que espera la llegada de "20 ultras del Madrid", según cuenta. Las dos aficiones radicales están hermanadas.
La policía está luchando contra el ultraderechismo de la Curva Norte, donde ya no se exhiben símbolos fascistas. Sin embargo, la tensión se ha reavivado en el Olímpico desde que hace un par de años el grupo Irreducibile se enfrentara con el presidente Lotito. Chinaglia, la máxima leyenda como jugador lazial, está en el origen de la disputa. Chinaglia, ahora huido de la justicia, convenció a los Irreducibile para que presionaran a Lotito para que el club cambiara de manos (quería hacerse con él). Alegó una oferta de un extraño grupo húngaro. La justicia actuó y detuvo a cuatro fundadores del grupo: Piscitell, Toffato, Alviti y Aravieri. Luego, la lucha policial se avivó. Hace una semana fueron detenidos 66 ultras del Lazio que portaban tantas armas como para hacer una guerra.
Rosaria, presidenta del Club (peña) Lazio Stars, comenta la situación a AS: "Me da miedo llevar a mi hija al estadio por lo que pueda pasar. No todos somos ultraderechistas. El enfrentamiento Irreducibile-presidente debe acabar".
Los cuatro fundadores de los Irreducibile detenidos se criaron como aficionados de la época de los Chinaglia, D'Amico y Martini, "locos, salvajes y sentimentales, simpatizantes fascistas, jugadores de azar y bailarines de club nocturno; era un equipo dividido en clanes...", según el periodista y tifoso laziale Guy Chiappaventi. Ahí se gestó el ultraderechismo actual de la Curva Norte, más allá de que incluso Mussolini fuera tifoso lazial.
Las sanciones al Lazio porque en 2002 cuatro hinchas rumanos acabaron en el hospital, la de 2004 por el apuñalamiento de un aficionado del Partizán o la multa a Di Canio (ex capitán que tiene una efigie de Mussolini tatuada) por su saludo fascista a la curva ya son pasado. Pero el presente también se escribe con uve de violencia.
Disfruta con Casa Juan y AS de un día de fútbol para dos personas. Envía un mensaje con la palabra casajuan real al 7600 y entrarás en el sorteo. El ganador se publicará el día del partido. El premio incluye la comida para dos personas y dos entradas para el encuentro.
Para gestionar el concurso tus datos pasarán a un fichero de Diario AS, calle Albasanz, nº14. Podrás ejercitar tus derechos dirigiéndote al Apdo. de Correos 36230 Madrid 28080. Coste del mensaje: 1,20 euros, impuestos no incluidos.
La policía está luchando contra el ultraderechismo de la Curva Norte, donde ya no se exhiben símbolos fascistas. Sin embargo, la tensión se ha reavivado en el Olímpico desde que hace un par de años el grupo Irreducibile se enfrentara con el presidente Lotito. Chinaglia, la máxima leyenda como jugador lazial, está en el origen de la disputa. Chinaglia, ahora huido de la justicia, convenció a los Irreducibile para que presionaran a Lotito para que el club cambiara de manos (quería hacerse con él). Alegó una oferta de un extraño grupo húngaro. La justicia actuó y detuvo a cuatro fundadores del grupo: Piscitell, Toffato, Alviti y Aravieri. Luego, la lucha policial se avivó. Hace una semana fueron detenidos 66 ultras del Lazio que portaban tantas armas como para hacer una guerra.
Rosaria, presidenta del Club (peña) Lazio Stars, comenta la situación a AS: "Me da miedo llevar a mi hija al estadio por lo que pueda pasar. No todos somos ultraderechistas. El enfrentamiento Irreducibile-presidente debe acabar".
Los cuatro fundadores de los Irreducibile detenidos se criaron como aficionados de la época de los Chinaglia, D'Amico y Martini, "locos, salvajes y sentimentales, simpatizantes fascistas, jugadores de azar y bailarines de club nocturno; era un equipo dividido en clanes...", según el periodista y tifoso laziale Guy Chiappaventi. Ahí se gestó el ultraderechismo actual de la Curva Norte, más allá de que incluso Mussolini fuera tifoso lazial.
Las sanciones al Lazio porque en 2002 cuatro hinchas rumanos acabaron en el hospital, la de 2004 por el apuñalamiento de un aficionado del Partizán o la multa a Di Canio (ex capitán que tiene una efigie de Mussolini tatuada) por su saludo fascista a la curva ya son pasado. Pero el presente también se escribe con uve de violencia.
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