Diego Castillo, de 61 años, fallece tras sufrir una parada cardiorrespiratoria en el estadio Zorrilla
La muerte de Diego Castillo Macías, de 61 años, abonado 365 del Real Valladolid, empañó ayer la tarde de fútbol que se vivió en el estadio Zorrilla, con gran colorido por parte de las dos aficiones. El aficionado fallecido se encontraba situado en la grada norte, justo detrás de la portería que en ese momento ocupaba el portero del Real Valladolid, Ludovic Butelle. A los dos minutos de comenzar el choque, el público presente en esa zona avisó a la Policía Nacional de que un hombre se había desvanecido. Rápidamente acudieron a la zona tres médicos del Real Valladolid: Rafael Ramos, Pablo Grande y Alberto López. Los facultativos solicitaron el desfibrilador presente en el campo, pero no tuvieron la ocasión de utilizarlo. Tras intentar la reanimación en la grada durante varios minutos, Diego Castillo fue evacuado en camilla por efectivos de la Cruz Roja y trasladado al Hospital Clínico Universitario, donde nada se pudo hacer para salvarle la vida. El doctor Rafael Ramos, jefe de los servicios médicos del Real Valladolid, indicó posteriormente que el hombre sufrió «una parada cardiorrespiratoria fulminante» al inicio del partido. El presidente del Real Valladolid, Carlos Suárez, se lamentó por la triste noticia. «Nuestro cuerpo médico y las unidades sanitarias que se encuentran en el estadio han intentado reanimarle, pero ha resultado imposible», declaró el mandatario blanquivioleta. «Eso es lo verdaderamente triste y no que el equipo haya perdido tres puntos que se pueden recuperar cualquier otro día». La capilla ardiente se instaló en el tanatorio de San José y el entierro tendrá lugar hoy a las 17.30 horas en el cementerio de Las Contiendas.El fallecimiento de este abonado (37 años con el carné del Real Valladolid) puso el luto en una jornada en la que se respiró fútbol y caballerosidad entre ambas aficiones. El estadio José Zorrilla presentó tres colores predominantes: el rojo, el blanco y el violeta. En las gradas se mezclaban las camisetas del Athletic con las del Real Valladolid en medio de un ambiente festivo. Una pareja, él con la elástica rojiblanca, ella con la equipación blanquivioleta, charlaban animadamente antes del partido. La hinchada bilbaína se ubicó mayoritariamante en la Tribuna B, pero otro buen puñado de aficionados se mezcló con los abonados del Real Valladolid sin que se registraran incidentes reseñables.En un lateral de la Tribuna A, una charanga con camisetas del Athletic no paró de animar al equipo vasco, mientras la parroquia pucelana trató de llevar a los suyos en volandas hacia un empate con el que soñaron desde el minuto 70, cuando Víctor transformó el penalti que recortó la ventaja del Athletic.Los aficionados visitantes se dejaron ver en la ciudad desde el sábado, pero ayer domingo las calles del centro de Valladolid se inundaron con los colores rojo y blanco.La salida al campo de los jugadores del Athletic fue saludada con un rugido por parte de los más de 4.000 aficionados que acudieron al estadio José Zorrilla. Los dos goles de Aduriz también se escucharon con estruendo.Sin embargo, toda la tarde quedó condicionada por la muerte en el fútbol de Diego Castillo.
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