Es triste tener que volver a hablar de violencia infantil en la Región de Murcia pero el fútbol base se ha visto envuelto una vez más en un nuevo incidente desagradable con los futbolistas como protagonistas. Pero lo peor de todo, más que el incidente en sí, es que todo el mundo se echa la culpa pero nadie reconoce su parte de implicación. Algunos culpan al árbitro, otros a la afición local, otros a la afición visitante, unos del portero suplente y otros al terreno de juego. Pero nadie pasa examen de conciencia.El pasado sábado se disputaba un choque entre el Guadalupe y el Real Murcia de Primera Juvenil y todo transcurría con normalidad. El Real Murcia, líder, se enfrentaba a un equipo que había ganado cinco partidos consecutivos y que quería seguir acortando distancias en la tabla. El cuadro grana se puso 0-2 por delante pero el Guadalupe en una gran reacción empataba a dos a falta de dos minutos. Pero cuando la colegiado María Dolores Martínez se disponía a pitar el final, una picardía de un jugador del Real Murcia colocaba el 2-3 definitivo. A partir de ese momento la batalla fue monumental.
Cortes y moratones
La colegiado pitó inmediatamente el final del encuentro y todos los jugadores de ambos equipos, incluidos los suplentes, se enzarzaron en una pelea de las que hacen época. Los aficionados que rodeaban el terreno de juego del Municipal de Guadalupe saltaron al terreno de juego a intentar separar pero y después, ¿que pasó? A partir de este momento las versiones de los hechos son contradictorias en función de quién la cuente. Para el padre de uno de los jugadores del Murcia, los grana fueron brutalmente agredidos: «Era vergonzoso ver cómo padres y aficionados de Guadalupe pegaban a nuestros hijos por haber ganado el encuentro. Los chicos estaban llenos de moratones, cortes y hematomas cuando consiguieron alcanzar el vestuario. No podíamos salir y tuvimos que esperar media hora a que llegara la Polícia. Incluso necesitamos dos coches de policía para salir de Guadalupe».Este padre no ha querido facilitar su identidad por miedo a represalias en el partido de vuelta: «En ese campo ya ha habido varios altercados y no puede seguir así. A partir de ahora pediremos protección en estos campos porque al Real Murcia todos los equipos le tienen muchas ganas. La gente invadió el campo varias veces durante el partido y no nos pararon de insultar en ningún momento hasta que nos agredieron al final. Pasamos mucho miedo y algún día va a producirse un acontecimiento muy desagradable».
Versiones encontradas
Escuchando la versión de Juan Antonio Moreno, presidente del Guadalupe, los acontecimientos parecieron otros: «La pelea entre los jugadores de los dos equipos fue impresionante, yo no había visto nada igual. Pero los aficionados que saltaron al terreno de juego fueron los de ambos equipos y la intención fue sólo la de separar. Puedo asegurar que ningún aficionado del Guadalupe agredió a ningún jugador del Real Murcia».El presidente del Guadalupe va más allá: «Fuimos nosotros mismos los que insistimos en avisar a la Policía para que el Real Murcia se fuera de aquí sin problemas. Todo empezó porque cuando ellos marcaron el 2-3 con un jugador de campo nuestro tendido sobre el terreno de juego y con nuestro portero asistiéndole, un jugador del Murcia aprovechó para disparar a puerta vacía y marcar».Según el acta firmado por María Dolores Martínez, colegiado del encuentro, la invasión de campo llegó desde todas las partes del campo aunque no relata las agresiones sufridas por los jugadores de ambos equipos.
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