Los hinchas de Racing provocaron incidentes y varios de los detenidos no tenían nada que ver con los hechos. Entre los barras de River, volvieron a repetirse los hechos de violencia. Y el técnico de Banfield, Juan Manual Llop, fue amenazado de muerte
Lejos de dar muestras de mejoría, el entorno del fútbol argentino está cada vez peor y el tema de la violencia parece incrementarse. Esta semana, que todavía no terminó, tuvo su primer cimbronazo con la marcha que realizaron hasta la AFA los hinchas de Racing, que reclamaron una solución ante la grave crisis que vive su institución. Su pedido era que se aleje el gerenciador Fernando De Tomaso, quien dijo que no piensa hacerlo.Pero mientras el clima se enrarece a nivel institucional, se supo que muchos de los detenidos en la protesta por las céntricas calle del centro de Buenos Aires no tenían nada que ver con los incidentes.Mientras que De Tomaso optó por acusar a "grupos manejados por la vieja política" del club, los números son rojos por demás y el descenso se instaló como un fantasma.Ahora Javier Castrilli, el cuestionado subsecretario de Seguridad en Espectáculos Deportivos, propone que aquellos hinchas que provoquen disturbios no ingresen más a una cancha.La idea es buena pero arbitraria al momento de aplicarse. Va un ejemplo: ¿qué ocurrirá si esto se aplica a los hinchas de Racing detenidos el martes sin haber participado de los hechos violentos? ¿Se les prohibirá ir a ver un partido aún cuando nada tienen que ver?River nunca retomó la calma con sus tristemente célebres Borrachos del Tablón y el miércoles, antes del encuentro ante el América por la Copa Libertadores, se encontraron en Retiro los barras de la banda de Los del Oeste con dos laderos de Adrián Rousseau. Los primeros quieren tomar el control; los segundos pretenden no perderlo. El miércoles, el Colimba Dimuzzio recibió tantos golpes que fue internado en el Hospital Fernández y terminó en el Santa Lucía, a punto de perder un ojo.Este enfrentamiento, obviamente, preanuncia una seguidilla sin final. Sólo que nadie sabe cuándo se repetirá.Por último, nos referimos a Juan Manuel Llop, el entrenador de Banfield que fue amenazado de muerte. Esto sucedió en las últimas horas y aunque el entrenador le restó importancia, es preocupante que haya sucedido. Su hija, primero, y su esposa, después, recibieron las llamadas."Si no se va, le pegamos un tiro", les dijeron, publica hoy el diario deportivo Olé. Al mismo medio, el técnico -que hizo una aceptable campaña con el equipo en el torneo anterior- dijo: "Me sorprendió mucho. Nunca me había pasado algo así en toda mi carrera. No creo que esto sea por una cuestión futbolística".Luego justificó: "Me parece que hicimos una buena campaña el torneo pasado. También estamos cerca de las copas"."No quiero darle tanta trascendencia a algo que no debería ser. Nada justifica una llamada como esta", opinó también antes de afirmar que no piensa renunciar a su cargo.La semana pasada, en tanto, este medio denunció las extrañas relaciones entre la policía de Santa Fe y las barras de Newell's y Central, hechos que se suman a los que sucedieron en estos días.El fútbol argentino está cada vez más violento y sobran los ejemplos. Eso es lo preocupante. Y lo terrorífico, también.
Lejos de dar muestras de mejoría, el entorno del fútbol argentino está cada vez peor y el tema de la violencia parece incrementarse. Esta semana, que todavía no terminó, tuvo su primer cimbronazo con la marcha que realizaron hasta la AFA los hinchas de Racing, que reclamaron una solución ante la grave crisis que vive su institución. Su pedido era que se aleje el gerenciador Fernando De Tomaso, quien dijo que no piensa hacerlo.Pero mientras el clima se enrarece a nivel institucional, se supo que muchos de los detenidos en la protesta por las céntricas calle del centro de Buenos Aires no tenían nada que ver con los incidentes.Mientras que De Tomaso optó por acusar a "grupos manejados por la vieja política" del club, los números son rojos por demás y el descenso se instaló como un fantasma.Ahora Javier Castrilli, el cuestionado subsecretario de Seguridad en Espectáculos Deportivos, propone que aquellos hinchas que provoquen disturbios no ingresen más a una cancha.La idea es buena pero arbitraria al momento de aplicarse. Va un ejemplo: ¿qué ocurrirá si esto se aplica a los hinchas de Racing detenidos el martes sin haber participado de los hechos violentos? ¿Se les prohibirá ir a ver un partido aún cuando nada tienen que ver?River nunca retomó la calma con sus tristemente célebres Borrachos del Tablón y el miércoles, antes del encuentro ante el América por la Copa Libertadores, se encontraron en Retiro los barras de la banda de Los del Oeste con dos laderos de Adrián Rousseau. Los primeros quieren tomar el control; los segundos pretenden no perderlo. El miércoles, el Colimba Dimuzzio recibió tantos golpes que fue internado en el Hospital Fernández y terminó en el Santa Lucía, a punto de perder un ojo.Este enfrentamiento, obviamente, preanuncia una seguidilla sin final. Sólo que nadie sabe cuándo se repetirá.Por último, nos referimos a Juan Manuel Llop, el entrenador de Banfield que fue amenazado de muerte. Esto sucedió en las últimas horas y aunque el entrenador le restó importancia, es preocupante que haya sucedido. Su hija, primero, y su esposa, después, recibieron las llamadas."Si no se va, le pegamos un tiro", les dijeron, publica hoy el diario deportivo Olé. Al mismo medio, el técnico -que hizo una aceptable campaña con el equipo en el torneo anterior- dijo: "Me sorprendió mucho. Nunca me había pasado algo así en toda mi carrera. No creo que esto sea por una cuestión futbolística".Luego justificó: "Me parece que hicimos una buena campaña el torneo pasado. También estamos cerca de las copas"."No quiero darle tanta trascendencia a algo que no debería ser. Nada justifica una llamada como esta", opinó también antes de afirmar que no piensa renunciar a su cargo.La semana pasada, en tanto, este medio denunció las extrañas relaciones entre la policía de Santa Fe y las barras de Newell's y Central, hechos que se suman a los que sucedieron en estos días.El fútbol argentino está cada vez más violento y sobran los ejemplos. Eso es lo preocupante. Y lo terrorífico, también.
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