Suspensión: En el minuto 70, Armando recibió el impacto de una botella, que le provocó un corte en el pómulo· Reacción: Los aficionados detuvieron al agresor de inmediato, en medio de un gran tumulto
Un año y quince días después, el Manuel Ruiz de Lopera volvió a escenificar la acción de un energúmeno que agredió al meta del Athletic Armando con una botella llena de agua, como ocurriera con Juande Ramos. En esta ocasión, el agresor, que responde a las iniciales de C. P. R., que entró en el campo con el carnet de una vecina y que supuestamente es natural de Mairena del Aljarafe, quedó plenamente identificado desde el primer momento, tanto en las imágenes televisivas como por los aficionados que se encontraban en sus alrededores, que lo detuvieron hasta que apareció la seguridad privada del estadio. Corría el minuto 70 de un partido, en el que de nuevo el marcador quedó en un segundo plano.La violencia del impacto provocó el desplome de Armando, que tuvo que ser atendido sobre el propio terreno de juego, al sufrir una brecha entre el pómulo y el ojo. El meta fue retirado en camilla hacia el interior del vestuario, donde se le dieron seis puntos de sutura, aunque pudo abandonar el estadio por su propio pie.Clos Gómez, colegiado del encuentro, decretó la suspensión inmediata del partido, después de que el Athletic no pudiera contar con su meta y ya hubiera realizado los tres cambios reglamentarios. Sobre el césped, de nuevo unos jugadores cariacontecidos, y un estadio que se vació en unos minutos, con el rostro de los aficionados expresando la misma vergüenza de hace un año.Las condenas no se hicieron esperar, aunque la primera respuesta oficial del Betis fue un comunicado donde condenó la agresión y agradeció el comportamiento del resto de los aficionados. Más rápida fue la respuesta tanto de Joaquín Caparrós, entrenador del Athletic, como del presidente Fernando García Macua, que pidieron una profunda reflexión en el fútbol. Mientras tanto, en los aledaños del estadio, medio centenar de hinchas radicales del Betis se agolparon en la puerta de cristales y las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a realizar dos cargas para dispersarlos, aunque tampoco revistieron mayor gravedad.En el Betis, al filo de las doce menos cuarto de la noche, apareció Manuel Castaño, consejero de la entidad, para condenar el hecho y señalar al equipo bético como la gran víctima, por el perjuicio que provocará la agresión. El colegiado reflejó en el acta la actuación del público, que fue el primero en detener al agresor. Además, el propio Clos Gómez señaló que sobre el propio césped dialogó con los capitanes, Juanito y Orbaiz, a los que comunicó su decisión de suspender el encuentro.El martes se reúne el Comité de Competición, que será el que tome la decisión oportuna. El año pasado se sancionó al Betis con la clausura del estadio por tres partidos, al entenderse como una falta muy grave, lo que supone el cierre por un mínimo de cuatro, pero se valoraron las medidas cautelares tomadas. Caparrós se refirió a los precedentes de la UEFA, como la agresión al árbitro del Dinamarca-Suecia, que le costó la pérdida del encuentro a los daneses por 0-3. El Betis pretende que se disputen el resto de minutos, pero la vergüenza ya no tiene remedio.
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