No hubo detenidos el pasado domingo, pero no por eso quedarán impunes las batallas campales que los hinchas del Betis y del Cádiz protagonizaron antes y después de la contienda deportiva -más civilizada-. De hecho, la Policía Nacional ha comenzado ya a analizar diversas fotografías tomadas por los agentes durante los disturbios, para identificar a los ultras implicados (de uno y otro bando), que serán denunciados ante la Justicia por delitos por alteración del orden público, de daños en el mobiliario e incluso atentados a la autoridad.
Entre los denunciados figuran algunos de los cabecillas de los grupos radicales de ambas aficiones: los Brigadas Amarillas del Cádiz por un lado; y los Supporters Gol Sur del Betis, por el otro. No sólo el deporte enfrenta a ambos grupos, sino también diferencias ideológicas, ya que los cadistas están relacionados con la izquierda radical, y los béticos con la ultraderecha.
No obstante, los enfrentamientos entre béticos y cadistas no estuvieron sólo protagonizados por los ultras, aunque éstos estuvieron detrás de la mayoría de los conflictos. De hecho, en la batalla campal que tuvo lugar en Telegrafía Sin Hilos muchos de los que lanzaron botellas fueron meros aficionados del Betis, que hacían botellón en la plaza y que respondieron a una provocación de los Brigadas Amarillas. Los radicales gaditanos habían acudido a la zona para retomar con los Supporters la batalla campal que minutos antes habían iniciado en la Avenida de Marconi y que fue interrumpida por la Policía Nacional.
Radicales escoltados
Mientras los antidisturbios escoltaban a los radicales verdiblancos (unas 70 personas) hasta la plaza Elios, la tensión entre las aficiones se inflamó en Telegrafía Sin Hilos, y se formó el caos. Comenzaron a volar piedras y botellas de un lado a otro de la Avenida, mientras muchos aficionados huían por las calles aledañas, perseguidos por sus contrarios.
La plaza había sido elegida por los aficionados béticos (por consejo de la Policía) para agruparse durante las horas previas al partido, al tratarse de una explanada alejada del Fondo Norte donde suelen concentrarse los aficionados cadistas. Sin embargo, no se había previsto que también allí habría decenas de niños disfrutando de la actividad municipal las Plazas en Juego.
Los pequeños se convirtieron en testigos del lado oscuro de la competencia deportiva: primero de los insultos que lanzaron los béticos contra la ciudad, los gaditanos y el Cádiz mientras hacían botellón; y después, de la lucha a botellazos, pedradas y petardazos que llevaron el pánico por unos minutos a esa tranquila plaza.
No fueron los últimos enfrentamientos que tuvieron lugar en las calles de Cádiz y el estadio Carranza el domingo. De hecho, en el entorno del Fondo Norte tuvo lugar una carga policial para evitar que los ultras cogieran piedras de una obra cercana; y varios aficionados fueron evacuados del campo de fútbol por desórdenes públicos durante el partido.
Al término del encuentro, las unidades antidisturbios tuvieron que intervenir una vez más para despejar el camino a los 2.500 aficionados béticos que salían del estadio hacia la Zona Franca, donde estaban aparcados sus autobuses, ya que los radicales cadistas pretendían despedirlos a pedradas.
Entre los denunciados figuran algunos de los cabecillas de los grupos radicales de ambas aficiones: los Brigadas Amarillas del Cádiz por un lado; y los Supporters Gol Sur del Betis, por el otro. No sólo el deporte enfrenta a ambos grupos, sino también diferencias ideológicas, ya que los cadistas están relacionados con la izquierda radical, y los béticos con la ultraderecha.
No obstante, los enfrentamientos entre béticos y cadistas no estuvieron sólo protagonizados por los ultras, aunque éstos estuvieron detrás de la mayoría de los conflictos. De hecho, en la batalla campal que tuvo lugar en Telegrafía Sin Hilos muchos de los que lanzaron botellas fueron meros aficionados del Betis, que hacían botellón en la plaza y que respondieron a una provocación de los Brigadas Amarillas. Los radicales gaditanos habían acudido a la zona para retomar con los Supporters la batalla campal que minutos antes habían iniciado en la Avenida de Marconi y que fue interrumpida por la Policía Nacional.
Radicales escoltados
Mientras los antidisturbios escoltaban a los radicales verdiblancos (unas 70 personas) hasta la plaza Elios, la tensión entre las aficiones se inflamó en Telegrafía Sin Hilos, y se formó el caos. Comenzaron a volar piedras y botellas de un lado a otro de la Avenida, mientras muchos aficionados huían por las calles aledañas, perseguidos por sus contrarios.
La plaza había sido elegida por los aficionados béticos (por consejo de la Policía) para agruparse durante las horas previas al partido, al tratarse de una explanada alejada del Fondo Norte donde suelen concentrarse los aficionados cadistas. Sin embargo, no se había previsto que también allí habría decenas de niños disfrutando de la actividad municipal las Plazas en Juego.
Los pequeños se convirtieron en testigos del lado oscuro de la competencia deportiva: primero de los insultos que lanzaron los béticos contra la ciudad, los gaditanos y el Cádiz mientras hacían botellón; y después, de la lucha a botellazos, pedradas y petardazos que llevaron el pánico por unos minutos a esa tranquila plaza.
No fueron los últimos enfrentamientos que tuvieron lugar en las calles de Cádiz y el estadio Carranza el domingo. De hecho, en el entorno del Fondo Norte tuvo lugar una carga policial para evitar que los ultras cogieran piedras de una obra cercana; y varios aficionados fueron evacuados del campo de fútbol por desórdenes públicos durante el partido.
Al término del encuentro, las unidades antidisturbios tuvieron que intervenir una vez más para despejar el camino a los 2.500 aficionados béticos que salían del estadio hacia la Zona Franca, donde estaban aparcados sus autobuses, ya que los radicales cadistas pretendían despedirlos a pedradas.
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