Numerosos aficionados de Osasuna han mostrado su rechazo a los incidentes que se produjeron el domingo al término del encuentro ante el Xerez cuando se produjeron diversas cargas de los agentes de la Policía Nacional dentro y fuera del estadio Reyno de Navarra. Las quejas contra la actuación policial vienen dadas en su mayoría por el empleo de material antidisturbios pese a la presencia de decenas de personas que habían acudido a presenciar el partido (muchos de ellos niños acompañados de sus padres) y que en algunos casos sufrieron directamente las consecuencias de los enfrentamientos que se vivieron entre un grupo de hinchas y la Policía.
La situación fue especialmente tensa en la zona de graderío sur y en el bar El Bodegón, en cuyo interior se produjo otra carga policial, aunque también hubo incidentes dispersos por la zona de la Universidad Pública y en los aparcamientos ubicados en la zona. Uno de los aficionados presentes comentó ayer a este periódico cómo él y sus tres amigos -todos ellos socios de Osasuna- recibieron varios porrazos cuando abandonaban el estadio sin que tuvieran nada que ver con los incidentes. "Lo que más indigna es que fue un policía el que primero nos provocó. Mi amigo le respondió que no todos los jóvenes tiran piedras y luego nos pegaron", comentó uno de ellos.
Los altercados se iniciaron dentro del estadio nada más acabar el partido, cuando muchos aficionados saltaron al campo para celebrar el final de la temporada y se encendió una bengala de humo. Inmediatamente se desplegó en el césped una dotación de siete agentes con la intención de que los aficionados de graderío sur regresaran a sus localidades y despejaran el terreno de juego, lo que generó algún cruce de palabras ya que la medida no se adoptó en otras zonas del estadio.
Con el apoyo de un contingente mayor de policías se produjo una carga en la tribuna de graderío sur, donde permanecían una treintena de aficionados, la mayoría muy jóvenes. Hubo carreras en las gradas, en los pasillos interiores y en los alrededores del estadio, donde los enfrentamiento entre seguidores y policías subieron de tono.
piedras y botellas Fuentes policiales comentaron que los agentes se vieron obligados a responder al ataque de un grupo de personas que tras vaciar un contenedor de vidrio lanzó botellas contra ellos. Los atacantes usaron también piedras y otros objetos, además de derribar la valla protectora de las obras de construcción del pabellón Navarra Arena.
El panorama que presentaban los aledaños del estadio sobre las 22 horas reflejaba a las claras la intensidad de los enfrentamientos, en medio del enfado de muchos socios por lo que consideran una actitud policial excesiva, sobre todo dentro del estadio, donde muchos aficionados, en su inmensa mayoría menores de edad, realizaron la típica invasión del césped habitual en cada final de temporada; y por lo sucedido en el interior de El Bodegón, donde los agentes golpearon a clientes de todas las edades.
La situación fue especialmente tensa en la zona de graderío sur y en el bar El Bodegón, en cuyo interior se produjo otra carga policial, aunque también hubo incidentes dispersos por la zona de la Universidad Pública y en los aparcamientos ubicados en la zona. Uno de los aficionados presentes comentó ayer a este periódico cómo él y sus tres amigos -todos ellos socios de Osasuna- recibieron varios porrazos cuando abandonaban el estadio sin que tuvieran nada que ver con los incidentes. "Lo que más indigna es que fue un policía el que primero nos provocó. Mi amigo le respondió que no todos los jóvenes tiran piedras y luego nos pegaron", comentó uno de ellos.
Los altercados se iniciaron dentro del estadio nada más acabar el partido, cuando muchos aficionados saltaron al campo para celebrar el final de la temporada y se encendió una bengala de humo. Inmediatamente se desplegó en el césped una dotación de siete agentes con la intención de que los aficionados de graderío sur regresaran a sus localidades y despejaran el terreno de juego, lo que generó algún cruce de palabras ya que la medida no se adoptó en otras zonas del estadio.
Con el apoyo de un contingente mayor de policías se produjo una carga en la tribuna de graderío sur, donde permanecían una treintena de aficionados, la mayoría muy jóvenes. Hubo carreras en las gradas, en los pasillos interiores y en los alrededores del estadio, donde los enfrentamiento entre seguidores y policías subieron de tono.
piedras y botellas Fuentes policiales comentaron que los agentes se vieron obligados a responder al ataque de un grupo de personas que tras vaciar un contenedor de vidrio lanzó botellas contra ellos. Los atacantes usaron también piedras y otros objetos, además de derribar la valla protectora de las obras de construcción del pabellón Navarra Arena.
El panorama que presentaban los aledaños del estadio sobre las 22 horas reflejaba a las claras la intensidad de los enfrentamientos, en medio del enfado de muchos socios por lo que consideran una actitud policial excesiva, sobre todo dentro del estadio, donde muchos aficionados, en su inmensa mayoría menores de edad, realizaron la típica invasión del césped habitual en cada final de temporada; y por lo sucedido en el interior de El Bodegón, donde los agentes golpearon a clientes de todas las edades.
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