
Cientos de seguidores blanquiazules se congregaron a las fueras del estadio, que se encontraba cerrado por la decisión de Lotina de realizar la sesión a puerta cerrada, desde donde comenzaron a lanzar cánticos de ánimo a los suyos.
Después de trabajar la estrategia sin la presencia de público, el técnico deportivista dio la orden de abrir las puertas de Riazor para que los aficionados pudiesen entrar a la última parte de la sesión.
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