Ivan Bogdanov, líder de los ultras serbios que obligaron a suspender un duelo entre la selección de su país y la de Italia en Génova, el 12 de octubre, por las eliminatorias a la Eurocopa 2012, seguirá purgando su condena en una prisión de su país.
Bogdanov, también conocido como "Iván el terrible" y quien comandó el grupo de fanáticos serbios que provocaron desmanes en el estadio Luigi Ferraris por los que fue condenado a tres años y tres meses de cárcel, llegó a Belgrado procedente de Roma y quedó detenido.
Apenas pisó territorio serbio, la policía trasladó a Bogdanov a una cárcel de la capital. En la prisión de Smederevo, al sudeste de Belgrado, terminó Nikola Klickovic, quien también estaba detenido en Italia y fue expulsado de ese país por la justicia.
La agencia Tanjug informó que Klickovic ya había sido condenado en Smederevo a cuatro meses de cárcel por comportamiento violento en otra manifestación deportiva.
Los otros seis "hooligan" serbios acusados por los desmanes que obligaron a suspender aquel partido en Génova, recibieron condenas de hasta dos años de cárcel y también habían sido expulsados de Italia.
Bogdanov, cuyo rostro enfundado en una máscara recorrió las portadas de los diarios de todo el mundo, había logrado eludir inicialmente el cerco policial y fue descubierto gracias a los tatuajes que luce en sus brazos cuando pretendía escapar escondido entre el equipaje de un autobús.
"Es el hijo más dulce del mundo", dijo en su defensa su propia madre: Fanika Bogdanova, pretendiendo darle un perfil más humano al hombre que aterrorizó a Génova aquella noche de octubre de 2010.
Serbia, entre tanto, sufrió las consecuencias de la violencia de sus fanáticos y se le dio por perdido el partido con Italia por 3-0, además de tener que disputar un duelo con Irlanda del Norte a puertas cerradas.
Para intentar combatir la violencia en el fútbol, el Ministerio del Interior serbio creo un departamento especial de policía, encargado de manejar y actualizar una base de datos con información de todos los responsables de desmanes en las canchas.
Entre las medidas que se estudian para impedir que esos ultras provoquen desmanes más allá de la frontera, se prevé modificar el código penal para posibilitar que se les retiren los pasaportes y así evitar que viajen al extranjeros.
Bogdanov, también conocido como "Iván el terrible" y quien comandó el grupo de fanáticos serbios que provocaron desmanes en el estadio Luigi Ferraris por los que fue condenado a tres años y tres meses de cárcel, llegó a Belgrado procedente de Roma y quedó detenido.
Apenas pisó territorio serbio, la policía trasladó a Bogdanov a una cárcel de la capital. En la prisión de Smederevo, al sudeste de Belgrado, terminó Nikola Klickovic, quien también estaba detenido en Italia y fue expulsado de ese país por la justicia.
La agencia Tanjug informó que Klickovic ya había sido condenado en Smederevo a cuatro meses de cárcel por comportamiento violento en otra manifestación deportiva.
Los otros seis "hooligan" serbios acusados por los desmanes que obligaron a suspender aquel partido en Génova, recibieron condenas de hasta dos años de cárcel y también habían sido expulsados de Italia.
Bogdanov, cuyo rostro enfundado en una máscara recorrió las portadas de los diarios de todo el mundo, había logrado eludir inicialmente el cerco policial y fue descubierto gracias a los tatuajes que luce en sus brazos cuando pretendía escapar escondido entre el equipaje de un autobús.
"Es el hijo más dulce del mundo", dijo en su defensa su propia madre: Fanika Bogdanova, pretendiendo darle un perfil más humano al hombre que aterrorizó a Génova aquella noche de octubre de 2010.
Serbia, entre tanto, sufrió las consecuencias de la violencia de sus fanáticos y se le dio por perdido el partido con Italia por 3-0, además de tener que disputar un duelo con Irlanda del Norte a puertas cerradas.
Para intentar combatir la violencia en el fútbol, el Ministerio del Interior serbio creo un departamento especial de policía, encargado de manejar y actualizar una base de datos con información de todos los responsables de desmanes en las canchas.
Entre las medidas que se estudian para impedir que esos ultras provoquen desmanes más allá de la frontera, se prevé modificar el código penal para posibilitar que se les retiren los pasaportes y así evitar que viajen al extranjeros.
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