Jugadores y aficionados del West Ham se liaron golpes durante el tradicional acto con el que el club de Londres suele despedir cada curso. Una cena en la que un equipo que acaba de descender de categoría celebra el final de temporada entregando premios no puede acabar bien. Igual este año se lo podían haber ahorrado.
La gala, celebrada en el hotel Grosvenor House de la capital británica, comenzó bien. El copropietario del equipo, David Gold, pronunció un discurso optimista, en el que se comprometió a devolver al West Ham a la Premier League la próxima temporada.
El ánimo de los aficionados presentes -que habían pagado una importante cantidad de dinero por asistir-, estaba bastante encendido. Lógicamente, hace nueve meses, cuando comenzó la liga inglesa, por la mente del hincha medio del West Ham no pasaba llegar al último partido del campeonato en el 20º puesto de la clasificación y sin opciones de lograr la salvación.
El drama vivido el pasado domingo aumentó la susceptibilidad de los 'supporters'. El West Ham ganaba al descanso por 0-2 en la cancha del Wigan, uno de los equipos con los que peleaba por no bajar a la First Division. Con ese resultado, los 'Hammers' habrían llegado a la jornada 38 con algunas posibilidades de permanencia, pero en el segundo tiempo los locales dieron la vuelta al marcador, con gol en el minuto 90 incluido.
Al parecer, el autor de los dos tantos del West Ham en Wigan, Demba Ba, fue el causante de la trifulca. Según publica la prensa inglesa, el delantero senegalés se negó a firmar un autógrafo a un seguidor. Ese desaire no gustó a los hinchas, que de los gritos pasaron a las manos. Varios futbolistas, entre ellos Manuel da Costa, acudieron a ayudar a su compañero. Vasos y platos volaron por los aires mientras otros asistentes intentaban poner paz.
La Policía llegó rápidamente al hotel. Un portavoz aseguró después que la situación se calmó "rápidamente" y descartó que se fueran a tomar medidas penales contra alguno de los implicados en la pelea.
Lágrimas y sentimiento de Palombo
La forma con la que el West Ham se marcha de la Premier es la peor posible. La relación de los aficionados con los futbolistas y el entrenador, Avram Grant, está rota. El encuentro del próximo fin de semana en Upton Park se prevé caliente. No es probable que se viva algo parecido a lo que sucedió en Génova el domingo.
La Sampdoria, al igual que el West Ham, perdió en la penúltima jornada y descendió matemáticamente. Después de las habituales escenas de llanto sobre el terreno de juego, los jugadores se fueron al vestuario. Poco después, el capitán, Angelo Palombo, regresó al césped. Llorando desconsoladamente, pidió perdón a los aficionados como sólo un niño podría hacerlo. La gallardía del capitán emocionó aún más a los 'tiffosi', la mayoría también con lágrimas en los ojos.
La gala, celebrada en el hotel Grosvenor House de la capital británica, comenzó bien. El copropietario del equipo, David Gold, pronunció un discurso optimista, en el que se comprometió a devolver al West Ham a la Premier League la próxima temporada.
El ánimo de los aficionados presentes -que habían pagado una importante cantidad de dinero por asistir-, estaba bastante encendido. Lógicamente, hace nueve meses, cuando comenzó la liga inglesa, por la mente del hincha medio del West Ham no pasaba llegar al último partido del campeonato en el 20º puesto de la clasificación y sin opciones de lograr la salvación.
El drama vivido el pasado domingo aumentó la susceptibilidad de los 'supporters'. El West Ham ganaba al descanso por 0-2 en la cancha del Wigan, uno de los equipos con los que peleaba por no bajar a la First Division. Con ese resultado, los 'Hammers' habrían llegado a la jornada 38 con algunas posibilidades de permanencia, pero en el segundo tiempo los locales dieron la vuelta al marcador, con gol en el minuto 90 incluido.
Al parecer, el autor de los dos tantos del West Ham en Wigan, Demba Ba, fue el causante de la trifulca. Según publica la prensa inglesa, el delantero senegalés se negó a firmar un autógrafo a un seguidor. Ese desaire no gustó a los hinchas, que de los gritos pasaron a las manos. Varios futbolistas, entre ellos Manuel da Costa, acudieron a ayudar a su compañero. Vasos y platos volaron por los aires mientras otros asistentes intentaban poner paz.
La Policía llegó rápidamente al hotel. Un portavoz aseguró después que la situación se calmó "rápidamente" y descartó que se fueran a tomar medidas penales contra alguno de los implicados en la pelea.
Lágrimas y sentimiento de Palombo
La forma con la que el West Ham se marcha de la Premier es la peor posible. La relación de los aficionados con los futbolistas y el entrenador, Avram Grant, está rota. El encuentro del próximo fin de semana en Upton Park se prevé caliente. No es probable que se viva algo parecido a lo que sucedió en Génova el domingo.
La Sampdoria, al igual que el West Ham, perdió en la penúltima jornada y descendió matemáticamente. Después de las habituales escenas de llanto sobre el terreno de juego, los jugadores se fueron al vestuario. Poco después, el capitán, Angelo Palombo, regresó al césped. Llorando desconsoladamente, pidió perdón a los aficionados como sólo un niño podría hacerlo. La gallardía del capitán emocionó aún más a los 'tiffosi', la mayoría también con lágrimas en los ojos.
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