El autobús del Fenerbahçe fue atacado por unos 200 aficionados cuando el vehículo del equipo se trasladaba para jugar la semifinal contra el Bursaspor en la Copa de Turquía. El grupo de fanáticos lanzó piedras hasta que la Policía intervino.
Se da la circunstancia de que 24 días antes el mismo autobús fue tiroteado durante uno de sus traslados en carretera. Entonces la competición local se suspendió durante una semana mientras se investigaba el accidente. La Federación Fútbol Turca anunció entonces que se trataba de un ataque terrorista después de una reunión con el ministro de Deportes.
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