Los ultras de Varese no está nada feliz con la actual campaña de su equipo en la Serie B de Italia. Y lo demostró de la peor manera: con violencia extrema, dañando su cancha. El pasado fin de semana, horas antes del partido ante Avellino, un grupo de ultras rompió y forzó una puerta e ingresó al estadio propio, el Franco Ossola. Destrozaron los bancos de suplentes, arrancaron panes de césped, dañaron los arcos y redes, rompieron butacas de las plateas e hicieron pintadas amenazantes para los futbolistas y los directivos del club. Estos hechos obligaron a suspender el cotejo, correspondiente a la 36ª fecha. Finalmente el partido se disputó al día siguiente, tras unarápida "lavada de cara" de las instalaciones. Los hinchas se mostraron calmos, pero el resultado no sirvió a los locales: fue empate 1 a 1.
El presidente de Varese, Pier Paolo Cassará, declaró: "Fue un desastre, querían un día negro y lo consiguieron. Estos actos indignantes pueden ser condenados de una sola forma: jugando, por eso jugamos a las pocas horas. Lo que hicieron fue un insulto al fútbol y a sus valores. No son hinchas de nuestro equipo, son criminales, y de alto nivel. Espero que sean identificados, atrapados y reciban el castigo apropiado".
Varese, entidad situada en la ciudad homónina en la región de Lombardia, ocupa el último puesto en la tabla de posiciones de la Serie B, con 29 puntos, producto de 7 victorias, 12 empates y 17 derrotas. Los descensos son cuatro y restan seis fechas... La lógica y la distancia con los equipos que lo anteceden presagian una caída a la Serie C. Fundado el 22 de marzo de 1910 con el nombre de Varese Football Club, el club lombardo transitó la mayor parte de su historia en el Ascenso, entre las Series B (salió campeón en tres oportunidades), C (también campeonó tres veces) y D (dio otro triplete de vueltas olímpicas). Se dio el gran gusto de participar en la poderosa y envidiable Serie A durante siete temporadas. Roberto Bettega, Claudio Gentile y Antonio Di Natale son algunos de los futbolistas más reconocidos que vistieron su camiseta rojiblanca. Ahora el club es rehén del accionar salvaje de las barras. Algo que no es solo patrimonio de Sudamérica: en Europa también irrumpe esta plaga.
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