La imagen al salir de la estación de topo de Anoeta es otra. Es la de encontrarte con un estadio de fútbol del siglo veintiuno. Con muchos detalles aún por pulir y a falta de quitar el polvo, los aficionados se asombraban del cambio que ha experimentado el fondo norte. De aquella fachada de cemento con el escudo del club a media altura, a un predominio claro del color azul por el etfe instalado. Además, sin el vallado de las obras, la explanada es amplia, lo suficiente para las aglomeraciones de gente que se puedan formar, y da paso a las pocas escaleras exteriores que hay que subir para acceder al interior de la infraestructura.
Los aficionados, mayoritariamente con la camiseta o la bufanda txuri-urdin, aprovecharon el buen tiempo e hicieron tiempo en los aledaños, visitando la tienda oficial del club o tomando algo en los bares del alrededor. Las familias del nuevo fondo norte eran los más ilusionados ante la novedad de la remozada grada. Rugieron como la grada Zabaleta, con la que se intercambiaron saludos en un ambiente festivo.
Mikel Marzol y Oier Azpeitia (Lasarte)
«Todos vienen con ilusión, espero que la grada familiar sea la réplica de la otra»
Las familias Marzol, Azpeitia y López daban un rodeo al estadio antes de entrar. Por un lado, Mikel, el padre de Markel Marzol, transmitía que «hemos optado por la grada familiar por no meter a los chavales en la grada Zabaleta todavía, pero la intención es, pasado el tiempo, dejarlos ahí y yo que no tenga ni que venir y pueda verlo por la tele». Iñaki, padre de Nora y Oier Azpeitia y socio desde los ochenta, le recuerda que terminará volviendo una temporada más. «Vendrás, vendrás...». Y el otro reconoce que sí, «siempre digo 'el año que viene ya no vengo', y va llegando y va llegando y al final vengo. Y también porque somos de Lasarte y es más fácil, llegamos a ser de Zumarraga y... esa gente tiene muchísimo mérito».
En ese aspecto, Iñaki, que tiene su asiento al lado de la grada Zabaleta, reconoce que hay partidos y partidos. «Contra un Getafe, por ejemplo, terminas viniendo porque te lo pide el hijo».
En cuanto al ambiente que espera con el estadio totalmente reformado, dice que «estábamos en la grada familiar la temporada pasada y nos reubicaron en la tribuna sur, y nos hemos quedado ahí. La verdad es que la grada Zabaleta ha dado una vida tremenda al estadio y la grada familiar espero que sea la réplica de la otra». Las ganas se palpaban en el ambiente. Mikel Marzol afirmaba que «no hay comparación con las pistas, viene todo el mundo con ilusión, todos sacando fotos continuamente».
Josu y Urko Hualde (Errenteria)
«Del estadio me esperaba otra cosa, pero la idea de la grada familiar es fantástica»
Josu Hualde acudió al partido de ayer junto a su hijo de cinco años Urko. Los dos con la segunda equipación de la Real, la verde, transmiten las expectaciones que tienen acerca del nuevo campo. Josu reconoce, a escasos minutos de conocerlo por dentro y guiado solamente por lo que ha visto en las fotos, que «me esperaba otra cosa, no sé por qué, pero tiene muy buena pinta y vamos a disfrutarlo». Tiene que hacer cuentas para saber los años que lleva de socio, y esta temporada se estrena el pequeño Urko. «La idea de tener una grada familiar de este tipo me parece fantástica, un acierto».
Ekain, Oihan y Noa (Errenteria)
«Estamos nosotros tres y después vienen mi padre, mi hermano y mi sobrino»
Ekain y sus hijos Oihan, de 11 años, y Noa, de 12, a pocos días de cumplir 13, caminan hacia Anoeta por la Avenida Madrid para juntarse en familia y acudir a la grada que se estrenaba ayer. «Estamos nosotros tres y después también vienen mi padre, mi hermano y mi sobrino. Yo fui socio anteriormente, lo dejé y ahora hemos vuelto otra vez». Los tres se mostraron con ganas de entrar al estadio y Noa aseguró que «va a ser muy diferente, vendremos a Anoeta más a gusto y vamos a animar más».
Xabier Almandoz y cía. (Donostia)
«La gente presiona más y se debe notar. Aspiramos a entrar en Europa»
Xabier Almandoz, un habitual en las tertulias realistas en los medios de la ciudad, incluida la de Teledonosti, ejerció de anfitrión junto a Elisa Manterola, que tiene el escudo de la Real tatuado en el tobillo, de unos amigos realistas que residen fuera de San Sebastián. Conquense, pero desde Tarrasa, llegó José Carlos Cauce. «Soy txuri-urdin desde los diez años. Suelo venir una vez al año a Donosti, y he aprovechado ahora que estoy de vacaciones para ver el estreno del nuevo Anoeta. Tanto el estadio como la temporada me da muy buenas sensaciones, a pesar del tropiezo del derbi estoy muy ilusionado y creo podremos entrar en Europa, que es a lo que aspiramos».
El propio Almandoz, que ni se acuerda de los años que lleva de socio en la Real, conoce bien la trayectoria reciente de la Real y espera, esta temporada sí, que el aliento de la afición tenga influencia en el equipo. «Siempre he dicho que con el estadio nuevo tenemos mínimo seis puntos más asegurados, pero a ver si es verdad, porque el año pasado conseguimos más puntos fuera que en casa. La gente presiona más y se debe notar».
Albert Reus (Mallorca)
«Al Atlético hay que hacerle goles, la Real tiene que ir a por un 2-0»
Uno de los miembros de la cuadrilla que visitaba San Sebastián era Albert Reus, que «jugaba de niño de portero y me gustaba mucho Arconada. Su carisma, su liderazgo y su amor por los colores, y desde entonces no pude parar de pensar en la Real». Antes del partido, opinó que «al Atlético hay que hacer goles, tiene que ir a por un 2-0 y no perdonar los errores que tengan». Dicho y hecho.
Estaba acompañado por Nuria Pascual, de Soria, y Pilar Sánchez, que a pesar de vivir en el centro de Barcelona, «soy de la Real desde los once años, cuando vi a Arconada en el Mundial del 82. Pensé 'qué jugadorazo, qué bueno es', y txuri-urdin desde entonces. Y no tengo segundo equipo», recalca.
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