El secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, cree que España ha avanzado mucho en el tratamiento de la amenaza de la ultraviolencia en el fútbol, pero admitió que ni siquiera una gran cantidad de leyes pueden garantizar que no se produzcan incidentes como los ocurridos en Italia este año.
"Nadie puede decir que no vaya a pasar nunca en su país, nunca digas nunca jamás", dijo Lissavetzky en una entrevista con Reuters.
"El deporte se utiliza como un gran altavoz por la gran repercusión que tiene para que estos grupos ultras puedan de alguna manera difundir entre comillas sus ideas, si se pueden llamar ideas".
"Utilizan el deporte por su repercusión e impacto a nivel social, pero el deporte no es el sitio donde se genera más violencia, sí es el sitio donde se proyecta más esa violencia ultra", dijo.
"Yo no digo que eso no vaya a ocurrir nunca, lo que sí digo es que los deberes se han hecho bien desde hace tiempo"
Lissavetzky dijo que España se había gastado más de 200 millones de euros, en los últimos siete u ocho años, un dinero generado por las quinielas, para mejorar la seguridad en los estadios.
"Hemos aprobado una ley contra el racismo, la xenofobia y la violencia en la que hemos copiado en el buen sentido de la palabra aspectos de la ley inglesa y también de una ley portuguesa", dijo.
"Queremos cortar, entre comillas, cualquier tipo de grifo que haya para los grupos ultras, y tomar decisiones sobre páginas webs de estos grupos, cómo se pueden cerrar. Por supuesto, eso no garantiza nada pero hemos estabilizado la situación".
España ha vivido incidentes de violencia y problemas con las aficiones en las últimas temporadas con jueces de línea agredidos por objetos lanzados desde las gradas, el antiguo entrenador del Sevilla Juande Ramos alcanzado por una botella y ataques contra los autobuses de los equipos visitantes.
"Nadie puede decir que no vaya a pasar nunca en su país, nunca digas nunca jamás", dijo Lissavetzky en una entrevista con Reuters.
"El deporte se utiliza como un gran altavoz por la gran repercusión que tiene para que estos grupos ultras puedan de alguna manera difundir entre comillas sus ideas, si se pueden llamar ideas".
"Utilizan el deporte por su repercusión e impacto a nivel social, pero el deporte no es el sitio donde se genera más violencia, sí es el sitio donde se proyecta más esa violencia ultra", dijo.
"Yo no digo que eso no vaya a ocurrir nunca, lo que sí digo es que los deberes se han hecho bien desde hace tiempo"
Lissavetzky dijo que España se había gastado más de 200 millones de euros, en los últimos siete u ocho años, un dinero generado por las quinielas, para mejorar la seguridad en los estadios.
"Hemos aprobado una ley contra el racismo, la xenofobia y la violencia en la que hemos copiado en el buen sentido de la palabra aspectos de la ley inglesa y también de una ley portuguesa", dijo.
"Queremos cortar, entre comillas, cualquier tipo de grifo que haya para los grupos ultras, y tomar decisiones sobre páginas webs de estos grupos, cómo se pueden cerrar. Por supuesto, eso no garantiza nada pero hemos estabilizado la situación".
España ha vivido incidentes de violencia y problemas con las aficiones en las últimas temporadas con jueces de línea agredidos por objetos lanzados desde las gradas, el antiguo entrenador del Sevilla Juande Ramos alcanzado por una botella y ataques contra los autobuses de los equipos visitantes.
Los insultos y cánticos racistas alcanzaron su cénit hace dos años, pero parecen haberse extinguido en el último año.
El fútbol italiano se ha visto envuelto este año en una serie de incidentes violentos, el último de ellos el fatal disparo de un policía contra un seguidor de la Lazio en una estación de servicio a principios de mes. En febrero un policía murió durante unos enfrentamientos tras un partido en Sicilia.
CASTIGOS INDIVIDUALES
Lissavetzky se mostró partidario de castigar a los individuos responsables de los problemas más que a los clubes.
"El castigo no debe recaer sólo en la gente que organiza los espectáculos deportivos, y si ayudan a identificar a los autores de los cánticos, insultos o incidentes pueden ver reducida su pena. Cuanta más colaboración ofrezcan mejor", dijo para añadir que se necesita una reflexión sobre el estado del fútbol en general, sin el ruido de fondo que provoca las peleas de unos contra otros.
El fútbol italiano se ha visto envuelto este año en una serie de incidentes violentos, el último de ellos el fatal disparo de un policía contra un seguidor de la Lazio en una estación de servicio a principios de mes. En febrero un policía murió durante unos enfrentamientos tras un partido en Sicilia.
CASTIGOS INDIVIDUALES
Lissavetzky se mostró partidario de castigar a los individuos responsables de los problemas más que a los clubes.
"El castigo no debe recaer sólo en la gente que organiza los espectáculos deportivos, y si ayudan a identificar a los autores de los cánticos, insultos o incidentes pueden ver reducida su pena. Cuanta más colaboración ofrezcan mejor", dijo para añadir que se necesita una reflexión sobre el estado del fútbol en general, sin el ruido de fondo que provoca las peleas de unos contra otros.
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