Los miles de seguidores del Rangers tiñeron de azul las calles del centro de la ciudad y de los aledaños del Estadio
La gran invasión de seguidores del Glasgow Rangers llegó ayer a su epílogo con el pitido inicial del colegiado y la presencia de 6.000 de ellos en la tercera gradería del Camp Nou y otros muchos esparcidos por todo el estadio, lo que provocó algún que otro altercado entre seguidores de uno u otro bando. Felizmente no hubo que lamentar ningún incidente remarcable, pese a que el centro de Barcelona y los alrededores del estadio quedaron repletos de miles de latas de cerveza vacías.Hasta entonces, el centro de Barcelona y los alrededores del Camp Nou habían quedado invadidos por una marea azul de seguidores del Rangers que aprovecharon lo que para ellos es una temperatura estival para trasegar litros y litros de cerveza, entonar cánticos de ánimo a su equipo y pasearse mientras esperaban la hora del partido.El temor a incidentes hizo que algunos de los locales emblemáticos del centro de la ciudad así como los quioscos de Les Rambles bajaran sus persianas para prever problemas. Los incidentes que protagonizaron unos 700 aficionados escoceses durante la noche del martes y que acabaron con tres heridos leves que fueron atendidos en el Hospital del Mar confirmaron los temores e hicieron que las fuerzas de seguridad, en estado de alerta, reforzaran su vigilancia. Sin embargo, en general los bares e incluso las tiendas y supermercados del centro aprovecharon para hacer su agosto y suministrar bebida a los sedientos seguidores de los ‘gers’ que agotaron las existencias en muchos sitios. La plaza Catalunya, la plaza Reial y Les Rambles estuvieron inundadas hasta primeras horas de la tarde por un mar de escoceses que habían colgado sus banderas y pancartas en los árboles y en las farolas. Mientras, en los alrededores del Camp Nou también se acumulaban miles de aficionados escoceses que, llegados a primera hora de la mañana a Barcelona, se acercaban a las proximidades del estadio para intentar conseguir una entrada para el partido.Tras descartar la opción de conseguir un billete a través de los canales oficiales -el club sólo suministraba los tíquets para los socios que las habían reservado por teléfono o internet- los ‘gers’ peregrinaron por Travessera de Les Corts y Arístides Maillol buscando algún aficionado dispuesto a desprenderse de su entrada. Fue uno de los momentos para la ‘reventa’ que adquirió precios increíbles, de casi 600 euros por parte de los ‘supporters’ más desesperados que buscaban la manera de poder seguir el partido desde dentro del Estadi junto a los 6.203 afortunados que habían conseguido una entrada ‘legal’. Las autoridades calculaban que unos dos mil aficionados del equipo de Glasgow se hicieron con una entrada fuera de las zonas adjudicas para ellos.UN REGUERO DE LATASA primera hora de la tarde se inició la peregrinación de los aficionados que estaban concentrado en el centro de la ciudad hacia el Camp Nou. En principio habían anunciado que se desplazarían a pie, pero al final y por fortuna optaron por el transporte público con lo que no se produjo el colapso circulatorio que se había temido. Eso sí, tras la marea azul quedó un reguero de envases y vasos, desperdicios y olor a orín que obligó a las brigadas de limpieza a multiplicar su tarea a lo largo de toda la jornada. Mientras algunos locales se quedaban prácticamente sin existencias de cervezas, lo mismo que sucedía en algunos supermercados del centro de Barcelona.El ayuntamiento se vio obligado a salir al paso de las críticas de muchos ciudadanos que lamentaban de que se permitiera a los ‘supporters’ vulnerar la normativa barcelonesa que impide el consumo de alcohol en la vía pública. “Es preferible evitar un conflicto de orden público que hacer cumplir una ordenanza en unas personas que mañana estarán en su país” fue la explicación de la concejal de Seguridad y Movilidad, Assumpta Escarp.La gran aglomeración de los aficionados escoceses en las proximidades del estadio se hizo aún más evidente sobre las siete y media de la tarde. Las fuerzas de seguridad decidieron retrasar al máximo la apertura de las puertas del estadio y cuando lo hicieron, más allá de las ocho, llegó el momento para otra expresión de picaresca ‘made in Scotland’. Algunos forzaron la entrada al recinto y ya en las explanadas que rodean el Camp Nou se lanzaron a la búsqueda de una localidad a la desesperada.Los 6.000 escoceses que tenían entrada llegaron sin problemas a la tercera gradería, mientras otro gran número de seguidores, que seguro que habían conseguido la entrada en la reventa, también pudieron entrar quedando esparcidos por todo el estadio.
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