Los archivos secretos relacionados con la tragedia de Hillsborough, estadio donde murieron 96 personas durante un partido de fútbol entre el Liverpool y el Nottingham Forest en 1989, podrían ser desclasificados próximamente, 10 años antes de lo previsto, por una petición del Gobierno británico. El ministerio del Interior informó hoy de que la titular del departamento, Jacqui Smith, ha pedido a la policía de South Yorkshire, condado en el que está el estadio de Hillsborough, que haga públicos los documentos relacionados con la tragedia.
La norma habitual es que este tipo de información se mantenga en secreto durante 30 años, pero el Gobierno quiere acelerar el proceso por la presión de las familias de las víctimas, que han redoblado sus presiones para que se vuelva a investigar la tragedia, cuyo vigésimo aniversario se conmemoró el pasado miércoles. Nadie fue sancionado por lo ocurrido y las asociaciones de familiares insisten en que pudo haber responsabilidades penales en la manera en la que se organizó la seguridad ante el partido, correspondiente a una semifinal de la Copa inglesa.
Los documentos desclasificados pueden arrojar luz sobre dos de las cuestiones que no tienen una respuesta clara: quién y por qué permitió que entrará más gente de la permitida en el fondo del estadio donde se produjo el aplastamiento de cientos de personas y por qué la policía no permitió la entrada de ambulancias al recinto. Las asociaciones sostienen que la policía pudo impedir la entrada de los equipos médicos por considerar en un principio que se trataba de una pelea entre "hooligans" y decidir posteriormente que ya no se podía hacer nada por la vida de las personas aplastadas.
Sin embargo, según la versión coincidente de varios testigos, algunos de los fallecidos no murieron como consecuencia directa de la avalancha del fondo del estadio, sino que lo hicieron minutos más tarde sobre el césped del campo sin recibir asistencia médica. Miles de personas rindieron el miércoles tributo a estos 96 hinchas del Liverpool muertos en la peor tragedia de la historia del deporte británico, en una jornada de homenaje que tuvo su acto central en el estadio de Anfield, feudo de los "reds".
Parte de los aficionados presentes en Anfield abuchearon al ministro de Cultura, Andy Burnham, quien intervino en el homenaje en nombre del primer ministro británico, Gordon Brown. Burnham manifestó que la tragedia cambió la historia del fútbol inglés, supuso "el fin de una era de mal tratamiento a los hinchas" y contribuyó a que el fútbol sea hoy un espectáculo "más seguro".
La norma habitual es que este tipo de información se mantenga en secreto durante 30 años, pero el Gobierno quiere acelerar el proceso por la presión de las familias de las víctimas, que han redoblado sus presiones para que se vuelva a investigar la tragedia, cuyo vigésimo aniversario se conmemoró el pasado miércoles. Nadie fue sancionado por lo ocurrido y las asociaciones de familiares insisten en que pudo haber responsabilidades penales en la manera en la que se organizó la seguridad ante el partido, correspondiente a una semifinal de la Copa inglesa.
Los documentos desclasificados pueden arrojar luz sobre dos de las cuestiones que no tienen una respuesta clara: quién y por qué permitió que entrará más gente de la permitida en el fondo del estadio donde se produjo el aplastamiento de cientos de personas y por qué la policía no permitió la entrada de ambulancias al recinto. Las asociaciones sostienen que la policía pudo impedir la entrada de los equipos médicos por considerar en un principio que se trataba de una pelea entre "hooligans" y decidir posteriormente que ya no se podía hacer nada por la vida de las personas aplastadas.
Sin embargo, según la versión coincidente de varios testigos, algunos de los fallecidos no murieron como consecuencia directa de la avalancha del fondo del estadio, sino que lo hicieron minutos más tarde sobre el césped del campo sin recibir asistencia médica. Miles de personas rindieron el miércoles tributo a estos 96 hinchas del Liverpool muertos en la peor tragedia de la historia del deporte británico, en una jornada de homenaje que tuvo su acto central en el estadio de Anfield, feudo de los "reds".
Parte de los aficionados presentes en Anfield abuchearon al ministro de Cultura, Andy Burnham, quien intervino en el homenaje en nombre del primer ministro británico, Gordon Brown. Burnham manifestó que la tragedia cambió la historia del fútbol inglés, supuso "el fin de una era de mal tratamiento a los hinchas" y contribuyó a que el fútbol sea hoy un espectáculo "más seguro".
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