Se les expulsó del Camp Nou, pero avisaron de que se desplazarían allá donde fuera el equipo durante lo que queda de temporada. Han cumplido su palabra. Una veintena de seguidores radicales, presumiblemente casuals, la facción más violenta de los Boixos Nois, agredió ayer a primera hora de la tarde a un escolta de Joan Laporta en el exterior del hotel en el que se alojó el equipo azulgrana.
El grupo se acercó al agente de seguridad, le preguntó si se encargaba del presidente del Barça y uno de ellos le pegó un puñetazo en el rostro. La víctima, que se encaró con los radicales, sufre un traumatismo craneofacial, según informó el club.
A media tarde, la policía alemana localizó a cinco de los agresores y se los llevó a comisaría, donde anoche permanecían retenidos. De hecho, el departamento de seguridad del Barça detectó por la mañana la presencia en Múnich de este grupo, que tiene vetada la entrada al Camp Nou. Después de la agresión, el club denunció los hechos a la policía y también a la UEFA y al Bayern para que impidieran su acceso al Allianz Arena.
El de ayer no es el único incidente protagonizado por los Boixos Nois esta temporada. El más grave de ellos fue el lanzamiento de bengalas en Montjuïc durante el clásico barcelonés, a finales de septiembre. Como consecuencia del incidente, en el que resultaron heridos unos 30 espectadores, cinco jóvenes fueron detenidos, encarcelados y puestos en libertad 40 días después. El caso está pendiente de juicio y las medidas cautelares impuestas por el magistrado les obligan a acudir a comisaría todos los días en que se juegue algún encuentro.
La expedición azulgrana viajó a Múnich arropada por 2.000 seguidores. No querían perderse la oportunidad de ver el partido en directo desde la grada del espléndido Allianz Arena. El palco tuvo como insólito espectador al entrenador azulgrana, Pep Guardiola -ausente del banquillo por sanción-, escoltado por su amigo y director de Relaciones Externas del club, Manel Estiarte, y por el entrenador de porteros, Juan Carlos Unzue. Fue éste quien, durante el descanso, bajó al vestuario para dar instrucciones a los jugadores.
El grupo se acercó al agente de seguridad, le preguntó si se encargaba del presidente del Barça y uno de ellos le pegó un puñetazo en el rostro. La víctima, que se encaró con los radicales, sufre un traumatismo craneofacial, según informó el club.
A media tarde, la policía alemana localizó a cinco de los agresores y se los llevó a comisaría, donde anoche permanecían retenidos. De hecho, el departamento de seguridad del Barça detectó por la mañana la presencia en Múnich de este grupo, que tiene vetada la entrada al Camp Nou. Después de la agresión, el club denunció los hechos a la policía y también a la UEFA y al Bayern para que impidieran su acceso al Allianz Arena.
El de ayer no es el único incidente protagonizado por los Boixos Nois esta temporada. El más grave de ellos fue el lanzamiento de bengalas en Montjuïc durante el clásico barcelonés, a finales de septiembre. Como consecuencia del incidente, en el que resultaron heridos unos 30 espectadores, cinco jóvenes fueron detenidos, encarcelados y puestos en libertad 40 días después. El caso está pendiente de juicio y las medidas cautelares impuestas por el magistrado les obligan a acudir a comisaría todos los días en que se juegue algún encuentro.
La expedición azulgrana viajó a Múnich arropada por 2.000 seguidores. No querían perderse la oportunidad de ver el partido en directo desde la grada del espléndido Allianz Arena. El palco tuvo como insólito espectador al entrenador azulgrana, Pep Guardiola -ausente del banquillo por sanción-, escoltado por su amigo y director de Relaciones Externas del club, Manel Estiarte, y por el entrenador de porteros, Juan Carlos Unzue. Fue éste quien, durante el descanso, bajó al vestuario para dar instrucciones a los jugadores.
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