El rencor es una máxima entre los aficionados radicales del fútbol, que no olvidan ni el episodio más insignificante si ha supuesto un ataque a su grupo o a sus colores. Y en el partido de ayer, sobre todo en las horas previas, se respiraba tensión, mucha tensión por una cuenta que creían tener pendiente algunos cadistas y béticos. En la temporada pasada, un grupo de aficionados del Cádiz fue despedido de Sevilla a pedradas cuando concluyó el partido que disputó el equipo amarillo con el filial del Betis. Este encontronazo, del que no se libró ni el autobús del Cádiz, fue el motivo que hubo detrás de los conatos de pelea que se sucedieron antes de que el árbitro pitara el inicio de la contienda deportiva.
La reyerta que más alarma provocó fue la que presenciaron más de un centenar de niños y sus padres en Telegrafía sin Hilos. Pero no fue la única. El partido fue declarado de alto riesgo el pasado jueves; lo que obligó a la Policía Nacional a montar un dispositivo especial de seguridad con sus unidades de contención de masas (los conocidos zodiacos) y antidisturbios en primer línea.
El trabajo de estos agentes se concentró, sobre todo, en vigilar los movimientos de los ultras del Betis, los Supporters Sur. De esta peña acudió ayer al Carranza un grupo de 80 individuos que llegaron en tren, sobre las dos de la tarde, a la estación de San Severiano.
En el Cerro del Moro
No llevaban ni una hora en la ciudad cuando tuvieron el primer altercado. Según confirmaron fuentes policiales, se estaban aproximando al estadio cuando, a la altura del Cerro del Moro, se toparon con un grupo de aficionados cadistas.
De las primeras provocaciones verbales pasaron a las manos, hasta que llegaron los agentes de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción), que tuvieron que cargar para disolver la pelea. Las mismas fuentes señalaron a este medio que éste fue el peor momento de la jornada, cuando los efectivos policiales se vieron obligados a emplearse con mayor contundencia para que la situación no se desmadrara por completo.
También al mediodía, apagaron los ánimos encendidos en otra pelea que se originó de forma espontánea en la glorieta de la Zona Franca, donde un grupo de béticos había tomado la plaza para almorzar.
Munición de piedras
La colaboración vecinal fue esencial para que los agentes supieran qué estaba ocurriendo antes de que comenzara el partido en la calle Pintor Clemente de Torres; punto habitual de concentración de las Brigadas Amarillas. Algunos ultras fueron vistos almacenando una peligrosa munición en forma de piedras y escombros que habían tomado de una zona de obras. Cuando los agentes llegaron, retiraron todo el material peligroso.
Pese al elevado número de aficionados béticos que se desplazó a Cádiz -unos 2.500- y el ambiente de alta tensión que había, la jornada se saldó con una veintena de denunciados, muchos de ellos por posesión de drogas.
Los Supporters fueron los últimos en abandonar el Carranza y fueron escoltados hasta la estación para evitar más provocaciones
La reyerta que más alarma provocó fue la que presenciaron más de un centenar de niños y sus padres en Telegrafía sin Hilos. Pero no fue la única. El partido fue declarado de alto riesgo el pasado jueves; lo que obligó a la Policía Nacional a montar un dispositivo especial de seguridad con sus unidades de contención de masas (los conocidos zodiacos) y antidisturbios en primer línea.
El trabajo de estos agentes se concentró, sobre todo, en vigilar los movimientos de los ultras del Betis, los Supporters Sur. De esta peña acudió ayer al Carranza un grupo de 80 individuos que llegaron en tren, sobre las dos de la tarde, a la estación de San Severiano.
En el Cerro del Moro
No llevaban ni una hora en la ciudad cuando tuvieron el primer altercado. Según confirmaron fuentes policiales, se estaban aproximando al estadio cuando, a la altura del Cerro del Moro, se toparon con un grupo de aficionados cadistas.
De las primeras provocaciones verbales pasaron a las manos, hasta que llegaron los agentes de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción), que tuvieron que cargar para disolver la pelea. Las mismas fuentes señalaron a este medio que éste fue el peor momento de la jornada, cuando los efectivos policiales se vieron obligados a emplearse con mayor contundencia para que la situación no se desmadrara por completo.
También al mediodía, apagaron los ánimos encendidos en otra pelea que se originó de forma espontánea en la glorieta de la Zona Franca, donde un grupo de béticos había tomado la plaza para almorzar.
Munición de piedras
La colaboración vecinal fue esencial para que los agentes supieran qué estaba ocurriendo antes de que comenzara el partido en la calle Pintor Clemente de Torres; punto habitual de concentración de las Brigadas Amarillas. Algunos ultras fueron vistos almacenando una peligrosa munición en forma de piedras y escombros que habían tomado de una zona de obras. Cuando los agentes llegaron, retiraron todo el material peligroso.
Pese al elevado número de aficionados béticos que se desplazó a Cádiz -unos 2.500- y el ambiente de alta tensión que había, la jornada se saldó con una veintena de denunciados, muchos de ellos por posesión de drogas.
Los Supporters fueron los últimos en abandonar el Carranza y fueron escoltados hasta la estación para evitar más provocaciones
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