Los incidentes que precedieron el partido entre Espanyol y Osasuna, disputado el pasado sábado en Cornellá, se saldaron con dos heridos, un seguidor del equipo rojillo y otro del catalán, ambos con heridas en la cabeza. El peor parado fue el segundo, que fue trasladado al Hospital Universitari de Bellvitge, en Barcelona, para ser atendido. El navarro, Josu P., de 24 años, presentaba una herida sin consecuencias y pudo entrar en el estadio.
El encuentro estuvo rodeado de obstáculos para los aficionados rojillos que se desplazaron a Barcelona, ya que, según las fuentes consultadas, las dos docenas que pudieron acceder al estadio de Cornellá tuvieron que abandonar el recinto deportivo por recomendación de los Mossos de Escuadra, el cuerpo policial autonómico de Cataluña.
Los problemas habían comenzado ya anteriormente, al parecer cuando un grupo de ultras rojillos, protagonizó un enfrentamiento con seguidores del Espanyol, y uno de ellos resultó herido en la cabeza.
No hubo detenciones
Fuentes de los Mossos de Escuadra confirmaron que se realizaron 44 identificaciones el sábado por la noche después de que una persona resultara herida antes del encuentro entre Espanyol y Osasuna.
"Se llevó a esta persona, un chico joven, al hospital para que se le curase y después recibió el alta. Se identificó a 44 personas y la actuación policial que consta en este incidente concluye ahí", explicaron desde la policía catalana, que no precisó si se devolvió a los ultras a Pamplona en autobús sin entrar al estadio, como apuntan algunas fuentes.
Los Mossos comprobaron que ninguno de los 44 tenía antecedentes policiales. "Si la persona que tenía las lesiones quiere denunciar a alguien, constan las identificaciones de todos. Pero no hubo detenciones", aclararon desde Barcelona.
El incidente entre ultras fue el que provocó que los Mossos advirtieran al resto de aficionados osasunistas que acudían a Cornellá que tuvieran cuidado y taparan su indumentaria roja. Uno de ellos, Josu P., no pudo evitar, cuando estaba tapando su camiseta, ser descubierto por un ultra del Espanyol y recibió un puñetazo, que le produjo una herida en la cabeza, y una patada, según relata él mismo en la entrevista que se reproduce en esta página.
La veintena de seguidores de Osasuna, incluido el agredido, presenció el encuentro en Cornellá hasta el minuto 60, en que los Mossos les aconsejaron que abandonaran el estadio porque, según cuentan varios de los allí presentes, "no podían garantizar su seguridad al terminar el partido".
De esta forma, y después de convencerse de que era lo mejor, abandonaron Cornellá cuando quedaba media hora para terminar el choque. En un principio, los Mossos les acompañaron hasta las afueras del estadio, pero los seguidores rojillos les pidieron que lo hicieran hasta la estación de metro más próxima, según cuenta uno de los afectados.
También pasó en Pamplona
Los incidentes de Cornellá hacen que llueva sobre mojado. En el partido de la primera vuelta, en Pamplona, un aficionado del Espanyol, de 29 años, fue trasladado al hospital con un golpe en la cabeza producto de un botellazo recibido desde en un bar cercano al Reyno. El seguidor no tenía nada que ver con las Brigadas Blanquiazules, grupo ultra del Espanyol que acudió custodiado al estadio.
A pesar de este antecedente, el dispositivo policial fue el habitual. "No era partido de alto riesgo, pero el dispositivo estaba montado como en todo partido de Primera. No se hizo nada extraordinario", apuntaban desde los Mossos.
Ayer, las altas instancias del club rojillo desconocían estos incidentes ocurridos en Cornellá y se sorprendían de que los ultras de Osasuna se hubieran desplazado a Barcelona, porque no constaba dentro del plan de seguridad del partido.
Los responsables de las peñas tienen intención de reunirse con el club y emitir un comunicado de protesta por lo ocurrido. El joven agredido no pertenece a ninguna peña, pero es muy conocido y en Tajonar, donde acude a presenciar muchos entrenamientos.
Josu P., socio de Osasuna desde el año 2000, de 24 años, narraba ayer, de regreso a Pamplona, lo que ocurrió el sábado cuando acudía a Cornellá, y que tardará en olvidar.
¿Qué pasó exactamente?
Estuvimos por la ciudad muy bien y al bajar del metro nos dijo la policía que ultras nuestros habían pegado a un chaval y estaba el ambiente caldeado. Entonces fuimos por otra calle distinta a la que veníamos y, al llegar a las inmediaciones del estadio, la policía vio que íbamos de rojo y nos recomendaron que nos tapáramos.
¿Iban con camiseta roja?
La mayoría de los que íbamos, sí. Somos un grupo de unos quince, y había de la peña Panoramix, pero yo no soy de ninguna peña. Justo nos estábamos tapando, pasamos por un bar con gente del Espanyol que nos miraba y no nos olió muy bien, y justo antes de entrar, me viene uno de frente, me pega un puñetazo, me tira al suelo y después me da una patada. Salieron corriendo.
¿Ellos iban identificados con los colores del Espanyol?
No, el que me dio llevaba gorra y una chaqueta hasta arriba.
¿Le dijo algo?
No oí nada, pero me comentaron que decía "putos vascos y puta Osasuna".
¿Cómo se encuentra?
Tengo una herida, pero sin puntos ni nada. Una marca sin más. Lo peor es el golpe moral.
¿Sintió miedo?
Miedo no, pero impotencia sí, porque te cuesta reaccionar. Vas a buenas a pasar el fin de semana, no te metes con nadie y te la lían. Las chicas sí me han dicho que pasaron miedo.
¿Qué pasó en el estadio?
Estábamos pocos y nos pusieron en el área de seguridad. La primera parte estuvimos bien, aplaudimos cuando lo de Jarque, y así. Ellos sólo nos amenazaban con que nos iban a cortar el cuello y poco más. En la segunda nos empezaron a tirar botellas de plástico de agua, sin tapón pero llenas, que bajaban a bastante velocidad. No nos dieron porque nos avisábamos y nos apartábamos. Se lo comentamos a los Mossos y nos dijeron que si salíamos para el minuto 15 nos acompañaban porque habían oído que nos iban a esperar a la salida del partido. Si nos quedábamos hasta el final, era con nuestras consecuencias. Cuando salió Tamudo, nos fuimos.
¿Cómo decidieron irse todos?
Los Mossos nos dijeron que no se hacían responsables de nosotros al final del partido y la mayoría decidió irse, alguno a regañadientes, porque había padres con críos. Nos acordonaron 15 policías con furgonas hasta la parada del metro.
¿Piensa ponerse en contacto con el club?
Sí, y creo que vamos a hacer algún comunicado con la peña Panoramix.
¿Había tenido algún problema?
No, he viajado muchas veces con el equipo, y es la primera vez que me pasa algo, y espero que la última. Yo seguiré viajando y yendo al Sadar como siempre.
El encuentro estuvo rodeado de obstáculos para los aficionados rojillos que se desplazaron a Barcelona, ya que, según las fuentes consultadas, las dos docenas que pudieron acceder al estadio de Cornellá tuvieron que abandonar el recinto deportivo por recomendación de los Mossos de Escuadra, el cuerpo policial autonómico de Cataluña.
Los problemas habían comenzado ya anteriormente, al parecer cuando un grupo de ultras rojillos, protagonizó un enfrentamiento con seguidores del Espanyol, y uno de ellos resultó herido en la cabeza.
No hubo detenciones
Fuentes de los Mossos de Escuadra confirmaron que se realizaron 44 identificaciones el sábado por la noche después de que una persona resultara herida antes del encuentro entre Espanyol y Osasuna.
"Se llevó a esta persona, un chico joven, al hospital para que se le curase y después recibió el alta. Se identificó a 44 personas y la actuación policial que consta en este incidente concluye ahí", explicaron desde la policía catalana, que no precisó si se devolvió a los ultras a Pamplona en autobús sin entrar al estadio, como apuntan algunas fuentes.
Los Mossos comprobaron que ninguno de los 44 tenía antecedentes policiales. "Si la persona que tenía las lesiones quiere denunciar a alguien, constan las identificaciones de todos. Pero no hubo detenciones", aclararon desde Barcelona.
El incidente entre ultras fue el que provocó que los Mossos advirtieran al resto de aficionados osasunistas que acudían a Cornellá que tuvieran cuidado y taparan su indumentaria roja. Uno de ellos, Josu P., no pudo evitar, cuando estaba tapando su camiseta, ser descubierto por un ultra del Espanyol y recibió un puñetazo, que le produjo una herida en la cabeza, y una patada, según relata él mismo en la entrevista que se reproduce en esta página.
La veintena de seguidores de Osasuna, incluido el agredido, presenció el encuentro en Cornellá hasta el minuto 60, en que los Mossos les aconsejaron que abandonaran el estadio porque, según cuentan varios de los allí presentes, "no podían garantizar su seguridad al terminar el partido".
De esta forma, y después de convencerse de que era lo mejor, abandonaron Cornellá cuando quedaba media hora para terminar el choque. En un principio, los Mossos les acompañaron hasta las afueras del estadio, pero los seguidores rojillos les pidieron que lo hicieran hasta la estación de metro más próxima, según cuenta uno de los afectados.
También pasó en Pamplona
Los incidentes de Cornellá hacen que llueva sobre mojado. En el partido de la primera vuelta, en Pamplona, un aficionado del Espanyol, de 29 años, fue trasladado al hospital con un golpe en la cabeza producto de un botellazo recibido desde en un bar cercano al Reyno. El seguidor no tenía nada que ver con las Brigadas Blanquiazules, grupo ultra del Espanyol que acudió custodiado al estadio.
A pesar de este antecedente, el dispositivo policial fue el habitual. "No era partido de alto riesgo, pero el dispositivo estaba montado como en todo partido de Primera. No se hizo nada extraordinario", apuntaban desde los Mossos.
Ayer, las altas instancias del club rojillo desconocían estos incidentes ocurridos en Cornellá y se sorprendían de que los ultras de Osasuna se hubieran desplazado a Barcelona, porque no constaba dentro del plan de seguridad del partido.
Los responsables de las peñas tienen intención de reunirse con el club y emitir un comunicado de protesta por lo ocurrido. El joven agredido no pertenece a ninguna peña, pero es muy conocido y en Tajonar, donde acude a presenciar muchos entrenamientos.
Josu P., socio de Osasuna desde el año 2000, de 24 años, narraba ayer, de regreso a Pamplona, lo que ocurrió el sábado cuando acudía a Cornellá, y que tardará en olvidar.
¿Qué pasó exactamente?
Estuvimos por la ciudad muy bien y al bajar del metro nos dijo la policía que ultras nuestros habían pegado a un chaval y estaba el ambiente caldeado. Entonces fuimos por otra calle distinta a la que veníamos y, al llegar a las inmediaciones del estadio, la policía vio que íbamos de rojo y nos recomendaron que nos tapáramos.
¿Iban con camiseta roja?
La mayoría de los que íbamos, sí. Somos un grupo de unos quince, y había de la peña Panoramix, pero yo no soy de ninguna peña. Justo nos estábamos tapando, pasamos por un bar con gente del Espanyol que nos miraba y no nos olió muy bien, y justo antes de entrar, me viene uno de frente, me pega un puñetazo, me tira al suelo y después me da una patada. Salieron corriendo.
¿Ellos iban identificados con los colores del Espanyol?
No, el que me dio llevaba gorra y una chaqueta hasta arriba.
¿Le dijo algo?
No oí nada, pero me comentaron que decía "putos vascos y puta Osasuna".
¿Cómo se encuentra?
Tengo una herida, pero sin puntos ni nada. Una marca sin más. Lo peor es el golpe moral.
¿Sintió miedo?
Miedo no, pero impotencia sí, porque te cuesta reaccionar. Vas a buenas a pasar el fin de semana, no te metes con nadie y te la lían. Las chicas sí me han dicho que pasaron miedo.
¿Qué pasó en el estadio?
Estábamos pocos y nos pusieron en el área de seguridad. La primera parte estuvimos bien, aplaudimos cuando lo de Jarque, y así. Ellos sólo nos amenazaban con que nos iban a cortar el cuello y poco más. En la segunda nos empezaron a tirar botellas de plástico de agua, sin tapón pero llenas, que bajaban a bastante velocidad. No nos dieron porque nos avisábamos y nos apartábamos. Se lo comentamos a los Mossos y nos dijeron que si salíamos para el minuto 15 nos acompañaban porque habían oído que nos iban a esperar a la salida del partido. Si nos quedábamos hasta el final, era con nuestras consecuencias. Cuando salió Tamudo, nos fuimos.
¿Cómo decidieron irse todos?
Los Mossos nos dijeron que no se hacían responsables de nosotros al final del partido y la mayoría decidió irse, alguno a regañadientes, porque había padres con críos. Nos acordonaron 15 policías con furgonas hasta la parada del metro.
¿Piensa ponerse en contacto con el club?
Sí, y creo que vamos a hacer algún comunicado con la peña Panoramix.
¿Había tenido algún problema?
No, he viajado muchas veces con el equipo, y es la primera vez que me pasa algo, y espero que la última. Yo seguiré viajando y yendo al Sadar como siempre.
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