El primer ministro polaco, Donald Tusk, condenó hoy la invasión del terreno de juego que protagonizaron ayer miles de hinchas tras la final de la Copa de Polonia, y que la UEFA ha criticado por la falta de seguridad en los estadios de este país.
El Gobierno estudia ahora adoptar "una acción decidida" ante lo sucedido ayer tras la victoria del Legia de Varsovia, con el objetivo de evitar que los aficionados sigan recurriendo con frecuencia a la violencia en los estadios de Polonia, que organizará la próxima Eurocopa 2012 junto a Ucrania.
El Ejecutivo polaco anunció meses atrás el endurecimiento de la legislación para evitar que estos "hooligans" accedan a los estadios, e incluso se ha planteado la posibilidad de realizar juicios rápidos en los propios recintos deportivos a través de videoconferencias.
Los acontecimientos que ayer empañaron el final de la Copa de Polonia se produjeron tras la tanda de penaltis, cuando el Legia de Varsovia se impuso al Lech Poznan por 5-4.
Miles de aficionados del Legia saltaron al terreno de juego para festejar la victoria con sus jugadores, que intentaban difícilmente retirarse a los vestuarios.
El comportamiento de los seguidores del Legia también provocó costosos destrozos en el estadio que acogió la final, el del Zawisza Bydgoszcz.
El Gobierno estudia ahora adoptar "una acción decidida" ante lo sucedido ayer tras la victoria del Legia de Varsovia, con el objetivo de evitar que los aficionados sigan recurriendo con frecuencia a la violencia en los estadios de Polonia, que organizará la próxima Eurocopa 2012 junto a Ucrania.
El Ejecutivo polaco anunció meses atrás el endurecimiento de la legislación para evitar que estos "hooligans" accedan a los estadios, e incluso se ha planteado la posibilidad de realizar juicios rápidos en los propios recintos deportivos a través de videoconferencias.
Los acontecimientos que ayer empañaron el final de la Copa de Polonia se produjeron tras la tanda de penaltis, cuando el Legia de Varsovia se impuso al Lech Poznan por 5-4.
Miles de aficionados del Legia saltaron al terreno de juego para festejar la victoria con sus jugadores, que intentaban difícilmente retirarse a los vestuarios.
El comportamiento de los seguidores del Legia también provocó costosos destrozos en el estadio que acogió la final, el del Zawisza Bydgoszcz.
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