Así lo señaló ayer el teniente coronel y comandante del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar del Estado de Rio Grande do Sul, Kleber Rodrigues Goulart, en una conferencia en el edificio anexo del Palacio Legislativo sobre "Seguridad en el Deporte. La experiencia de Rio Grande do Sul".
En el evento organizado por el Instituto de Formación Política y Gestión Pública (IDEAR) y el Instituto de Derecho Uruguayo-Brasilero (IDURBRA), Rodrígues Goulart reconoció que adentro de los estadios brasileños se venden y consumen drogas y señaló que muchos hinchas tratan de ingresar borrachos a los recintos deportivos.
Ante una audiencia compuesta por autoridades de la Asociación Uruguaya de Fútbol, periodistas deportivos y jerarcas policiales, el experto indicó que adentro de los estadios gaúchos opera la seguridad privada y la Policía se ocupa de situaciones de seguridad más complejas. "Hacemos operativos quirúrgicos. Creemos que la Policía no puede generar un tumulto mayor que el que quiere disolver", señaló.
Dijo que en Porto Alegre hay un registro de todos los hinchas y agregó que, antes de los partidos, estos deben reunirse a determinada hora y desplazarse por arterias de tránsito controladas y establecidas por la Policía Estatal.
En Brasil existe un Estatuto del Hincha que le otorga derechos y responsabilidades a los aficionados de todos los deportes aunque el reglamento está más pensado para los espectadores de partidos de fútbol.
Aquellos hinchas violentos, que generen incidentes en el estadio o en otra ciudad cercana, son detenidos por la Policía y luego llevados a un juzgado especial que funciona durante el partido en el propio escenario deportivo. Allí se encuentra el juez, el fiscal y el abogado defensor. Generalmente esta sede otorga sanciones a los hinchas de no poder ingresar a los partidos de fútbol durante cierto tiempo. En caso de que un aficionado viole ese fallo termina en la cárcel, dijo Rodrigues Goulart.
Hasta hace poco tiempo, aquellos hinchas que tenían prohibiciones o medidas dispuestas por el juzgado especial, debían presentarse en las comisarías de policías. Sin embargo, se constató que las comisarías no hacían un control estricto de esos fanáticos porque muchos de ellos luego eran encontrados en las tribunas.
Según relató Rodrigues Goulart, ahora los hinchas violentos sentenciados deben presentarse en el juzgado en los horarios de los partidos y esperar en una sala hasta la finalización del encuentro deportivo.
A diferencia de lo que ocurre en Uruguay, el jerarca policial relató que, en Brasil, la mayoría de las entradas a los estadios se venden por Internet donde el aficionado debe identificarse y luego se le otorga un lugar numerado en las tribunas.
Otra medida que toma la Policía brasileña es mantener reuniones periódicas con todos los actores que participan en un partido de fútbol -dirigentes, intendencia, empresas de transporte y árbitros, entre otros- para implementar medidas coordinadas con el propósito de incrementar la seguridad en el deporte. También señaló que aquellas hinchadas que no respetan directivas de la Policía son sancionadas y se les prohíbe ingresar sus bandas de músicas y banderas, elementos preciados por "torcedores".
Antes de la intervención de Rodríguez Goulart, el diputado blanco Jorge Gandini destacó la importancia de tomar otras experiencias en materia de seguridad, ya que lo que "pasa en otros países termina ocurriendo acá".
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