La grada joven empieza a ser un problema para el Valencia. La radicalización que está sufriendo la Curva Nord lleva de cabeza a más de uno. El comportamiento de esta zona de Mestalla en los últimos partidos, desconcierta. El malestar es evidente, pero dentro y fuera del colectivo. Y así se demostró ayer. Si la mañana fue movida, con asamblea incluida con pocas resoluciones, durante el partido esta zona de la grada se dedicó a animar al equipo, aunque de forma menos intensa de lo habitual. Cierto es que el partido no dio para mucho. Pero, aún así, la Curva Nord se mostró comprensiva con los jugadores y en ningún momento recriminó el compromiso de estos. No se produjo, a pesar de lo movida que había sido la junta matinal, ningún tipo de incidentes en la grada. Reinó la armonía. Aunque la realidad es que, entre las secciones que componen la grada de animación, se ha abierto una guerra con difícil solución. Al menos, de momento.
La situación, ya de por sí tensa en el último año, se agravó y evidenció hace unas semanas con la dimisión de Paco Rausell. Una situación, con descalificaciones personales incluidas, que desenvocó ayer en una asamblea a la que estaban citados los 1.800 socios de la Curva pero a la que sólo asistieron unos centenares. La asamblea ya empezó mal. La actual directiva, en funciones, rechazó las delegaciones de cientos de socios presentadas por una de las candidaturas a la presidencia y esto hizo que, el grupo, decidiera no participar en la reunión. Una situación que alteró los ánimos de unos y otros con cruce de amenazas y acusaciones.
Y es que, según el artículo 15 de los estatutos, los socios debían elegir entre ratificar a la actual directiva provisional o rechazarla. Y nada, o poco, se decidió. De momento, la convocatoria de elecciones queda congelada ya que la Agrupación, primero, deberá modificar sus estatutos. Lo que curiosamente se votó a mano alzada y condicionó algunos votos.
A lo largo de la junta, realizada en la sede de la Agrupación en un local muy cercano al nuevo Mestalla, se evidenció la fractura entre los partidarios del grupo que encabeza Fernando León (CN10Club) y la de Manuel Encinas como candidato pero liderada por Ramón Castro(Unión y Passió). La primera, consideran los segundos, cuenta con el apoyo en la sombra del Valencia. Y los segundos, piensan, que si los primeros se hacen con el mando de la Curva la personalidad de la misma se desvirtua. Rotura total. Tras más de cuatro tensas horas de reunión, y un impás para comer, los miembros de la Curva se dirigieron a Mestalla para, en una tarde más de partido, tratar de animar al equipo. El devenir del encuentro dio para pocos cánticos.
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