Los aficionados se presentaban en el feudo cordobés con una temperatura propia ya del invierno, que hacía olvidar aquellos 40ºC que vivieron en el partido de presentación del equipo. Llegaban las 18:00 horas y el estadio El Arcángel comenzaba a engalanarse con bufandas y banderas. Los aficionados cantaban el himno a capela a la salida de los jugadores al terreno de juego. Para muchos de estos seguidores era el momento que esperan con ansia cada fin de semana que el Córdoba CF juega en casa.
En la primera parte del encuentro el ambiente era atrayente y cada jugada local enganchaba al público asistente. Los aficionados cordobesistas empezaron a animar a sus jugadores e intentaban presionar al árbitro en cada jugada polémica. En los primeros minutos de juego, los cánticos eran los típicos de las dos gradas más animadas del estadio, 'Brigadas Blanquiverdes e Incondicionales'.
Tras el gol de Carlos Caballero de penalti, en la grada se podían escuchar comentarios como "para ir ganando 1-0, el partido está demasiado abierto", de boca de un aficionado. Pero no fue hasta el minuto 31 cuando Hidalgo, jugador del CE Sabadell, cortó con las manos una jugada cordobesista y el árbitro pitó falta y no amonestó al jugador. Fue en este preciso momento cuando el público empezó a entonar el 'fuera, fuera' contra el árbitro del encuentro.
Tras el paso del tiempo, la afición seguía animando constantemente, pero justo en el minuto 44 de esta primera mitad la hinchada comenzó a dedicarle cánticos al colegiado debido a que expulsó a Pedro con una rigurosa doble amarilla.
En la segunda parte el ambiente decayó, era diferente al de la primera mitad y se podía escuchar en la grada comentarios como “ahora a verlas venir” o “nos toca sufrir”. Hubo dos momentos en los que parecía que el ambiente volvía a ser como el de la primera parte, atrayente e ilusionante. El primero de ellos fue en el minuto 54, cuando sonó el himno del Córdoba CF gracias a los dos grupos que animan en la grada: 'Incondicionales y Brigadas Blanquiverdes'. El segundo momento más emotivo de esta segunda mitad fue la ovación que recibió Armando tras ir a presionar el balón hasta la línea de fondo rival.
Se llegó al final del encuentro y como es ritual, los jugadores devolvieron en forma de aplausos el cariño recibido en cada fase del encuentro por los asistentes al estadio.
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