La Liga de Fútbol Profesional de Francia (LFP) se reúne este lunes para examinar los incidentes que se produjeron este fin de semana en dos partidos, en particular entre el Olympique de Marsella y el Lyon, rival del Valencia en Champions. Los sucesos del Velodrome, junto con los enfrentamientos entre hinchas y fuerzas del orden al término del Bastia-Niza, han conmocionado al país vecino, cuyo fútbol se encuentra en pleno estado bélico.
El árbitro del Marsella-Lyon interrumpió el pasado domingo el duelo en dos ocasiones ante el lanzamiento de objetos por parte del público local. La primera se produjo en el minuto 57, cuando Mathieu Valbuena, exjugador del conjunto de Marsella, al lanzar en un córner se convirtió en la diana de un grupo de aficionados que le lanzaron botellas, entre las que había algunas de cristal. El centrocampista de origen español había sido acusado de "traidor" antes del arranque por los ultras locales, quienes le recibieron con un muñeco que identificaba al internacional galo ahorcado y mostrado desde la grada.
Una vez reanudado el juego, apenas pasaron otros cinco minutos hasta que el árbitro decidió detener el cronómetro al observar que el objetivo había pasado a ser el portero del Lyon, Anthony Lopes. Esta vez la interrupción duró una veintena de minutos, hasta que intervinieron los agentes antidisturbios, que se situaron en la portería de los visitantes.
En unas declaraciones que van a estar sobre la mesa de la LFP, Labrune se quejó de que "hay equipos, como el Lyon, que tienen costumbre de jugar 11 contra 10 y otros, como el Marsella, 10 contra 11. Con los penaltis, es lo mismo". El presidente del OM afirmó, además, que en los tres últimos encuentros con el Lyon, "se ha pitado un penalti imaginario y un olvido contra nosotros".
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