Estaba prevista otra oleada rojilla y no defraudó. Pero esta vez no fue solo de Osasuna. Los rojillos navarros y los locales se unieron para disfrutar de una jornada festiva. Más de mil osasunistas disfrutaron de otro viaje lleno de ilusión y diversión.
Desde bien entrada la mañana, la calle Dos de mayo se convirtió en el centro de encuentro para las aficiones de los dos equipos. Aprovechando el buen tiempo pese a ser invierno, la gente de Miranda de Ebro preparó unas patatas a la riojana (el año pasado fue paella) que triunfaron entre todos los que se acercaban.
A través de BetiGorri y de Gorriak On Tour, los rojillos desembarcaron escalonadamente en Miranda de Ebro con mucha tranquilidad. Se vio, por cierto, que el look de Martín con la gorra está calando entre la hinchada rojilla, ya que ayer se vieron bastantes. La ebullición no llegaría hasta la tarde. Por la mañana, entre la música y los ánimos calmados, las conversaciones se multiplicaban, especialmente enfocadas en la oferta del Dortmund por Mikel Merino, incluso con algún cántico de “Merino, quédate”.
Después de comer comenzaron los típicos cánticos de ánimo a un equipo que, pese a la goleada que encajó ayer, sigue alimentando las ilusiones de los rojillos. A eso de las 17.00 horas emprendieron el camino hacia el campo con diferentes paradas en la multitud de bares de la localidad que les recibían con los brazos abiertos.
PROBLEMAS PARA ENTRAR
Con todo el fondo agotado, el club local vendió entradas en otras localidades, pero bajo la premisa de que los aficionados no debían lucir ninguna prenda de Osasuna, amparándose en la seguridad. Algo que, pese a que esta típificado por ley, no deja de ser muy poco lógico. Cuando más rojillos se concentraban protestando, llegaron Vasiljevic y Sabalza. El presidente, una vez fue requerido por los aficionados, trató de ponerse en contacto con los mandatarios del club local para resolver el problema, ya que especialmente en algún caso tenían que quitarse casi toda la ropa que portaban. El presidente trató de solucionar el problema hasta el último momento, ya que entró al partido apenas cinco minutos antes de que empezase el partido.
Una vez dentro pudieron ver cómo se desplegaba una pancarta con el lema Graderio Sur solución ya. Los navarros desplazados no callaron ni un instante: animaron, protestaron y chillaron todo lo posible y más. Mientras que la grada local seguía con el hermanamiento, aunque alguno le insistió mucho a Martín en que cambiase su libreta y se comprase “una tablet”.
En definitiva, que la hinchada rojilla desplazada ayer hasta Miranda de Ebro se llevó un tremendo varapalo en forma de goleada. Sin embargo, a los jugadores de Osasuna nunca les faltó el aliento de una afición que, pese al tropezón, continúa ilusionada y preparada para más y mejores movilizaciones de aquí a final de temporada.
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