En mala hora se pusieron de acuerdo los delegados de la UEFA para decidir en la ciudad galesa de Cardiff el país (o países) que albergarán la Eurocopa de 2012. Aquella tarde de primavera (18 de abril) de 2007 dieron todas sus bendiciones para que Ucrania y Polonia organizaran la máxima competición de Europa de selecciones nacionales en detrimento de, entre otros, Italia.
Dos años después, la UEFA ha llegado al convencimiento de su error y cree que Ucrania, sumida en un colapso económico y social de muy difícil solución, al menos a medio plazo, no llegará al verano de 2012. Así pues, tanto el presidente del fútbol europeo, Michel Platini, como sus principales asesores, anunciarán pronto, a mediados de noviembre, el “doloroso descarte” de Ucrania. Mantienen en cuarentena a Polonia, cuyo fútbol se encuentra sumido en una ensaladera de escándalos de corrupción, aunque la coyuntura económica de los polacos propicia que los analistas mantengan su apuesta en la organización del evento de 2012.
Lo de Ucrania parecía una muerte anunciada. Las obras del estadio olímpico de Kiev, con capacidad para más de 83.000 personas, y designada sede de la final, se encuentran paralizadas. Más grave es la situación del estadio de la ciudad de Lviv, en Ucrania occidental, cuya situación financiera se halla en un bloqueo tan mayúsculo, que en estos momentos y a tres años vista, hace prácticamente imposible la terminación de un estadio con capacidad necesaria que albergue a las mejores selecciones de Europa.
Pero el problema principal no es el básico de un recinto deportivo. Lo grave de Ucrania es la infraestructura, la construcción de una red viaria adecuada para mover a miles de personas en el menor tiempo posible y con la mayor comodidad. Por ejemplo, no existen las autopistas que eviten la tortura que supone ahora recorrer los 469 kilómetros de distancia entre Kiev y Lviv. Las vías del Eurotren, de un coste aproximado de 500 millones de euros, y que conectaría con fluidez con Polonia, andan con gran retraso en su construcción.
Polonia también se encuentra en el disparadero pero en UEFA creen que los polacos llegarán a la fecha prometida, y tendrán en perfectas condiciones de revista los estadios de Varsovia (que es donde se jugará el partido inaugural), Poznan, Wroclaw y Gdansk. Un problema que preocupa y mucho a Platini y miembros de su ejecutiva es el radicalismo de los hinchas polacos, que protagonizaron una tremenda batalla campal durante un derbi local entre el Polonia y el Legia Varsovia, con un saldo pavoroso de más de un centenar de heridos y el arresto de 715 hinchas de ambos equipos.
El mes próximo, Martin Kallen, máximo ejecutivo de la Eurocopa, anunciará la decisión de la UEFA de ceder la responsabilidad organizativa de Ucrania en beneficio de Alemania, que tiene gran experiencia en eventos de máximo nivel y sus estadios, que albergaron el último Mundial (2006), todavía 'huelen a nuevo'.
Dos años después, la UEFA ha llegado al convencimiento de su error y cree que Ucrania, sumida en un colapso económico y social de muy difícil solución, al menos a medio plazo, no llegará al verano de 2012. Así pues, tanto el presidente del fútbol europeo, Michel Platini, como sus principales asesores, anunciarán pronto, a mediados de noviembre, el “doloroso descarte” de Ucrania. Mantienen en cuarentena a Polonia, cuyo fútbol se encuentra sumido en una ensaladera de escándalos de corrupción, aunque la coyuntura económica de los polacos propicia que los analistas mantengan su apuesta en la organización del evento de 2012.
Lo de Ucrania parecía una muerte anunciada. Las obras del estadio olímpico de Kiev, con capacidad para más de 83.000 personas, y designada sede de la final, se encuentran paralizadas. Más grave es la situación del estadio de la ciudad de Lviv, en Ucrania occidental, cuya situación financiera se halla en un bloqueo tan mayúsculo, que en estos momentos y a tres años vista, hace prácticamente imposible la terminación de un estadio con capacidad necesaria que albergue a las mejores selecciones de Europa.
Pero el problema principal no es el básico de un recinto deportivo. Lo grave de Ucrania es la infraestructura, la construcción de una red viaria adecuada para mover a miles de personas en el menor tiempo posible y con la mayor comodidad. Por ejemplo, no existen las autopistas que eviten la tortura que supone ahora recorrer los 469 kilómetros de distancia entre Kiev y Lviv. Las vías del Eurotren, de un coste aproximado de 500 millones de euros, y que conectaría con fluidez con Polonia, andan con gran retraso en su construcción.
Polonia también se encuentra en el disparadero pero en UEFA creen que los polacos llegarán a la fecha prometida, y tendrán en perfectas condiciones de revista los estadios de Varsovia (que es donde se jugará el partido inaugural), Poznan, Wroclaw y Gdansk. Un problema que preocupa y mucho a Platini y miembros de su ejecutiva es el radicalismo de los hinchas polacos, que protagonizaron una tremenda batalla campal durante un derbi local entre el Polonia y el Legia Varsovia, con un saldo pavoroso de más de un centenar de heridos y el arresto de 715 hinchas de ambos equipos.
El mes próximo, Martin Kallen, máximo ejecutivo de la Eurocopa, anunciará la decisión de la UEFA de ceder la responsabilidad organizativa de Ucrania en beneficio de Alemania, que tiene gran experiencia en eventos de máximo nivel y sus estadios, que albergaron el último Mundial (2006), todavía 'huelen a nuevo'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario