«Estoy ilusionado porque mi evolución va muy bien y si el escáner me sale correcto me podré marchar para Sevilla». Alejandro Merat Delso, el aficionado del Sevilla golpeado gravemente por los Ultra Boys antes del partido de El Molinón, que está ingresado en el Hospital Central, se mostraba ayer así de optimista, superando el grave susto que supuso la intervención quirúrgica en la cabeza a la que tuvo que ser sometido el domingo. Sus padres, Rafael y Graciela, y el resto de familiares estaban ayer desbordados por los medios de comunicación que querían saber del hincha del Sevilla, tras la entrevista el día anterior en LA NUEVA ESPAÑA.
Al mediodía de ayer Alejandro ya mostraba mucho mejor aspecto. El joven, de 17 años, se va recuperando de las secuelas del botellazo sufrido en la cabeza y de la urgente operación -con extracción de parte del cráneo sustituido por un trozo de titanio- para poder sacarle el peligroso coágulo que ponía en peligro su vida. «Ahora me duele ya menos la cabeza, me puedo mover mejor dentro de lo que cabe y, sobre todo, puedo ver bien con el ojo derecho, lo que me tuvo muy preocupado durante la agresión porque no veía nada. Aunque el ojo ahora lo noto como más inflamado», aseguraba este alumno del colegio sevillano de La Salle.
El joven no dejaba de masticar un chicle y su madre, Graciela Delso, explica que «se lo mandaron los médicos para que mueva constantemente la mandíbula porque si no podría quedarle paralizado un nervio de esa zona». El padre, Rafael Merat, camarero en Sevilla, pidió ayer que «se tomen medidas con estas cosas que son tan graves, sean del club que sean los aficionados, porque puede costar la vida».
Mientras tanto su hijo Alejandro recordaba que «soy un apasionado del fútbol y sobre todo practicante. Siempre fui delantero de marcar muchos goles y dicen que me parecía a Adriano, el del Inter. Ahora me gusta Negredo, de mi Sevilla, y también David Barral, del Sporting. La pena es que este botellazo me impidió ver el partido de El Molinón. Se ve que tengo la cabeza muy dura, porque ya de pequeño tuve fractura de cráneo al caerme de una silla», contaba.
Agentes de Policía estuvieron ayer en la habitación de Alejandro para conocer detalles de la batalla campal y la agresión que sufrió, para incluirlo en las investigaciones. De paso también le devolvieron el DNI que le habían tomado cuando le encontraron ensangrentado en la calle. Su madre insiste en que «Alejandro es bueno y tímido. En el colegio para actuar en la obra de teatro le tienen que empujar para que salga. No es como la gente piensa por internet. Está recibiendo muchas llamadas de ánimo y su correo está saturado».
Bengalas y artefactos pirotécnicos
Entre los efectos intervenidos por la Policía figuran varias bengalas y otros efectos pirotécnicos utilizados por los protagonistas de las agresiones.
Paraguas como armas
La Policía también intervino numerosos paraguas deteriorados, lo que hace sospechar que fueron utilizados en las agresiones, así como revistas con contenido extremista.
Cadenas de hierro, tornillos y picos
Entre los objetos más contundentes intervenidos por los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía figuran varias cadenas de hierro así como martillos y tornillos de grandes dimensiones.
Palos de madera
Los palos de madera, algunos de más de un metro, que los aficionados de ambos clubes utilizaron presuntamente para agredirse se cuentan por decenas.
Al mediodía de ayer Alejandro ya mostraba mucho mejor aspecto. El joven, de 17 años, se va recuperando de las secuelas del botellazo sufrido en la cabeza y de la urgente operación -con extracción de parte del cráneo sustituido por un trozo de titanio- para poder sacarle el peligroso coágulo que ponía en peligro su vida. «Ahora me duele ya menos la cabeza, me puedo mover mejor dentro de lo que cabe y, sobre todo, puedo ver bien con el ojo derecho, lo que me tuvo muy preocupado durante la agresión porque no veía nada. Aunque el ojo ahora lo noto como más inflamado», aseguraba este alumno del colegio sevillano de La Salle.
El joven no dejaba de masticar un chicle y su madre, Graciela Delso, explica que «se lo mandaron los médicos para que mueva constantemente la mandíbula porque si no podría quedarle paralizado un nervio de esa zona». El padre, Rafael Merat, camarero en Sevilla, pidió ayer que «se tomen medidas con estas cosas que son tan graves, sean del club que sean los aficionados, porque puede costar la vida».
Mientras tanto su hijo Alejandro recordaba que «soy un apasionado del fútbol y sobre todo practicante. Siempre fui delantero de marcar muchos goles y dicen que me parecía a Adriano, el del Inter. Ahora me gusta Negredo, de mi Sevilla, y también David Barral, del Sporting. La pena es que este botellazo me impidió ver el partido de El Molinón. Se ve que tengo la cabeza muy dura, porque ya de pequeño tuve fractura de cráneo al caerme de una silla», contaba.
Agentes de Policía estuvieron ayer en la habitación de Alejandro para conocer detalles de la batalla campal y la agresión que sufrió, para incluirlo en las investigaciones. De paso también le devolvieron el DNI que le habían tomado cuando le encontraron ensangrentado en la calle. Su madre insiste en que «Alejandro es bueno y tímido. En el colegio para actuar en la obra de teatro le tienen que empujar para que salga. No es como la gente piensa por internet. Está recibiendo muchas llamadas de ánimo y su correo está saturado».
Bengalas y artefactos pirotécnicos
Entre los efectos intervenidos por la Policía figuran varias bengalas y otros efectos pirotécnicos utilizados por los protagonistas de las agresiones.
Paraguas como armas
La Policía también intervino numerosos paraguas deteriorados, lo que hace sospechar que fueron utilizados en las agresiones, así como revistas con contenido extremista.
Cadenas de hierro, tornillos y picos
Entre los objetos más contundentes intervenidos por los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía figuran varias cadenas de hierro así como martillos y tornillos de grandes dimensiones.
Palos de madera
Los palos de madera, algunos de más de un metro, que los aficionados de ambos clubes utilizaron presuntamente para agredirse se cuentan por decenas.
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